Leonardo da Vinci buscando un mantel, Ricardo Corazón de León de cruzadas, Afrodita saliendo de entre las aguas, Lázaro el de “levántate y anda”, una ciudad dividida como Berlín, luchas de gladiadores, hombres del Neolítico, fiestas y playas como las de Ibiza, 20 platos diferentes en una sola comida, el vino con denominación de origen más antiguo del mundo y la Capital Europea de la Cultura 2017, todo esto es Chipre.
1. Ir al encuentro de Afrodita y admirar donde la diosa surgió de los mares.
Cuenta la leyenda que, de entre todos los lugares del Mediterráneo donde Afrodita, la diosa más querida del Olimpo, pudo elegir para tentar a los hombres, fue Chipre el elegido. Tenía todo lo que la diosa del amor, la belleza y la fertilidad podía pedir: un mar transparente, una naturaleza virgen, unas gentes familiarizadas con las aventuras terrenales de los dioses… Y, efectivamente, ese lugar existe. En el tramo más bello del litoral de Chipre entre Pafos y Limasol, se encuentra la Roca de Afrodita, el punto exacto donde la diosa emergió de las aguas en una concha tirada por delfines. La tradición popular dice que si una mujer infértil ata un lazo a un matorral cercano a la roca, Afrodita le ayudará a curar su problema, los más atrevidos dan una o varias vueltas nadando alrededor de la roca confiando en que, según otra tradición, rejuvenecerán un año por cada vuelta.
2. Viajar a la Prehistoria y sentirse como un hombre del Neolítico.
El asentamiento neolítico de Choirokoitia, se encuentra en la ladera de una colina en el valle del río Maroni, a mitad de camino entre Limassol y Larnaka y a tan sólo 6 km de la costa sur de la isla y es uno de los yacimientos prehistóricos más importantes en el Mediterráneo oriental. Se cree que fue ocupado desde el siglo séptimo hasta el cuarto antes de Cristo y se trata de la cultura más antigua conocida en la isla. En 1998 la Unesco lo inscribió como Patrimonio de la Humanidad. Parece que llegó a albergar una población de entre 300 y 600 habitantes, lo que la convertían en una gran metrópoli de la época. De momento, unas 20 casas han sido descubiertas con estructuras circulares y juntas entre sí llamadas tholos.
3. Seguir los pasos de Leonardo da Vinci.
El pintoresco pueblo de Lefkara, célebre por sus bellos bordados fue visitado al parecer por el mismísimo Leonardo da Vinci en 1481 para encargar un mantel de encaje para el altar del Duomo de Milán donde aún se encuentra hoy en día. El famoso dibujo que da Vinci diseñó para el encaje es reproducido por casi todas las habitantes de la villa para venderlo a los turistas.
4. Ver donde Lázaro yace enterrado, después de no resucitar por segunda vez.
En Lárnaca, la tercera ciudad más grande de Chipre, se encuentra la iglesia de San Lázaro, que toma el nombre del personaje de la Biblia que fue resucitado por Jesucristo y que, según la tradición ortodoxa, tuvo que huir a Chipre desde Judea. Una vez allí, fue nombrado primer obispo de la ciudad, donde vivió durante 30 años más hasta que murió por segunda vez y fue enterrado en la Iglesia con su nombre.
Y es que, Lárnaca es una ciudad llena de historia, donde conviven iglesias como la de San Lázaro o la de Angeloktisti, una de las seis únicas en el mundo con mosaicos del siglo VI, con fortalezas bizantinas, acueductos otomanos del siglo XVIII o incluso, con mezquitas como la de Hala Sultan Tekke, que se alza majestuosa a orillas de un lago salado repleto de flamencos, y que también aloja una tumba ilustre, la de Umm Haram, la nodriza de Mahoma.
5. Visitar la única ciudad del mundo que pertenece a dos países.
Nicosia, como la conoce el mundo, Lefkosia, como la llaman los grecochipriotas o Lefkösa los turcochipriotas, es la única capital del mundo que todavía tiene un muro que la separa en dos, aunque ambas partes permanecen unidas dentro de una muralla medieval circular del siglo XVI, toda una contrariedad… Mientras que en la zona turca a las 18 horas las tiendas repletas de especies y de bolsos de imitación empiezan a cerrar y se preparan para el rezo, en la zona chipriota, las calles se iluminan, las terrazas de los cafés y restaurante se empiezan a llenar, especialmente los de la calle Ledra, la más comercial y de ocio que justamente acaba en la frontera. Un dato: no hay que olvidar el pasaporte si se quiere pasar a la zona ocupada.
