viernes, 29 de junio de 2018
miércoles, 27 de junio de 2018
Viajes. La Liébana, el secreto mejor guardado de Cantabria
Escondida al pie de los Picos de Europa en el sudoeste de Cantabria y adornada con pueblos prendidos de las laderas, La Liébana es una comarca histórica bendecida por un clima benigno y una humilde belleza montañesa.
Nuestra ruta se inicia atravesando la inmensa cicatriz de piedra del desfiladero de La Hermida, uno de los cañones más impactantes de la Península Ibérica y puerta norte a la comarca cántabra. Desde su fondo, los farallones parecen engullir al viajero a cuyo paso se apresura un río Deva encajado entre paredones calizos a lo largo de 21 kilómetros. El pueblo que da nombre al desfiladero ofrece un descanso balneario gracias a sus aguas mineromedicinales, que ya eran apreciadas por los romanos y que manan a 60 ºC.
Cuando los farallones se abren surge Lebeña, pueblo con uno de los parajes más mágicos de la comarca: el llano, donde la estrella es Santa María de Lebeña. Este templo, uno de los más antiguos de Cantabria, fue abierto al culto el año 924. Con su belleza mozárabe, torre exenta y cementerio con estelas cántabras, aparece integrado en el paisaje. En su interior guarda una talla de la Virgen de la Buena Leche y una estela del siglo VI a.C. en el altar, adornada con símbolos solares.
Desde Lebeña en dirección al sur surge el valle de Bedoya. Antes de que se abriese la senda del desfiladero, la calzada romana era el único paso que lo atravesaba rumbo al mar Cantábrico. El pueblo de Castro Cillórigo, rodeado de castaños centenarios, se asienta sobre el campamento romano original. En Tama (a 2 kilómetros) la mirada se vuelve salvaje, ya que el Centro de Interpretación del Parque Nacional de los Picos de Europa invita a conocer la riqueza de esta reserva poblada por osos pardos, rebecos, lobos, urogallos y águilas reales.
A medida que se avanza hacia el corazón de la comarca, se entra en una zona vitivinícola peculiar. Gracias a un microclima surgido al abrigo de las montañas, abundan plantas mediterráneas como la vid y árboles insólitos en estas latitudes como olivos y alcornoques.
En dirección a Cabezón de Liébana conviene desviarse montaña arriba hacia Luriezo, un pueblito de cuidada arquitectura rural, distinguido por sus hórreos y por la enorme estela cántabra con inscripción del siglo IV integrada en el pórtico de su iglesia. Se puede culminar la visita con las vistas del valle que se contemplan desde la vecina aldea de Cahecho. Y después llegar a Piasca para deleitarse con los vestigios del monasterio románico de Santa María la Real.
Potes, el centro geográfico y capital de la comarca, distingue su casco antiguo con edificios notables y puentes arcaicos allí donde las aguas de los ríos Quiviesa y Bullón se entregan al Deva. La Torre del Infantado (siglo XIV), antaño esencial en la defensa del territorio y hoy sede del Ayuntamiento, y la Torre de Orejón de Lama son las únicas que perviven de las muchas que tuvo la villa. No ocurre así con las casonas que construyeron los oriundos ilustres y que aún conservan los escudos de sus fachadas en piedra.
La gastronomía cántabra
Los lunes en Potes es día de mercado, una cita perfecta para comprar productos gastronómicos como los famosos quesucos, el té de puerto y las legumbres de la tierra. También son muy apreciadas las fresas de Frama, pueblo a orillas del río Bullón y situado junto a un magnífico alcornocal. No se pueden olvidar el vino tostadillo, típico de La Liébana e idóneo para un final de comida, ni el orujo lebaniego, un aguardiente de destilación artesanal.
Seguimos remontando el río Quiviesa hacia el puerto de San Glorio (1.602 metros), paso natural a las tierras leonesas. En la ruta surgen otros bonitos núcleos a los que se puede acceder por senderos. Villaverde conserva un pajar circular y una lápida romana con un jinete y un caballo grabados junto a la puerta de la iglesia. Ledantes recuperó hace poco sus frescos renacentistas que habían permanecido ocultos bajo un retablo barroco; entre sus elementos de valor etnológico conserva una antigua prensa junto al arroyo que servía para golpear los tejidos y hacerlos resistentes.
