Por muy pequeño que sea un país, una región, una ciudad o un pueblo siempre tiene una tradición culinaria que forma parte de sus signos de identidad y lo diferencia de sus vecinos. Se trata de recetas que han pasado de generación en generación y que tradicionalmente han tenido como máximo exponente aprovechar muy bien todos los recursos que les ha regalado su entorno, por muy hostil que éste fuera. En Andorra, lógicamente ha sido la montaña la que ha dotado de ingredientes a sus fogones y ese carácter pirenaico todavía se puede saborear en cada plato.
Guisos contundentes, embutidos, carnes de caza o bayas y frutos silvestres con los que se elaboran postres deliciosos son algunos de los elementos con los que te toparás en las cocinas andorranas y que, además. vienen como anillo al dedo para recuperarse de una jornada de esquí o de caminata por la montaña. Acompáñanos en este recorrido culinario en el que vamos a recomendarte 5 experiencias gastronómicas que tienes que vivir en Andorra.
Degustar los platos típicos de Andorra en un borda
Escuchar el crujir del fuego en una típica borda andorrana es casi tan reconfortante como probar sus platos para entrar en calor. La borda es el restaurante donde probar la cocina tradicional andorrana y muchos de ellos tienen emplazamientos alucinantes a las afueras de los pueblos porque eran los lugares donde se guardaba el ganado para protegerlo de los rigores del invierno. La gran mayoría son caserones que todavía conservan ese aire de antaño donde las hogueras calientan a sus clientes mientras esperan degustar algunas de las recetas de toda la vida.
Aromas y sabores contundentes se mezclan en platos como el trinxat (un plato elaborado con col, patata, ajo y tocino) o la escudella, un guiso donde se mezclan distintos tipos de carnes, butifarras, pasta, legumbres y verduras capaz de resucitar a un muerto. También es muy recomendable probar en una borda las carnes y embutidos de primerísima calidad, las hortalizas, las legumbres, platos como los canelones, sopas de cebolla y cuando es temporada las setas. Para despedir la comida debes probar postres como la crema andorrana o la mel i mato (requesón con miel). El Principado está repleto de bordas, a nosotros nos gustó especialmente la Borda Raubert en La Massana, aunque echa un vistazo a las recomendaciones de la web de Visit Andorra.
Alta cocina con productos kilómetro 0
Comer en una borda es imprescindible en un viaje a Andorra, aunque aquellos que gusten una cocina más elaborada para sus vacaciones sin renunciar a los productos de kilómetro 0 también tendrán opciones interesantes. El chef Christian Zanchetta fue uno de los impulsores de la nueva cocina andorrana al frente del restaurante Aquarius de Caldea, una aventura que terminó en 2009 y que plantó muchas semillas para concebir lo que hoy en día es la alta cocina del Principado. Hay restaurantes de mucho prestigio como pueden ser los del Sport Hotel Hermitage & Spa 5* con creaciones de Nandu Jubany o Hideki Matsuhisa, el Restaurant Can Manel en Andorra La Vella, És Andorra en el Andorra Park Hotel o el Restaurante Gastronómico del Hotel Casa Canut.
Sin embargo, una de las propuestas que más nos gustó fue el de L’Enoteca en Escaldes-Engordany. Cocina que combina a la perfección las recetas tradicionales con las técnicas más vanguardistas con productos de mercado o proximidad. El local es relativamente pequeño y goza de un ambiente muy agradable. Mención especial merece su espectacular bodega con referencias de todo el mundo. El menú degustación merece mucho la pena, pero si no puedes tirar de algunos clásicos del pica-pica como el huevo frito sobre patata picada y foie, sus espectaculares ensaladas, las carnes de primera o los pescados siempre del día.
