La Semana Santa siempre nos regala varios días de descanso con la correspondiente oportunidad de vivir nuevas experiencias. Bienvenidas sean. Este año he aprovechado mis vacaciones para viajar a Murcia, una de las grandes desconocidas de España y una ciudad realmente acogedora y sorprendente. La capital murciana tiene un clima ciertamente extraordinario casi todo el año y un centro histórico con muchísimas plazas y calles peatonales atestadas de terracitas donde comer al aire libre es un verdadero placer para los sentidos. Además, posee un patrimonio histórico y cultural excepcional que se puede recorrer muy cómodamente a pie. Todo esto la convierte en una ciudad con un ambiente callejero muy agradable e ideal para una visita de varios días.
Además de sentirme muy a gusto durante mi estancia, la Semana Santa de Murcia me ha sorprendido muy gratamente por su cercanía. Creo que no hace falta que seas católico para disfrutar de ella, sino que se puede vivir desde muchas perspectivas distintas. Antes de mi llegada, asociaba esta fiesta declarada de Interés Turístico Internacional con la figura del escultor barroco español Francisco Salzillo. No soy ningún experto en el tema, pero tengo que decir que las imágenes talladas por el genio murciano tienen su fama bien merecida. Son de una delicadeza y expresividad únicas.
No obstante, lo que más me ha entusiasmado de la Semana Santa de Murcia ha sido la posibilidad de disfrutar de sus tres procesiones más importantes desde su entrañas gracias a Turismo de Murcia. Ha sido muy especial ver cómo se cocinaba todo desde bastidores y compartir esos momentos entre bambalinas con personas que viven por y para esta fiesta. Para mí ha sido portentoso descubrir sus peculiaridades y sobre todo su vertiente más social, por ejemplo, cuando los nazarenos ofrecen caramelos, huevos duros y monas a los más pequeños.
Murcia se tiñe de rojo con la procesión de los Coloraos
Mi llegada a Murcia tuvo lugar el pasado Miércoles Santo, día en el que toda la ciudad se echa a la calle para ver la procesión de la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradia de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo más conocida popularmente como los Coloraos y que fue creada nada más y nada menos que en 1411.
Probablemente esa tarde el termómetro marcaría unos 30 grados a pesar de que nos encontrábamos a mediados de abril. Me dirigí a la Iglesia del Carmen cruzando el precioso Puente Viejo de Murcia y las calles ya esperaban ansiosas la venida de los pasos y nazarenos. Lo primero que me sorprendió al ver a los Coloraos fue su atuendo en el que se combinan elementos barrocos y huertanos. El rojo, lógicamente, es el protagonista pero también medias y esparteñas murcianas que le dan un toque muy original a las vestimentas.
En otros lugares de España donde se celebra a lo grande la Semana Santa es bastante habitual ver costaleros corpulentos para cargar al hombro los pasos, pero aquí te llama poderosamente la atención el contorno abdominal de los mismos. La mayoría de estantes (que es como se conoce en Murcia a los costaleros) lucían una enorme barriga que no se correspondía para nada con el resto de su anatomía.
El entuerto se deshizo cuando me contaron que esos “michelines” no eran otra cosa que los dulces y monas que guardaban los nazarenos escondidos alrededor de sus panzas para repartir durante las procesiones entre el público, perpetuando así una tradición que proviene de épocas donde la hambruna y las penurias se aliviaban con estas viandas.
A las seis de la tarde se abrió la puerta de la Iglesia del Carmen y empezaron a procesionar los 11 espectaculares pasos que celosamente guardaba tras sus puertas. Entre toques de tambor, la marea roja de los coloraos inundó el centro de la ciudad casi hasta medianoche en una de las procesiones más populares, espectaculares y tradicionales de la Semana Santa de Murcia.
La solemnidad de la procesión del Silencio
Antes de entrar a la iglesia de San Lorenzo Mártir de Murcia me advirtieron que en el interior del templo estaría todo a oscuras y que no podría pronunciar ni una sola palabra. Desde aquel lugar de oración partiría el Jueves Santo a las 10 de la noche la Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio en la conocida como la procesión del Silencio.