Ledantes recuperó hace poco sus frescos renacentistas que habían permanecido ocultos bajo un retablo barroco
De vuelta a las orillas del Deva llega una de las joyas del viaje: el monasterio de Santo Toribio, un centro de peregrinaje con privilegios comparables a los de Jerusalén y Santiago de Compostela. Situado en la falda del monte Viorna, en él vivió y escribió un monje del siglo VIII hoy conocido como el Beato de Liébana.
El Deva riega las huertas del valle de Camaleño, donde se erige la ermita de San Pelayo, uno de los edificios románicos más antiguos de la comarca. A medida que se avanza hacia la cabecera del río, el valle se encrespa y regala bellas estampas montañesas como la de Mogrovejo, con su torre medieval. En Treviño, otro pintoresco pueblo, se puede dormir en la antigua casona de los condes de la Cortina, hoy transformada en un alojamiento rural.
Al pie del pico Coriscao (2.235 metros), frontera con León, Las Ilces conserva viejos hórreos envueltos por hayedos. La huella de ilustres linajes pervive en las casonas de Espinama, donde el río Nevandi vierte sus aguas al Deva. Desde este pueblo una ruta ganadera alcanza los puertos de Aliva y la ermita de la Virgen de la Salud, venerada el 2 de julio con una romería.
Por la misma carretera que sube al mirador de Fuente Dé, se alcanza la cabecera del río Deva y la coqueta aldea de Pido. Se trata de la más alta del valle de Camaleño que, además, se ha hecho famosa por elaborar algunos de los quesos más sabrosos de la comarca.
Fotografías: Juan Carlos Muñoz; Gonzalo Azumendi; Age Fotostock
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Pachinko. Planes para disfrutar de San Sebastián con niños, mejor destino familiar urbano de España en 2018
Decía Ortega y Gasset que la belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora, aunque eso no suele suceder con San Sebastián. La capital guipuzcoana era una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra familia en Euskadi, especialmente porque todos los que nos habían hablado de Donosti la ponían por las nubes. Temíamos que esas altas expectativas nos jugaran una mala pasada, pero esos miedos infundados desaparecieron en un santiamén. Afortunadamente sentimos pronto el flechazo y entendimos a la perfección los motivos de tanta alabanza.
Donosti son sus amplias avenidas y la Concha. La oda a la gastronomía que son los pintxos (especialmente la gilda) y su ambiente sofisticado. El sentirse la ciudad más bonita del mundo o tomar un helado viendo los fuegos artificiales desde la bahía. Las vistas desde el Monte Igueldo y su incesante actividad cultural. Todo eso y mucho más porque también es una capital perfecta para visitar en familia. Acompáñanos en este fantástico paseo en el que vamos a recomendarte qué ver y hacer en San Sebastián con niños.
San Sebastián, mejor destino familiar urbano de España en 2018
La plataforma experta en alquiler vacacional HomeAway acaba de premiar a San Sebastián como el mejor destino familiar urbano de España en 2018. No ha sido un camino fácil, ya que se ha impuesto a los otros cinco finalistas de su categoría en una votación en la que han participado más de 3.000 familias usuarias de este portal en función de su propia experiencia. Conil de la Frontera (Cádiz) ha sido escogido como mejor destino de costa y Jarandilla de la Vera (Cáceres) como mejor destino rural. El objetivo de esta iniciativa era premiar el esfuerzo que de todas estas localidades en lograr que sus visitantes pasen unas vacaciones memorables en compañía de los suyos.
La elección de los ganadores se ha realizado mediante votación online y ha englobado a un total de 18 candidatos elegidos previamente a través de las redes sociales (de una selección previa de más de 70 propuestas). Los candidatos se han repartido en tres categorías diferentes: municipios enclavados en la costa, urbanos y en entornos rurales. Cada uno de ellos ha sido elegido por las familias usuarias de HomeAway porque cumplen con seis indicadores específicos que las familias españolas consideran fundamentales a la hora de elegir su destino vacacional. Enhorabuena a los tres Destinos Family Friendly España 2018.
