Ha llegado la hora de pasárselo bien y aplicar aquello de niños felices, papás contentos. Tal y como te contamos en las primeras impresiones de nuestro reciente viaje a Japón, el clima fue un factor importante durante este periplo por el lejano oriente. La lluvia y el frío (a pesar de estar en primavera) hicieron que tuviéramos que buscar algunas alternativas a cubierto y modificar un tanto nuestros planes iniciales. No habíamos viajado más de 10.000 kilómetros para estar encerrados en una habitación de hotel ¿verdad? La solución fue coger el toro por los cuernos (o esos paraguas transparentes tan kawai) y salir a divertirnos cada día con Teo y Oriol.
Como ya habíamos hecho dos viajes a Japón en el pasado, esta vez decidimos centrarnos en lugares y actividades para los peques. Un par de semanas después del regreso seguimos embobados al comprobar que todavía recuerdan alguna de esas batallitas por tierras niponas. Nuestro itinerario tuvo en Osaka y Tokio las dos bases de operaciones principales y desde allí nos fuimos moviendo a otros lugares. Vamos a repasar qué ver y hacer en Japón con niños, sin más, estos son los lugares que les encantaron a nuestros hijos.
Den Den Town, Osaka
Tras el largo viaje desde España no teníamos demasiadas pretensiones el primer día. Comimos en un restaurante de curry lleno de posters de Son Goku (Dragon Ball es la nueva pasión de Teo), una siestecita y a pasar la tarde de lluvia en la zona de Nipponbashi también conocida como Den Den Town. Salvando las distancias, esta zona sería el equivalente al tokiotaAkihabara en Osaka. Dejamos un poco de lado la parte más sórdida de la cultura otaku y lo pasamos de miedo con el merchandising de las series y pelis que le gustan a Teo. También jugando unas partiditas a videojuegos clásicos como Pac-Man, Dungeons&Dragons o nuevos como Street Fighter IV o Mario Kart. Además probamos suerte con el mítico juego de los taikos o el de bailar sobre un suelo luminoso. No sé si lo pasaron mejor los niños o los papás.
Universal Studios Japan, Osaka
No somos mucho de ir a parques temáticos, pero éste merece realmente la pena si viajas con niños. Para los papás es una especie de viaje nostálgico para disfrutar de atracciones relacionadas con pelís tan míticas como Regreso al Futuro, Jurassic Park o Tiburón, mientras que los peques alucinan con los Minions de Gru, Harry Potter (hay que pedir cita antes y nosotros no los sabíamos) o Spiderman (la experiencia arácnida justifica por sí misma pagar la entrada del parque). Si vuestros hijos son muy pequeños en la zona Universal Wonderland encontrarán muchísimas actividades divertidas. Nosotros pagamos la novatada, pero os recomendamos pagar un pelín más por el Express Pass y, de este modo, ahorrarte las larguísimas colas. La cabalgata antes del cierre es preciosa.
Pokémon Center
Nosotros fuimos al de Osaka ubicado en el centro comercial Daimaru, aunque existen hasta ocho Pokémon Center repartidos por todo Japón (Sapporo, Sendai, dos en Tokio, Yokohama, Nagoya y Fukuoka). Da igual que tus peques hayan visto muchos o pocos capítulos de Pokémon o no hayan jugado a sus juegos, son tan adorables que caerán rendidos a sus pies. Además de vender todo tipo de merchandising de la saga, hay un espacio de juegos y videojuegos con recompensa incluida. Nosotros nos fuimos de allí con una decena de muñequitos y una pokéball.
Castillo de Himeji, Himeji
También tuvimos nuestra ración de templos, jardines y castillos (especialmente en Tokio y Kioto) durante el viaje a Japón y éramos conscientes de que a los niños les podía resultar un tanto aburrido si nos pasábamos de la raya. Sin embargo, acababan de reabrir al público el Castillo de Himeji después de muchos años de restauración y no podíamos perder la ocasión de visitar a la célebre garza blanca. La visita en sí fue un tanto monótona, ya que al haber tanta gente todo iba muy despacito. Eso no impidió que los niños alucinaran con la belleza del castillo y los cerezos en flor que completaban la postal. Lógicamente a ellos les gustó mucho más correr por los jardines exteriores que llegar hasta la última planta de la fortificación a paso de tortuga.
