La mayoría de los turistas que cada año visitamos este hermoso país en miniatura lo hacemos atraídos por su privilegiada naturaleza, la belleza aún salvaje de sus playas y el carácter hospitalario de los “ticos”. No hay en latinoamérica otro país que mime con tanto celo su medio ambiente. Tiene más de cuarenta parques naturales, que protegen los tesoros de su variada vida silvestre y conserva intactos al menos un treinta por ciento de sus bosques originales.
COSTA RICA DESTACA POR SU NATURALEZA PRIVILEGIADA Y EL CARÁCTER HOSPITALARIO DE LOS “TICOS”
Si uno viene a este país con la idea de visitar hermosas ciudades coloniales o grandes monumentos, se sentirá defraudado. Los únicos monumentos que tiene Costa Rica son los que le ha dado la madre naturaleza: más de 8.000 especies de plantas, 205 mamíferos, más de 850 de aves y especies en vías de extinción, como el puma, el jaguar, el oso hormiguero, el manatí… Contemplar en vivo y en directo espectáculos únicos como la erupción de alguno de sus volcanes o el desove de las tortugas marinas en las playas del litoral durante el plenilunio justifican con creces el viaje.
Más de la mitad de los casi cuatro millones de habitantes de Costa Rica viven en las poblaciones del Valle Central, atravesado por la imponente cordillera donde se asientan los volcanes, Turrialba, Irazú, Barva y Poás. Estos volcanes -algunos en activo- están situados a escasos minutos de San José. Es el caso del Poás.
Este cráter de 1,5 km de diámetro y 300 metros de profundidad produce la sensación de estar ante una gigantesca caldera contenedora de un mágico bebedizo humeante, de color azulado y con un fuerte olor a azufre. Se le conocen distintos periodos de actividad; el último en 1989, cuando el parque nacional que lo protege tuvo que cerrar las puertas. Hoy no presenta peligro. El volcán Poás es el más desarrollado de los parques nacionales de Costa Rica, y una carretera asfaltada lleva hasta casi el mismo borde del cráter principal para una cómoda contemplación de este soberbio espectáculo natural.
El fértil suelo volcánico da lugar a un rico bosque nuboso, que se extiende por los arlededores del cráter. Impresiona ver los árboles retorcidos. Abundan las aves, especialmente los colibríes. También el tigre, como llaman por aquí al jaguar, vive aquí. No es fácil de ver.
Una agradable caminata de veinte minutos te lleva a otro mirador sobre el lago Botos, un antiguo cráter ahora extinguido.
Hay mucho, mucho que ver y disfrutar en Costa Rica. Hermoso país donde los haya, la visión del Poás y las cortas y agradables caminatas por sus alrededores es uno de los recuerdos imborrables de todo viaje por Costa Rica.
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