Disfrutar del icónico Peine del Viento
Cuando comenzamos a explorar una ciudad con los niños solemos visitar primero uno de sus lugares más característicos o buscar uno de sus miradores para empezar a situarnos. Nuestro objetivo inicial era el Parque de Atracciones Monte Igueldo, pero no nos pudimos resistir a pasear hasta el final de la playa de Ondarreta y disfrutar de la mítica colección de esculturas de Eduardo Chillida. El Peine del Viento no defrauda, tiene una energía única que lo convierte en un rincón muy especial. Su consonancia con el Cantábrico es extraordinaria. No obstante, lo que más llamó la atención de los niños fueron los respiraderos que hay sobre el espigón y que escupen fuertes corrientes de aire provocando carcajadas y muecas divertidas en sus rostros. Fue muy complicado abandonar un lugar con tanto magnetismo.
Divertirse en el Parque de Atracciones Monte Igueldo
Una apuesta segura. Para empezar el trayecto en funicular les suele encantar a los niños y cuando llegan a la cima y descubren el Parque de Atracciones Monte Igueldo saben que van a pasar un buen rato. El lugar está emplazado en un enclave privilegiado que te regala unas vistas magníficas de San Sebastián y su bahía. El parque es todo un clásico, ya que fue inaugurado en 1912. Su estética y alguna de sus atracciones nos recordó a la de un lugar tan emblemático como el Tívoli de Copenhague. A los peques les encantó deslizarse por los toboganes gigantes, soltar adrenalina por la temida montaña suiza, perderse por la casa del terror o hacer un rato el cabra con los autos de choque. Existen hasta 20 opciones para pasar un buen rato en este lugar histórico para los donostiarras que en 2014 fue nombrado Conjunto Monumental.
Pasear o darse un chapuzón en la Playa de la Concha
A los que venimos del Mediterráneo y sus aguas templadas nos da un poco de respeto eso de meter el piececito en el Cantábrico. Sin embargo, nuestra visita a San Sebastián coincidió con unos días de calor fabulosos que invitaron irremediablemente al chapuzón en la Playa de la Concha. No tuvimos que pensarlo demasiado y nos unimos a los muchos bañistas que ese día se relajaban en una de las playas urbanas más hermosas de Europa. Si el tiempo no acompaña (aunque siempre hay valientes que no perdonan su baño) es una gozada caminar por la arena o por el paseo marítimo.
Explorar los fondos marinos en el Aquarium San Sebastián
Y no dejamos el mar, ya que Donosti tiene este medio muy presente. Una forma muy entretenida de explorarlo es visitando el precioso Aquarium San Sebastián, considerado uno de los mejores museos oceanográficos de Europa. Está emplazado en el Muelle muy cerquita de la Parte Vieja y se accede a través de una caminata muy agradable. Lo cierto es que nuestros hijos han tenido la oportunidad de visitar muchos acuarios, pero éste nos gustó por su buena distribución y su túnel de 360º en el que puedes ver muy, muy cerca varias especies de tiburones o mantas. De ese modo, la visita se hace muy amena y liviana para los niños que van señalando sin cesar los tanques de las medusas o peces tropicales. Existen unas 200 especies de distintos ecosistemas marinos.
Descubrir la Parte Vieja de San Sebastián mientras juegas
Hagoos es una de las agencias de viajes especializadas en familias más prestigiosas de España. Curiosamente son de San Sebastián y han elaborado una fantástica guía de juegos para descubrir la Parte Vieja de Donostia. Para los adultos es una gozada pasear por el centro de la ciudad, ya que está repleto de joyas arquitectónicas que evocan a los años dulces del modernismo. Los aledaños entre la Avenida de la Libertad y el Boulevard Zumardia son perfectos para ir de pintxos o de compras. Un poco más al norte queda la preciosa Plaza de la Constitución o Basílica de Santa María del Coro, mientras que al sur está emplazado el Puente de María Cristina o la Catedral del Buen Pastor. El paseo, ya de por sí entretenido, es mucho más agradable para los niños si van superando las pruebas que le propone la magnífica guía de Hagoos.
