domingo, 17 de enero de 2016

Periodismo viajero. LAOS, La sonrisa de Indochina

Los cinco millones de habitantes de Laos se reparten en un territorio grande como Inglaterra que vive básicamente de la agricultura. En el mismo mercado que convirtió a Muang Sing, en las montañas norteñas, en el mercado más grande de opio de todo el sudeste asiático, ahora se venden verduras, manufacturas chinas y productos artresanos de las tribus de las montañas.

 

Muang Sing mercado

Muang Sing mercado

 

 

UN SANTUIARIO POR ESQUINA

En este país, con más de 68 etnias diferentes reconocidas oficialmente, se encuentra una de las más bellas ciudades del sudeste asiático, Luang Prabang, la antigua capital imperial, en cuyas calles florece un templo en casi cada esquina, algunos de los más bellos del territorio. Luang Prabang mantiene una dosis perfecta de nostalgia y presente, desde una relativa inaccesibilidad, enclavada entre el río Mekong y un afluente del mismo, y separada de la capital por una carretera sinuosa y mal asfaltada. El tiempo en esta ciudad se desliza sin prisas, entre sus actividades cotidianas y sus casas de inspiración colonial, herencia de un pasado francés.

 

Calle de Luang Prabang

Calle de Luang Prabang

Al atardecer, la calle principal se convierte en un gran mercado nocturno, que a veces debe contentarse con la exclusiva iluminación de las velas, dada la frecuencia con que se estropea la red eléctrica.

Es fácil contemplar la vida de un pueblo que mantienes sus casas abiertas al exterior, convertidas en cafés, pequeñas tiendas, restaurantes, ínfimos negocios que ayudan a sus habitantes a sobrevivir.

Los laosianos son irremediablemente sonrientes, incluso en las condiciones más adversas. Su capital, Vientiane, se ha convertido en un lugar cada vez más apreciado por aquellos inversores que buscan negocios tranquilos y que saben de la emergencia de un país hasta ahora adormecido.

 

Telas laosianas en Luang Prabang

Telas laosianas en Luang Prabang

Laos es todavía un paraíso en bruto, aún no contaminado por tics occidentales o pleitesías a un turista que padece las mismas incomodidadaes que los nativos, sufre sus carreteras mal asfaltadas, sus vehículos lentos, las lluvias y la falta de suministro eléctrico. Pero en algunas aldeas, gracias a las placas solares, ya hay Internet, y algunos de los más excluivos hoteles están abriendo sus puertas en Luang Prabang y Vientiane. En pocos años será un destino más. Ahora es la sonrisa más sincera de Indochina.

 

Don Det preparando noodles 2

 

 

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CÓMO IR
No hay vuelos directos entre Europa y Laos. Lo mejor es hacer escala en Bangkok, desde donde Lao Airlines (www.laoairlines.com) ofrece vuelos a Vientiane. Thai Airways (www.thaiairways.es) dispone de cuatro vuelos semanales de Madrid a Vientiane, vía Bangkok, con salidas los lunes, jueves, sábados y domingos.
También se puede tomar un tren en la capital de Tailandia hasta Chiang Mai, en el norte del país, y después un autobús hasta la frontera laosiana (Huay Xay). Una vez aquí, si las condiciones climáticas son favorables, se puede seguir a bordo de una barca hasta Luam Nam Tha o Luang Prabang por el río Mekong.

 

QUÉ SABER
Formalidades de entrada. Pasaporte con validez mínima de seis meses y visado que puede tramitarse en cualquier agencia de viajes en Bangkok o en los aeropuertos de Vientiane y Luang Prabang.

Moneda. El kip (1e = 13.500 kips). Laos es un país muy barato y el euro se cambia sin dificultades. Algunos hoteles, agencias y transportes aceptan dólares y bahts, la moneda tailandesa.

Idioma. La lengua oficial es el lao, aunque los más mayores aún conservan el francés y los más jóvenes y quienes trabajan de cara al turismo hablan inglés.

Cuándo ir. La mejor época es de noviembre a marzo, cuando hace menos calor. Hay que evitar la temporada de las lluvias.

Cómo moverse. Los transportes están sujetos a muchos imprevistos, y hay que tomárselo en calma. Casi todos los pueblos están conectados por autobuses, colectivos o camiones; basta acercarse a la estación local y preguntar por el destino. Algunas carreteras, como la llamada Ruta 13, han mejorado sensiblemente en los últimos años, permitiendo desplazamientos más rápidos. Una buena alternativa es el transporte fluvial: los ríos son las verdaderas autopistas del país.

Prevenciones sanitarias. Es recomendable la vacuna de la hepatitis A y B, el tétanos y el tifus, así como protegerse contra el mosquito de la malaria y el dengue en el sur.

 

QUÉ VER
Muang Sing. Las aldeas de las diferentes tribus de las montañas son muy interesantes. Hay varias rutas de senderismo para llegar hasta ellas (algunas pueden durar dos o tres días).

