Todos han oído hablar de ella, pero muy pocos la conocen por experiencia propia. De hecho, Riga es una ciudad famosa desde que fue sede del festival de Eurovisión en 2003. También saltó a los papeles en mayo de 2004 con motivo de la ampliación de la Unión Europea. Pero, pese a este repentino “ataque” de fama, Riga sigue siendo una ciudad tranquila, bellísima y de buen vivir, no en balde, tiempos atrás, se la reverenciaba en toda Europa como la “París del Báltico”.
Tendida sobre las riberas bajas del río Daugava, cerca ya de su estuario en el magno golfo de Riga, en el mar Báltico, Riga, la ciudad, se sabe poderosa, orgullosa y amable. Sus 800.000 habitantes comparten el carácter de la ciudad, y por algún acuerdo secreto, acompasan su ritmo de vida a los latidos de la Ciudad Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1977, y centro energético de toda la ciudad.
La ciudad vieja, entre el río y el espacioso parque Bastejkalns, es un puñado de callejas adoquinadas, señoreadas por bellos edificios góticos, renacentistas y modernistas. El paseo iniciático puede empezar en la plaza de la Catedral, fundada en 1211 por Albert von Buxhoeveden, que sería su primer obispo; otra construcción admirable es la iglesia de San Pedro, dedicada al patrón de la ciudad, construida en 1408, con un campanario de madera, barroco, de 123 metros, el más alto de su tiempo; sin embargo, los nazis quemaron la iglesia y derruyeron aquel campanario. La réplica actual, de 1973, dispone de un ascensor que conduce a un mirador que regala la mejor vista de la ciudad.
Gozan también de reconocido mérito las iglesias de San Juan, de San Jacobo y la catedral ortodoxa; los Tres Hermanos, tres edificios encajados que son un bello ejemplo de arquitectura medieval y barroca; las mansiones de los gremios de comerciantes y artesanos, de finales del siglo XIV; y el castillo de Riga, levantado en 1330.
Además, no hay otra ciudad en el mundo con mejor patrimonio arquitectónico modernista de influencia alemana, con bellas muestras en las calles Alberta y Elizabetes.
LOS MUSEOS DE LA PAZ
En los días soleados de primavera y verano, el parque Bastejlands, como la docena de parques de la ciudad, rebosa de vida: los senderos de llenan de deportistas y, en los merenderos y bares, grupos de ociosos ciudadanos absorben los débiles rayos del sol. En este parque se yergue el Monumento a la Libertad, erigido en 1935, uno de los lugares más emotivos de Riga y de toda Letonia, símbolo de la independencia nacional y la resistencia ante el comunismo soviético.
Hoy, en este punto de encuentro de los jóvenes, aún resuena de tarde en tarde aquella misma anécdota agria de antaño que aseguraba que el lugar era realmente una “agencia de viajes”, ya que quien osaba depositar un ramo de flores a los pies del monumento tenía asegurado el billete, con sólo el viaje de ida, a Siberia.
Fueron aquellos tiempos difíciles, que aparentemente quedan muy lejos. Pero los letones tienen buena memoria y Riga, excelentes museos para mantener viva su turbulenta historia, como el Museo Letón de la Guerra, instalado en un polvorín de ladrillo rojo del siglo XIV y, muy especialmente, el Museo de la Ocupación de Letonia, ardientemente recomendado por los lugareños, pero poco visitado por los turistas; muestra la historia reciente del país desde las ocupaciones nazi y soviética hasta la recuperación de la independencia en 1991.
CÓMO LLEGAR. La compañía wizzair, vuela directamente desde Barcelona a Riga. El vuelo dura tres horas y media.
MONEDA. El euro
QUÉ VER. El corazón de Riga es su casco antiguo, patrimonio de la humanidad. La catedral del Domo de Riga es famosa por su órgano, uno de los más antiguos del mundo. La iglesia de San Pedro es conocida por su alta torre que se puede subir y ofrece vista espectacular. La reconstruida Casa de los Cabezas Negras es uno de los edificios más espectaculares del casco antiguo. Su historia se remonta a siete siglos atrás, cuando comerciantes y marineros ricos construyeron este lugar para celebrar sus reuniones y bailes. Cerca del casco antiguo está el Mercado Central, cuyos impresionantes hangares fueron construidos para fines militares. El canal de Riga envuelve todo el casco antiguo e invita a dar un paseo en barca. El recorrido pasa por la Ópera Nacional de Letonia, y el Monumento a la Libertad. Riga es considerada la capital mundial del Art Nouveau (jugendstils). Una cantidad significativa de ejemplos se encuentra en calle Alberta iela, donde también se encuentra el Museo de Art Nouveau.
POR LOS ALREDEDORES
Sigulda, a 40 kilómetros de Riga, es el destino turístico más popular de Vidzeme, y es famosa por sus impresionantes paisajes del valle de Gauja. Los visitantes son bien recibidos en el Museo de Turaida, un parque que aloja un viejo castillo del siglo XIII y que recrea cómo era la vida en este lugar siglos atrás.
DÓNDE DORMIR. Un buen hotel, cómodo y muy bien situado, a pocos minutos caminando del casco antiguo, es Albert Hotel (Dzirnavu 33) . También está muy cerca (menos de 100 metros) del barrio modernista por excelencia de la ciudad, la calle Alberta.
DÓNDE COMER. La gastronomía letona se basa en filetes de pollo y costillas de cerdo, rebozados y acompañados de pan de centeno, vegetales frescos y ensalada (patata, carne ahumada y salsa con crema de leche). Nuestra sugerencia es Muusu (Antonijas iela 13). La cocina es excelente, detallista. Muy cerca del hotel mencionado.
MÁS INFORMACIÓN. www.latvia.travel
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