Y por supuesto… disfrutar de la mejor gastronomía
La playa de la Concha, un partido de la Real Sociedad o el Festival Internacional de Cine de San Sebastián son meras anécdotas si lo comparamos con la gastronomía de Donosti. En pocos lugares del mundo se puede comparar la oferta culinaria de esta ciudad y sus alrededores. 16 estrellas Michelín, sidrerías y bares de pintxos atraen cada año a miles de aficionados del buen yantar a la capital guipuzcoana. A nosotros nos encanta probarlo todo y nuestros hijos a pesar de tener 7 y 4 años comen como campeones.
En un contexto así no podíamos desaprovechar la ocasión e hicimos una incursión a la Parte Vieja para ir de poteo en familia. Nos dejamos aconsejar por los locales y adoptamos su tradición de 1 bar 1 pintxo. En cada uno pedimos un zurito de cerveza o un vino (a los niños refrescos o agua). Además, nos dijeron dos buenos trucos. Por una parte, los bares con mucha luz, cartelitos con los nombres de los platos o banderillas de colores… no son nada auténticos ¡huye! Los bares llenos de gente mayor o muy mayor son garantía de buenos pintxos. Algunos de los más especiales en la Parte Vieja son Paco Bueno y su garbadina, Casa Urola, el Gandarias y su mítico pintxo de solomillo, La Viña para catar su tarta de queso o el bar Portaletas.
Otra experiencia gastronómica que recomendamos encarecidamente es la de ir a una sidrería. Nosotros tuvimos la suerte de visitar Petritegi en Astigarraga, ubicada a sólo cinco minutos de San Sebastián en coche. Lo interesante de este lugar es que antes de la cena los niños pudieron ver cómo funciona el proceso natural de fabricación de la sidra (o el mosto) y ayudar en las tareas de la recogida de la manzana dentro de sus talleres infantiles y actividades en familia. La sidrería está en un entorno precioso rodeado de manzanos y con un caserío de los de toda la vida.
Luego la cena en Petritegi es un auténtico espectáculo. Los adultos pudimos degustar diversas variedades de sidra natural que el “txotxero” nos escanciaba directamente desde las botas mientras los niños salieron entusiasmados con el sabor intenso del zumo de manzana natural. El menú es un clásico con su tortilla de bacalao, el bacalao frito con pimientos, la txuleta y de postre queso, membrillo, nueces, tejas y cigarrillos. El ambiente es extraordinario y la comida increíble. ¿Qué más se puede pedir?
Cómo llegar a San Sebastián
La forma más rápida y sencilla de llegar hasta Donosti es en avión. Actualmente sólo hay vuelos regulares desde Madrid y Barcelona hasta el Aeropuerto de San Sebastián, así que mucha gente opta por volar al Aeropuerto de Bilbao y luego ir por carretera hasta la capital guipuzcoana. Nosotros desde Alicante volamos con Vueling hasta Bilbao ya que es la segunda base operativa de esta aerolínea en España con más de 20 destinos.
Una vez has aterrizado en el Aeropuerto de Bilbao tienes varias opciones para llegar hasta San Sebastián emplazado a unos 100 kilómetros. La más barata es en un autobús que llega hasta la plaza Pío XII de la capital guipuzcoana y que también dispone de parada en Zarautz. El precio de este servicio es de 17,10 euros. Otra buena opción reservar aquí tu coche de alquiler para moverte por Euskadi.
¿Te han gustado nuestras propuesta divertidas para descubrir Donosti en familia? Nos recomiendas otros planes para ver y hacer en San Sebastián con niños?
Galería de fotos de San Sebastián
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Pachinko. Qué ver en Cuenca: lugares imprescindibles para visitar en esta ciudad Patrimonio de la Humanidad
Cuenca abstracta, pura, de color de plata, de gentiles piedras, hecha de hallazgos y de olvidos -como el mismo amor-, cubista y medieval, elegante, desgarrada, fiera, tiernísima como una loba parida, colgada y abierta; Cuenca, luniosa, alada, airada, serena y enloquecida, infinita, igual, obsesionante, hidalga; vieja Cuenca. Camilo José Cela.