 

Río Mekong

Río Mekong

 

Luang Prabang. No hay que perderse la vista de la ciudad desde la colina de Phu Si; el museo del Palacio Real (Haw Kham) para conocer la historia local; el templo Xieng Thong, con sus paredes exteriores adornadas con mosaicos de cristal; y el vat Wisunalatan, el más antiguo de la ciudad, y el mercado nocturno, donde se pueden comprar a artesanías y cenar los platos más exóticos. Las cataratas de Kuang Si, a unos 30 minutos en tuk-tuk, son una buena oportunidad para contemplar los alrededores de la ciudad. Además, hay unas piscinas naturales donde refrescarse.

Vang Vieng. El paisaje cárstico de la orilla occidental del río Song y las cuevas de las montañas que rodean la ciudad, como la Tham Jang, son sus principales puntos de interés. Los pájaros tropicales que habitan la zona son otra de sus grandes atracciones.

 

Vang Vieng

Vang Vieng

Vientiane. Lo más interesante de esta tranquila capital son sus calles, especialmente la principal, la Thanon Samsenthai, donde se concentran la mayoría de tiendas, cafés y restaurantes. Imprescindible una visita al templo de Pha That Luang, símbolo nacional de Laos y uno de los lugares más sagrados del país; el wat Si Saket, un antiguo monasterio budista, y el wat Ong Teu, templo que acoge una gran estatua de bronce de Buda.

Si Phan Don. La región más meridional invita a saltar de isla en isla en barca y visitar los templos que las salpican. En las cataratas de Li Phi y Khon Phapheng, cerca de la frontera con Camboya, se puede intentar divisar a los irrawaddy, los delfines de agua dulce que habitan en estas aguas. El mejor momento para verlos es a primera hora de la mañana o a últimas de la tarde.

 

cataratas Kuang Si y monje

 

QUÉ Y DÓNDE COMER
La comida laosiana que se encuentra en las ciudades es muy parecida a la tailandesa o vietnamita, con una base de arroz o fideos de arroz a la que se le añaden otros ingredientes: verduras, pollo, pescado, cerdo, pato, ternera o búfalo. En algunos pueblos más pequeños la comida puede ser algo más exótica, y en el menú de algunas familias no es extraño encontrar rana, ardilla, ciervo, cerdo salvaje, rata o incluso una selección de insectos. Los restaurantes, sin embargo, ofrecen una variedad limitada de platos que, herencia francesa, se acompañan de pan blanco. El làap es un marinado de pescado o carne, a veces muy picante, que se sirve en ensalada. En la calle se venden zumos de fruta o de caña de azúcar regados con unas gotas de lima o angostura.

En Luang Prabang
Restaurant L´Elephant. Es el mejor establecimiento de la ciudad. Cocina francesa y laosiana. No es caro.

Vou Thi Mixay. Un poco alejado, en la Phou Vao Street, pero con una estupenda cocina thai y lao.
En los garitos que bordean el Mekong se come sencillo y barato.

En Vientiane
Pathong Restaurant (Ctra. De Paksan, km 11. Don Noon). Pescado fresco. Barato.

 

DÓNDE DORMIR
En Laos el alojamiento es sencillo y espartano, pero también muy económico. En las poblaciones del norte, las más frías, no suele haber agua caliente ni luz eléctrica más que unas pocas horas al atardecer. Sólo en las ciudades más grandes se encuentran hoteles de categoría.

En Luang Prabang
Manoluck Hotel (121/3 calle Phou Vao). Establecimiento de categoría media, con una buena relación calidad-precio. La habitación doble no llega a 60 e.

Say Nam Khan Guest House. Pensión limpia situada frente al río Nam Khan. La habitación doble con baño cuesta 30 e.

Villa Santi. Antigua residencia principesca. Lujo con encanto. La doble cuesta unos 95 e.
Grand Luang Prabang. Habitaciones con vistas al río Mekong. http://ift.tt/1UZFxG3

En Vientiane
Tai Pan Hotel (Françoise Nginn Street, 2-12). Un tres estrellas en el centro de la ciudad, cerca del río Mekong. Precio: entre 80 y 90 e.

Más información sobre hoteles en www.laos-hotels.com

 

QUÉ COMPRAR
Las diferentes tribus que conforman el territorio de Laos enriquecen notablemente el abanico de posibilidades a la hora de comprar artesanías: esculturas de madera, hueso o piedra, joyas de plata o metal (cinturones, brazaletes, collares), cestas de fibra… Uno de los productos más interesantes son sus telas de seda y algodón, tejidas en 16 diferentes maneras. Las tribus hmong y mien producen piezas cuadradas con dibujos punteados de formas abstractas de significado ritual. Los mercados locales son un buen lugar donde comprar a precios más bajos, aunque en Vientiane se puede acudir al Talat Sao, un mercado matutino donde puede encontrarse casi todo tipo de artesanía del país.

 

 

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