Tokyo Dinseyland, Tokio
Antes de viajar a Japón con los niños no habíamos estado en ninguno de los Disneyland que hay repartidos por el mundo. Nuestra visita fue entre semana y coincidió con uno de los días más fríos y lluviosos de abril en Tokio desde hacía décadas. Esa mañana hasta vimos caer copos de nieve. La lluvia y el frío provocó que el parque estuviera algo más vacío que de costumbre, con la ventaja de que las colas para disfrutar de las atracciones nunca superaron los 15 minutos, aunque con ese ambiente “Arendel Style” todo se veía un poco desangelado. De hecho, no vimos ni a una princesa Disney en todo el día. Nos imaginamos que estarían echándole la bronca a Elsa de Frozen por pasarse de la raya con sus poderes invernales. A Teo y a mí nos flipó especialmente la atracción de Star Wars, la de Monstruos S.A. y la de Buzzlight Year. También nos encantó que la mayoría de atracciones no tenían restricciones de edad y Oriol también pudo disfrutar de casi todo.
Museo Ghibli, Mitaka
Quizá sea porque en casa hemos visto casi todas las pelis del Studio Ghibli (¿a qué esperas para ponerle Totoro, Nicky o Ponyo a tus hijos?) pero salimos de allí entusiasmados. Probablemente sea uno de los mejores museos para niños (y no tan niños) que hemos visitado jamás. No se pueden hacer fotos en el interior y las entradas se deben comprar anticipadamente porque hay un número limitado de personas que lo pueden visitar cada día. No sabríamos qué destacar porque el conjunto es mágico, aunque está claro que a los niños les suele chiflar eso de poder subirse al gatobús que aparece en la peli de Totoro.
Kiddy Land, Tokio
Es una juguetería que hemos visitado en los tres viajes a Japón, pero la película cambia mucho cuando vas con niños pequeños. Está ubicada en la lujosa Omotesando de Harajuku y acaba de cumplir 60 años desde su apertura. Como te puedes imaginar es un auténtico paraíso para los peques, ya que sus estanterías están repletas de cachivaches y juguetes de todo el mundo. Estando en un barrio tan pijo, no podía faltar una planta entera dedicada a Snoopy, aunque hay muñequitos y merchandising de personajes japoneses e internacionales.
Tokyo SkyTree, Tokio
Como si se trataran de dos supervillanos de manga, a Teo y a Oriol les gustó eso de ver el mundo diminuto a sus pies. Íbamos con miedo por si había grandes colas para entrar a esta gigantesca torre, pero lo cierto es que no encontramos casi gente en las taquillas. Teo se atrevió a subir conmigo al mirador que está ubicado a 450 metros de altitud y jugar a intentar reconocer algunos lugares donde habíamos estado antes. Justo a la salida de la Tokyo Skytree había unas colchonetas y unos hinchables con los que también se lo pasaron pipa.
Diver City, Odaiba, Tokio
No deja de ser uno de los muchos centros comerciales que hay en Japón y que nos ayudaron a refugiarnos de la intensa lluvia primaveral. Sin embargo, además de las típicas tiendas, este lugar tiene un peculiar Gundam gigantesco a la entrada. Lógicamente nuestros hijos no han visto ninguna de las series de anime que creara Yoshiyuki Tomino en 1979, ni se han leído ningún manga ni han jugado a ninguno de los juegos de la saga ¿pero a quién no le mola ver un robot gigantesco?
Museo Edo-Tokyo, Tokio
Un plan extraordinario para una mañana de lluvia en la gran metrópolis. Este sensacional (y enorme) museo, en el que prácticamente todo se puede tocar, es una forma sensacional de enseñarles a los niños algo de historia de Japón. A priori parece una temática aburrida para niños pequeños, pero poco a poco se van metiendo en su papel de exploradores y disfrutan de lo lindo subiéndose a bicicletas antiguas, entrando (y corriendo) por casas tradicionales japonesas o metiéndose dentro de un palanquín de finales del siglo XIX. Se necesitan varias horas para saborear tranquilamente todo lo que ofrece el museo.
via Pau http://ift.tt/1GtbjTp
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