Hay ciudades que tienen alma propia, una personalidad muy marcada que la hacen única e irrepetible. Sus señas de identidad pueden haber sido definidas por una naturaleza desbordante, un conjunto patrimonial envidiable o quizás algún elemento atípico que genere admiración entre los viajeros. En el caso de Cuenca es imposible quedarse con un solo motivo, porque tiene todas estas características y muchas más. La geografía, en principio hostil para los conquenses, ha provocado que se aproveche al máximo el poco espacio que las hoces de los ríos Júcar y Huécar dejaban a sus habitantes, generando lugares y elementos hoy en día icónicos.
Entre estos se encuentran el singular Puente de San Pablo, las celebérrimas Casas Colgadas, los “rascacielos del barrio de San Martín” o miradores de vértigo que te regalan unas vistas de infarto del cerro rocoso que se difumina en decenas de senderos sobre las hoces. Esta ciudad castellanomanchega es de esas que tienes que visitar al menos una vez en la vida así, que vamos recomendarte qué ver y hacer en Cuenca.
¿Cómo llegar a Cuenca?
Aunque dependerá de la zona en la que vivas, la forma más rápida y eficaz de llegar a Cuenca es en tren de alta velocidad. La Estación de Cuenca-Fernando Zóbel fue inaugurada en 2010 y actualmente es una de las paradas de las líneas Madrid-Valencia, Madrid-Albacete, Madrid-Alicante, Madrid-Castellón de la Plana, Alicante-Gijón y Sevilla-Valencia. Desde la Estación de Cuenca-Fernando Zóbel al centro de la ciudad puedes llegar en la línea 1 del autobús urbano o bien coger un taxi cuyo precio fijo es de 12 euros.
No obstante, la mayoría de los viajeros que visitan esta ciudad lo suelen hacer en sus vehículos particulares. Por carretera, Cuenca está a menos de dos horas en coche de Madrid o a unas dos horas y cuarto por la A3 desde Valencia.
¿Cuántos días me recomiendas estar en Cuenca?
Siempre decimos que la duración de la estancia en una ciudad depende del tiempo del que disponga cada viajero o si ese destino es el epicentro del viaje o se van a visitar varios lugares en una sola escapada. La mayoría de turistas cometen el craso error de visitar Cuenca en un día o como máximo pernoctan una noche. Nosotros creemos que el mínimo razonable de tiempo serían unas 72 horas, más si te animas a descubrir los atractivos de la cercana Serranía de Cuenca.
Lógicamente en este periodo de tiempo sólo te vas a llevar una pincelada de lo que significa esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, ya que tiene tantos lugares interesantes para ver que siempre te marcharás con la sensación de que te has quedado muy corto. No obstante, siempre decimos que es bueno dejar alguna visita para el próximo viaje.
¿Qué comer en Cuenca?
No descubrimos la luna si decimos que en España se come de maravilla en todas partes… y Cuenca no es una excepción. Su gastronomía es contundente y de sabores intensos con mucha personalidad. De hecho, esta ciudad castellanomanchega fue candidata a convertirse en Capital Española de la Gastronomía 2018. En los restaurantes y bares típicos de la capital conquense tienes que probar sí o sí delicias autóctonas como el morteruelo, los zarajos, el ajoarriero, un delicioso postre como el alajú o el resolí que es un licor típico de la zona.
Algunos locales de Cuenca que nos gustaron fueron el Restaurante San Juan Plaza Mayor, el Asador María Morena, el Restaurante Convento de San Pablo en el Parador de Cuenca, la barra del Bar Restaurante La Ponderosa, el Trivio o La Casita de Cabrejas a escasos 10 minutos de la capital.
¿Dónde dormir en Cuenca?
Cuenca y sus alrededores tiene una buena oferta de alojamientos de todo tipo y de varios precios. Albergues, hostales, pensiones, un boom de apartamentos turísticos, casas rurales y por supuesto hoteles. No obstante, si quieres tener una estancia de cuento, os recomendamos encarecidamente que os quedéis en el Parador de Cuenca. El edificio que alberga este alojamiento está emplazado en un antiguo Convento de los Padres Dominicos fundado en 1523 por el canónigo Juan del Pozo y Pino. Un lugar cargado de historia que este año celebra el 25 aniversario de su apertura.