6. Tras la huella de Ricardo Corazón de León.
Andaba el rey Ricardo Corazón de León de camino a la tercera cruzada con su prometida la infanta Berenguela de Navarra, cuando una tempestad dispersó los navíos, y, en el que viajaba la infanta, encalló en la costa chipriota. El gobernador independiente de la isla, Isaac Comnenus, la tomó como rehén y pidió rescate al rey, pero Ricardo en lugar de pagar, capturó la isla, derrocó a Comnenus, que se había refugiado en la fortaleza de Kolossi, rescató a su prometida, y a modo de demostración de poder, decidió casarse con ella el 12 de mayo de 1191 en la capilla de la fortaleza. Kolossi, que es como se la conoce actualmente, se encuentra a tan solo 14 km de Limasol y está rodeada de viñedos. De hecho, la zona es famosa por su vino dulce, el vino “Commandaria” que tomó su nombre de cómo era llamada la fortaleza por los templarios: “La Grande Commanderie”. Como curiosidad, se dice, que, en el banquete de bodas el rey se puso en pie y se refirió al vino como “el vino de reyes y el rey de los vinos”, una frase que han usado otros muchos para la promoción de sus vinos.
7. Visita a Kourion.
Antigua ciudad romana situada a unos 20 km de Limasol, en un elevado acantilado con unas vistas maravillosas al mar, tiene todo lo que una ciudad romana podía desear, un ágora, unas termas públicas, unas villas romanas, entre las que destacan “la Casa de Aquiles”, decorada con preciosos mosaicos.
8. Ser un monje en la “Ibiza” chipriota.
Ayia Napa es sinónimo de fiesta, sol y playas, su vida nocturna es incesante e incomparable, bares, restaurantes y grandes discotecas hacen las delicias de los turistas más jóvenes durante la noche, mientras que sus excelentes playas tranquilas de banderas azules permiten la relajación durante el día o la práctica de deportes acuáticos como buceo, windsurf, kitesurf, piragüismo o esquí acuático. Una curiosidad, el nombre de Ayia Napa deriva de un monasterio del mismo nombre de la etapa veneciana, situado en el centro de la ciudad, frente al Hard Rock y junto a la plaza que hoy es el epicentro de la fiesta nocturna, y que es recomendable visitar entre fiesta y fiesta.
9. Comer y beber como un auténtico rey
En Chipre se toman muy en serio el tema de la comida, suele ser muy abundante y tener multitud de platos diferentes. Su cocina es una mezcla de las cocinas griega y turca y suele empezar con el “meze”, que significa “sabor” o “bocado”, un concepto muy parecido a nuestras tapas consistente en una selección de aperitivos y platos que incluyen aceitunas, berenjenas, alcaparras, pimientos fritos, tomates, loukanikas (salchichas ahumadas), sheftal (albóndigas con especias), tzatziki (pasta de yogur y pepinos), humus de distintos tipos, ensaladas y muchas cosas más, hasta completar 15 o 20 variedades.
En la costa son típicos los pescados, pulpos, calamares y mariscos, mientras que en el interior lo son más los pinchos de pollo, cerdo o cordero. Se suele acompañar con la rica cerveza local (en botellas de 2/3 de litro) y algunos vinos más que aceptables y terminar con el contundente aguardiente Zivania y el típico café chipriota, con los posos en el fondo.
10. Y por último, disfrutar la Capital Europea de la Cultura 2017.
Para terminar este viaje por Chipre, nada mejor que cultura, cultura y más cultura, y para eso no hay mejor ciudad que Pafos, por algo ha sido elegida Capital Europea de la Cultura 2017.
Para empezar, su parque arqueológico con sus famosísimos mosaicos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que se encuentran repartidos en varias casas, la de Aion, destaca por sus cinco escenas mitológicas, la de Teseo por su lucha con el Minotauro dentro del laberinto o el baño de Aquiles niño y la casa de Dionisio, la más grande y mejor conservada con los mosaicos más extraordinarios. Igualmente extraordinarias son las tumbas subterráneas de los Reyes, de obligada visita, excavadas en la roca, decoradas con columnas dóricas y con unas vistas maravillosas al Mediterráneo.
Tampoco hay que perderse el fuerte medieval de Pafos, situado en el puerto y que alberga una exposición de Michael Cacoyannis, el guionista y director chipriota famoso por la película “Zorba el Griego” o la columna de San Pablo, donde, en su primer viaje pregonando las enseñanzas de Cristo, el santo fue atado y azotado, antes de que lograra convencer al gobernador romano de que se convirtiera. De hecho, Chipre fue el primer país que adoptó el cristianismo como religión. La iglesia bizantina de Chrysopolitissa cercana a la columna es bizantina del siglo XIII y se erigió encima de las ruinas de la una basílica romana del sigo IV. Por último, a menos de diez minutos de Pafos se encuentra la iglesia bizantina de Agia Paraskevi, construida en el siglo XI, destacable por ser una de las pocas en el mundo con cinco cúpulas y por sus maravillosos frescos del siglo XV.
Por Enrique Sancho
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