Se trata de uno de los momentos más solemnes y emotivo de la Semana Santa de Murcia, más si cabe, para una persona que no está iniciada en este tipo de desfiles y que lo contempla por primera vez. El ambiente que se palpa dentro del templo es realmente sobrecogedor. Todo el mundo sin abrir la boca y concentrado hasta que se abren las puertas de la iglesia. Los hermanos ya llegan al templo en silencio desde sus casas y no rompen ese voto hasta que termina la procesión. Las velas de los nazarenos es la única luz que hay dentro del edificio y dibuja unas figuras muy tétricas, incluso fantasmagóricas.
El momento más espectacular de los que viví entre bastidores fue cuando se abrieron los portones de San Lorenzo y un coro quebró el silencio atronador con las voces que animaban la partida de los nazarenos y del paso del Santísimo Cristo del Refugio que es el único que procesiona junto a esta cofradía.
La sensación cuando sales a la calle también es conmovedora, ya que todo el recorrido de la procesión está a oscuras y la única luz que alumbra el camino la producen las velas que dilucidan de forma muy tenue el camino que deben seguir los cófrades.
La lobreguez anima a que cierres los ojos y que te deleites con las voces angelicales de los numerosos coros que hay repartidos por Murcia para acompañar al Santísimo Cristo del Refugio. Una experiencia inolvidable que concluye con todos los nazarenos de rodillas para despedir a la talla.
Los Salzillos y sus pasos magistrales
Ya he comentado al principio que antes de vivirla en persona, asociaba la Semana Santa de Murcia con la figura de Francisco Salzillo. El escultor barroco murciano es el que cede su nombre a la la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno popularmente conocida como los Salzillos y que habitualmente procesiona el Viernes Santo sobre las 8 de la mañana.
Antiguamente era el sol el que marcaba el inicio de esta importante procesión. La tradición mandaba que cuando el primer rayo de sol alcanzara la talla de La Dolorosa, el séquito podía partir de la Iglesia Primitiva de Nuestro Padre Jesús.
La procesión de los Salzillos probablemente sea la más popular de cuantas recorren las calles del casco viejo de Murcia. El motivo principal es que los murcianos y visitantes desean contemplar las espectaculares tallas que creó Salzillo en el siglo XVIII, todas de un realismo asombroso. De los nueve pasos que procesionan, ocho son del maestro murciano. Curiosamente la novena es la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la cofradía y cuyo autor se desconoce. Fue la única que se salvó de una gran riada en 1651.
Fue un auténtico privilegio poder entrar a la iglesia y ver todos los preparativos de Los Salzillos, especialmente con los dos últimos pasos. La procesión dura toda la mañana y colapsa el centro de Murcia, ya que la ciudad entera se vuelca con esta desfile plagado de obras de arte en movimiento. Los estantes van ataviados de color morado y también camuflan en sus vientres caramelos y dulces para repartirlos durante el recorrido. La música de tambores y enormes trompetas arrastradas por carros ponen la banda sonora al Viernes Santo.
Murcia sale a la calle en Semana Santa
Más allá de las extraordinarias procesiones, uno de los aspectos más destacados de la Semana Santa de Murcia es el sensacional ambiente que se vive en el casco viejo de la ciudad. Desde que asoman los primeros rayos de sol hasta bien entrada la noche la ciudad está hasta la bandera de gente con ganas de pasarlo bien y disfrutar del buen clima y la gastronomía típica de la huerta. Un auténtico agosto para los hosteleros.
Los aledaños de la Santa Iglesia Catedral de Santa María o rincones como la Plaza de las Flores son un hervidero de personas yendo y viniendo. Los camareros no paran de servir cañas o copitas de vino acompañados de marineras, caballitos o ensaladas de tomate con salazones. Al murciano le encanta salir a la calle y es una costumbre muy fácil de mimetizar. Ya sea para contemplar un paso o simplemente para celebrar la vida, tienes que viajar a Murcia para experimentar ese ambientazo en tus carnes.
Fotos de la Semana Santa de Murcia
via Pau http://ift.tt/2oFGj2A
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