Otra buena alternativa a pocos minutos de la ciudad de Cuenca es la ya mencionada La Casita de Cabrejas, un hotel con encanto donde combinar la tranquilidad del campo con la posibilidad de soltar adrenalina en su complejo de aventura. No obstante, aquí puedes buscar los mejores hoteles para tu estancia en Cuenca.
¿Qué ver y hacer en Cuenca?
Los conquenses se han caracterizado a lo largo de la historia por reinventarse una y otra vez aprovechando al máximo el poco espacio que les dejaba la naturaleza. Hasta el viajero más experimentado se asombrará al cruzar el Puente de San Pablo y ver una colección de casas que sobresalen sobre un cerro rocoso jalonado por las hoces de los ríos Júcar y Huécar.
Se trata de una capital adorable que conserva ese halo de lugar tranquilo en el que te puedes perder sin rumbo fijo buscando los símbolos y las huellas que ha dejado la historia en sus calles, edificios y cerros. Estas son nuestras recomendaciones sobre qué ver y hacer en Cuenca:
- Era imposible no empezar por las célebres Casas Colgadas de Cuenca. Se trata de un reclamo universal que encandila a viajeros y curiosos que llegan de todos los confines del planeta. Hace unos años la ciudad castellanomanchega inspiró los escenarios del anime japonés “So・Ra・No・Wo・To”. Sin embargo, estos peculiares edificios no fueron concebidos pensando en los turistas ni viajeros, sino para aprovechar el poco espacio que le quedaba a la ciudad al borde de las Hoces del Río Huécar en el siglo XIV. Actualmente sólo quedan tres Casas Colgadas y dos de ellas se puede visitar por dentro, ya que acogen en su seno el interesante Museo de Arte Abstracto Español de la Fundación Juan March.
- Uno de los mejores lugares para disfrutar de las Casas Colgadas es el Puente de San Pablo, una construcción de 106 metros de longitud que une las dos partes de la ciudad separadas por el río Huécar. El diseño actual de hierro y madera data de principios del siglo XX, ya que el anterior de piedra (construido en el siglo XVI) acabó demolido por su estado ruinoso en 1895. Se trata de uno de los miradores más privilegiados de Cuenca.
- Desde el Puente de San Pablo, y una vez se han visto las Casas Colgadas, puedes acceder en pocos minutos andando hasta la Plaza Mayor donde destacan su Ayuntamiento barroco erigido sobre tres arcos de medio punto y la preciosa Catedral de Santa María y San Julián. La visita a este imponente templo merece mucho la pena. Los conquenses la consideran la primera catedral gótica de España (un título que también se atribuye la Catedral de Ávila), ya que se empezó a construir a finales del siglo XII. No obstante, como ha sucedido con la mayoría de catedrales, entre sus muros se han acometido varias restauraciones posteriores y actualmente es una mezcla de estilos góticos, barrocos y neogóticos. Además del altar mayor, las capillas que hay al fondo son de lo más interesante, así como las peculiares vidrieras que a penas tienen 25 años. Además de la Catedral, el Ayuntamiento o el Convento de las Petras (s. XVI), los aledaños de la Plaza Mayor están repletos de bares y pubs para disfrutar de la noche conquense.
- Tras disfrutar de la Plaza Mayor y sus monumentos, os recomendamos que deis un paseo por la contigua y ladeada calle Alfonso VIII. Se trata de una de las vías más peculiares y vistosas de Cuenca gracias a los vivarachos colores con los que están pintadas las fachadas de sus casas. Lo curioso es que esas casas de 4 ó 5 pisos como máximo, son conocidas por su parte posterior como “los rascacielos del barrio de San Martín” ya que podían tener hasta una decena de alturas encaramadas sobre las hoces. Ya hemos dicho que los conquenses son auténticos maestros aprovechando el espacio que les dejaba la naturaleza y estos “rascacielos” son buena prueba de ello.
