En el escenario actual de las enfermedades transmitidas por vectores, el virus del Nilo Occidental se erige como una amenaza creciente en el territorio español. Este virus, transmitido principalmente por mosquitos y mantenido en la naturaleza a través de un ciclo de transmisión entre aves y mosquitos, ha encontrado en España un entorno propicio para su diseminación.
Las características ecológicas, climáticas y geográficas de la península, junto con la proximidad a áreas endémicas como África y Oriente Próximo, han facilitado su propagación, convirtiendo al país en una zona endémica de la enfermedad.
Progreso en el año 2010
Desde el año 2010, se ha detectado el linaje 1 del virus en diversas explotaciones equinas y aves, principalmente en las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León.
Este linaje ha sido el más común en el sur y centro de España, donde las condiciones climáticas y las rutas migratorias de aves han contribuido significativamente a su perpetuación. Sin embargo, en 2017, se produjo un hallazgo preocupante: el linaje 2 del virus fue identificado por primera vez en un azor común en la provincia de Lérida, Cataluña. Este linaje, previamente conocido por su presencia en Europa central, añadió un nuevo frente a la lucha contra esta enfermedad en el país.
Año 2020 en adelante
Durante el año 2020, se notificaron en España 139 focos en équidos, con una concentración notable en las provincias de Cádiz, Huelva, Sevilla y Ciudad Real. En estas regiones, el virus se ha consolidado de manera alarmante.
Además, en Cataluña, específicamente en las provincias de Lérida y Tarragona, se ha confirmado la presencia del linaje 2, detectado tanto en aves como en équidos, lo que indica una propagación más amplia de lo que se había anticipado inicialmente.
El año 2021 continuó mostrando la persistencia del virus en el territorio, con nuevos casos detectados tanto en équidos como en aves en las regiones mencionadas. No obstante, 2022 trajo un respiro relativo con una reducción en el número de focos, aunque todavía se reportaron casos en Badajoz, Cádiz, Valencia y Tarragona. A pesar de esta aparente disminución, el 2023 vio un resurgimiento con 38 focos en équidos y 19 en aves, incluyendo especies tan variadas como águilas imperiales, búhos reales y milanos reales.
Control y vigilancia
En términos filogenéticos, los estudios realizados sugieren al menos dos introducciones del virus en España desde otras regiones del Mediterráneo. Sin embargo, una vez establecido, el virus ha demostrado que no necesita nuevas introducciones para seguir propagándose, manteniéndose de forma endémica en la península ibérica. Actualmente, el linaje 1 domina en el centro y sur de España, mientras que el linaje 2 se concentra en el noreste, particularmente en Cataluña.
La vigilancia y control del virus en España se ha vuelto una prioridad, con un programa nacional que abarca desde la vigilancia en équidos y aves, hasta la captura y análisis de mosquitos, que son los vectores principales de la enfermedad.
El plan de vigilancia no solo incluye la monitorización de la fauna afectada, sino también la identificación de áreas de riesgo clave, como el Parque Nacional de Doñana, el Delta del Ebro y los humedales de Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares. Estas zonas, por sus características ecológicas y su importancia en las rutas migratorias de aves, son cruciales en la estrategia de control de la Fiebre del Nilo Occidental.
Este programa, activo principalmente desde marzo hasta finales de otoño, tiene como objetivo detectar la circulación del virus en animales y mosquitos lo antes posible. Este enfoque temprano permite a las autoridades de salud pública implementar medidas preventivas, como la desinsectación y la información a la población, para mitigar el riesgo de transmisión a humanos.
via Sergio Parra https://ift.tt/8qVHhUZ
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