El 30 de abril de 1975 tuvo lugar la caída de Saigón y su toma por parte del Vietcong, una victoria que llegó tras un conflicto que duró tres décadas, que quebró miles de vidas y que marcó una época. Precisamente hoy se cumplen 40 años de esta efeméride considerada por los historiadores como el final de la Guerra de Vietnam y que el mundo recordará por los helicópteros despegando a toda prisa de las embajadas.
Ese conflicto bélico forma parte de nuestras vidas y lo hemos visto en la gran pantalla gracias a títulos míticos como Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, La Chaqueta Metálica de Stanley Kubrick, Platoon o Nacido el 4 de julio de Oliver Stone o El Cazador de Michael Cimino (una de nuestras favoritas. Todas estas películas siempre nos han mostrao la parte estadounidense del conflicto, aunque ya os hemos contado en alguna ocasión que la Guerra de Vietnam es para los vietnamitas motivo de orgullo porque lograron expulsar a los estadounidenses.
No obstante, este periodo forma parte del pasado remoto de los vietnamitas. Vietnam es un país con una población muy joven y en la que la mayoría de sus ciudadanos no habían nacido durante la contienda. Digamos que no es algo que esté muy latente en la sociedad actual, más bien todo lo contrario.
Pese a ello, son muchos los turistas y curiosos que hacen viajes a Vietnam en busca de los vestigios de este enfrentamiento, especialmente procedentes de Estados Unidos. No fue nuestro caso, pero los vietnamitas saben explotar muy bien este asunto turísticamente con lugares como los túneles de Cu Chi (para nosotros una especie de Disneyland de la Guerra de Vietnam) o el Museo de Recuerdos de la Guerra que se puede visitar en Ho Chi Minh City.
Por fuera parece una especie de museo militar con muchos vehículos y armamento pesado, pero sinceramente es uno de esos lugares en los que te tienes que mentalizar antes de visitarlo y si eres un poco sensible mejor abstente de entrar. En este lugar verás imágenes espeluznantes de las horribles consecuencias que provocaron el conflicto armado. Uno de esos sitios duros, pero necesarios como el Museo de la Paz de Hiroshima.
El Museo de Recuerdos de la Guerra está en el distrito 3 de Saigón, concretamente en la calle Vo Van Tan. Antes se llamaba Museo de los Crímenes de Guerra, y aunque el nombre actual sea más políticamente correcto, el contenido de las exposiciones no ha cambiado demasiado. En su día, el edificio albergaba los Servicios de Información Estadounidenses en Saigón.
Al principio todo es bastante circense. Está atestado de turistas queriéndose hacer fotos con los aviones, carros de combate y artillería pesada que hay en el exterior del edificio principal como si estuvieran en un parque de atracciones. Todo es armamento capturado a las tropas americanas, francesas y chinas en las distintas invasiones que ha sufrido Vietnam.
No obstante, pronto nos dimos cuenta de que ese circo se va convirtiendo en un museo de los horrores. Lo más sobrecogedor del edificio es el apartado dedicado a los grotescas consecuencias causadas por el agente naranja. Este potente desfoliante químico provocó mutaciones en personas y fetos, algunos de los cuales se exponen en formol dentro de botes. Simplemente desgarrador.
Otro de los apartados más impactantes es la extraordinaria exposición de fotos (muy bien seleccionadas por las autoridades vietnamitas) en las que se muestran todas las barbaries, torturas y salvajadas que hicieron los estadounidenses durante la Guerra de Vietnam. Las más célebres, sin duda, son las de la escalofriante matanza de My Lai, aunque os aseguramos que hay algunas que te encojen el corazón y con las que es imposible contener las lágrimas. Demasiado para el alma.
Después de ver las fotografías y las salas del agente naranja probablemente te queden pocas ganas para seguir contemplando armas, vídeos de personas lanzadas desde helicópteros o simulacros de prisiones y torturas.
Probablemente pienses que este chiringuito lo han montado los vietnamitas y que ellos también cometieron muchas atrocidades (seguro que fue así). Pero antes de que te lances, os diremos que estamos en contra de todas las guerras y actos violentos. Todos son igual de deleznables. Este Museo de Recuerdos de la Guerra es un claro ejemplo de lo inhumano que puede llegar a ser el hombre, y la palabra inhumano cobra aquí un sentido y crudeza muy especial.
No obstante, la humanidad sigue cometiendo los mismos errores y la historia se repite una y otra vez. ¿Has estado en algún lugar como éste? ¿Cuál te ha impactado más?
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