- Relativamente cerca de estos “rascacielos” queda el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha. Se trata de un espacio en el que sentir, tocar, experimentar y aprender es muy fácil. Emplazado en un conjunto de edificios medievales, este interesante museo dispone de mil y un artilugios para conocer de primera mano como se sienten los astronautas dentro de estación espacial internacional, cómo actúa la gravedad en distintos planetas del universo o viajar al pasado y futuro de la Tierra. Además, si te gusta contemplar el firmamento, puedes hacerlo desde su espectacular planetario construido en una cúpula de 100 metros de diámetro. La observación de las estrellas es uno de los platos fuertes de la zona, ya que la Serranía de Cuenca es el primer destino ‘Starlight’ de Castilla-La Mancha.
- Si antes habíamos descendido desde la Plaza Mayor hasta la calle Alfonso VIII, ahora podemos tomar justo la dirección contraria para llegar a la parte alta de la ciudad. Allí se encuentran las ruinas del Castillo de Cuenca que además nos regalan una de las mejores vistas de la ciudad y de sus hoces. Actualmente sólo quedan en pie un muro y un arco de la fortaleza, pero sigue siendo uno de los lugares privilegiados para disfrutar de un atardecer.
- Otro mirador privilegiado de Cuenca es el espectacular Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA). Además, de una imagen muy diferente de Cuenca el MUPA exhibe piezas realmente únicas halladas en el entorno de esta ciudad catellanomanchega. La estrella de a colección es, sin duda, el “Concavenator Corcovatus” una especie de reptil prehistórico de unos 6 metros de altura al que se le conoce cariñosamente como “Pepito”.
- Aunque está emplazada a unos 30 minutos de Cuenca, la Ciudad Encantada es uno de los mayores reclamos naturales de la provincia y un complemento ideal a la ciudad. Sus curiosas formaciones, que la erosión kárstica ha provocado sobre la piedra caliza, asombran a propios y extraños. La visita trascurre por un sendero circular de unos 3 kilómetros sin demasiadas complicaciones.
- Otro de los lugares imprescindibles de la Serranía de Cuenca es el Nacimiento del Río Cuervo. Se trata de un enclave que puedes visitar durante todo el año. La zona es de muy fácil acceso, pues desde el párking hay sólo unos 300 metros hasta sus magníficos saltos de agua donde los niños disfrutarán de uno de los paisajes más bellos de Cuenca. El entorno es de un valor ecológico extraordinario, ya que en él habitan muchísimas aves como gavilanes, azores, águilas culebreras, mirlos acuáticos o mamíferos y especies acuáticas. Además, para acceder a los saltos de agua simplemente tendrás que caminar por unas pasarelas rodeadas de un bosque de pino silvestre donde se pueden ver otras especies como acebos, tilos y arces o 19 clases distintas de orquídeas. En este artículo puedes descubrir algunos de nuestros sitios favoritos de la Serranía de Cuenca.
¿Qué lugares te quedaste con ganas de ver en Cuenca?
Pese a que nuestra estancia en Cuenca ha sido bastante completa, siempre se quedan algunas cosas en el tintero. Cuando terminan los viajes siempre hay alguien que te recomienda algún lugar que no viste, aunque así siempre tendrás una excusa para regresar. Quizás lo que más nos hubiera gustado hacer es tener tiempo para recorrer los senderos de sus hoces y descubrir como el tiempo ha ido cincelando el principal entorno de la ciudad.
También nos apetecería subir a la Torre de la Mangana, acercarnos hasta el Monumento Natural de Las Torcas de Palancares o el yacimiento arqueológico romano de Segóbriga. Lo cierto es que no nos preocupan demasiado estas ausencias porque seguro que volvemos a este precioso destino turístico. Para los neófitos es más que recomendable contratar alguna excursión guiada con Cuenca Viajes o EcoExperience.
¿Cómo moverse por Cuenca?
Lo cierto es que la orografía de Cuenca es un tanto peculiar, pero sus principales atractivos se pueden descubrir perfectamente a pie. No obstante, si quieres ahorrarte alguna cuesta o tienen problemas de movilidad puedes utilizar las Líneas Urbanas de Cuenca para desplazarte en autobús.
¿Te han gustado nuestras recomendaciones sobre qué ver y hacer en Cuenca? ¿Cuáles son los lugares que más te han gustado de esta preciosa ciudad castellanomanchega? Cuéntanoslo en los comentarios. Tienes más información sobre todos estos lugares en la página web de Turismo de Castilla La Mancha.
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