Elabora tu propia mermerlada en El Pastador
Sònia Cano Sansa es la creadora de las mermeladas ecológicas El Pastador. Esta funcionaria andorrana dejó su vida anterior para volver a sus raíces que se encontraban en la pequeña aldea de Sispony perteneciente a la parroquia de La Massana. Allí se encuentra Casa Joanet una finca que perteneció a su abuelo y que ahora es el epicentro de El Pastador. En esta antigua casa de pagés se elaboran de manera tradicional unas 25 variedades de mermeladas, confituras, jaleas y chutneys 100 % naturales, sin conservantes ni colorantes. Desde las clásicas manzana, mora o frambuesa, a las más atrevidas de guindilla picante… las creaciones de Sònia están para chuparse los dedos. Todas las recetas son originales y el resultado es de una grandísima calidad.
Nosotros pudimos probar algunas de sus joyas, pero también de meternos en el obrador de El Pastador donde tuvimos la oportunidad de pasar una tarde aprendiendo de una maestra de las confituras como Sònia. Y es que además de disfrutar de sus dulces recetas, El Pastador ofrece muchísimos cursos y talleres para ver cómo se elaboran estas deliciosas recetas. No hace falta que seas ningún experto, simplemente tienes que seguir los pasos y divertirte creando tu propia mermelada. Sin duda, una experiencia muy recomendable.
Prueba el vino de altura de Casa Auvinyà en Andorra
Los entendidos en la materia saben que es muy complicado elaborar vino a ciertas alturas, así que la aventura de Casa Auvinyà tiene muchísimo mérito. Las vides de esta pequeña bodega familiar están ubicadas en varias parcelas escarpadas que rondan los 1.200 metros de altitud cerca del bosque de la Rabassa en Auvinyà (Sant Julià de Lòria). Las condiciones no son las más apropiadas para la viticultura, pero ésta es una de las principales motivaciones del proyecto: descubrir que variedades aguantan mejor los rigores del clima andorrano y su cultivo en un entorno muy especial. En pocos años, este proyecto familiar ha conseguido tener 5.000 cepas plantadas, entre variedades blancas y negras, con una producción de 3.000 botellas entre los dos vinos tintos Evolució Pinot, Evolució Syrah y el vino blanco Imagine.
Para poder conocer su historia de primera mano, se organizan visitas guiadas a la bodega Casa Auvinyà. Es muy interesante descubrir cómo comenzó este proyecto de elaboración de vinos en altura y cómo fueron seleccionando las variedades de cepas a más de 1.200 metros de altura. El paseo entre viñedos de Pinot noir, Pinot gris, Syrah o Viognier es muy agradable, especialmente con las vistas a los valles de Andorra siempre presentes. Es imprescindible concertar la visita con antelación y el máximo son 10 personas por grupo.
Cena típica andorrana en un iglú y Après Ski
Una propuesta cuanto menos diferente y en la que tienes que estar muy preparado para aguantar el frío. El Iglú Hotel de Grandvalira está emplazado a 2.350 metros de altura en Grau Roig y es el único de este tipo al sur de Europa. Cada año cuando llega el frío a las cumbres andorranas se vuelve a construir con la nieve de la zona, dándole un diseño efímero pero muy exclusivo. La opción de disfrutar de una típica cena pirenaica entre hielo es mucho más económica que pasar la noche allí. Además, como las pistas están cerradas a esas horas, tienes que acceder hasta el Iglú Hotel en un ratrac o máquina pisanieve lo cual añade algo de sal al asunto. Tienes dos opciones para la cena, el comedor del propio hotel o en una carpa con estufa donde se está más calentito y que a la larga va a ser más reconfortante. La cena, en la que puedes escoger entre 2 primeros, 2 segundos, postres, café, agua, se puede combinar con actividades como las motos de nieve o paseos en raquetas de nieve.
Otras opciones para el Après Ski son el CBbC Costa Rodona o el CBbC Diamond en Pas de la Casa, L’Abarset en El Tarter o el Hotel Piolets Park & SPA en Soldeu por citar algunos ejemplos. No hace falta haber esquiado para sumarse a la fiesta, así que ya sabes dónde pasar un buen rato.
¿Qué te han parecido nuestras 5 experiencias gastronómicas que tienes que vivir en Andorra? ¿Nos recomiendas alguna más en los comentarios? Tienes más info en la página web oficial de Turismo de Andorra.
Galería de fotos de Andorra
via Pau https://ift.tt/2GevDE1
No hay comentarios:
Publicar un comentario