sábado, 6 de diciembre de 2025

Viajes. Un estudio propone utilizar drones para evitar fallos estructurales en edificios

Si construir un edificio de dimensiones convencionales ya supone un reto, levantar un rascacielos lo es todavía más. Se requiere a profesionales muy experimentados (arquitectos, ingenieros y constructores), una planificación meticulosa y saber de antemano los posibles problemas que pueden aparecer durante el desarrollo del proyecto, así como las soluciones específicas aplicables para que no surjan problemas cuando esté acabado.

Los edificios muy altos deben estar preparados para resistir los vientos fuertes (grandes cargas laterales), los sismos, las vibraciones/oscilaciones y su propio peso, ya que de no estar bien construido se corre el riesgo de que se venga abajo… Esto obliga a utilizar núcleos rígidos de hormigón, sistemas de arriostramiento (diagonales de acero), cimentaciones muy profundas (especialmente en terrenos complejos) y amortiguadores masivos.

Controlar el proceso en las plantas más bajas es relativamente sencillo, pero no tanto en las superiores. Y cuando está el rascacielos acabado, llevar un seguimiento de la fachada es fundamental para evitar complicaciones. De nuevo, en los pisos más altos no es una tarea sencilla, y los métodos tradicionales de inspección requieren mucha mano de obra y tiempo, además de ser susceptibles a los errores y accidentes. Esto podría solucionarse mediante la inteligencia artificial y los drones.

Detectar grietas y manchas de agua con una precisión superior al 90 %

Los investigadores proponen drones no tripulados con cámaras de alta resolución, sensores LiDAR y sistemas de navegación GPS para circular por rutas preprogramadas

La detección de los defectos en las fachadas se ha convertido en una prioridad para los ingenieros estructurales y administraciones de las instalaciones, ya que los no detectados pueden acelerar el deterioro, lo que significa dos cosas: reparaciones más costosas y riesgo de seguridad para los ocupantes y los peatones.

Se ha descubierto que los avances en las tecnologías digitales podrían ayudar a reducirlos considerablemente, algo hasta el momento impensable con los métodos convencionales que involucran a la mano de obra humana. Gracias a los vehículos aéreos no tripulados y a la inteligencia artificial, la industria está virando hacia soluciones más inteligentes y automatizadas.

Las imágenes obtenidas por los drones, combinadas con la detección de defectos impulsada por la IA, ofrecen una alternativa prometedora para realizar evaluaciones rápidas, precisas y no intrusivas de fachadas de edificios de gran altura. Los drones toman imágenes desde múltiples ángulos sin necesidad de andamios ni cuerdas, las cuales se procesan mediante algoritmos de aprendizaje automático, concretamente redes neuronales convolucionales (CNN).

Estas redes CNN están entrenadas para identificar y clasificar los diferentes tipos de defectos. Aunque para ser entrenadas hayan requerido una gran cantidad de datos, a la larga es una técnica mucho más eficiente y económica, ya que minimiza los costos y mejora la precisión a la hora de proporcionar información práctica para el mantenimiento de los edificios de gran altura.

Además, ofrece la escalabilidad necesaria para implementar los avanzados sistemas de detección en múltiples edificios dentro de los entornos urbanos. Según los datos proporcionados por el Informe Anual de Accidentes de Trabajo del 2023 de CTAIMAel mantenimiento de infraestructuras es un sector con bastante siniestralidad, especialmente en la construcción.

El índice de incidencia es de 6.298,6 accidentes por cada 100 mil trabajadores. Las caídas, golpes y el atrapamiento son las principales causas de accidentes mortales en el sector. Las caídas desde mucha altura son una causa común de accidentes graves, a menudo relacionadas con resbalones y tropiezos. Los golpes por caídas de objetos o contra maquinaria/herramientas también influyen. Con los drones y la IA, esta cifra se reduciría considerablemente.

Los vehículos aéreos no tripulados son flexibles, seguros y rentables, no solo porque eliminan la necesidad de montar andamios y accesos con cuerdas (que resultan peligrosos y costosos para el ser humano), sino porque diversos estudios han demostrado que las cámaras que integran tienen una resolución tan alta que permiten capturar imágenes de fachadas con un nivel de detalle suficiente para identificar los defectos.

Detección con gran eficiencia

Además, los avances en IA, sobre todo el aprendizaje profundo, han revolucionado el campo de la detección automatizada de defectos. Las redes CNN han demostrado ser muy eficientes a la hora de clasificar las grietas, desconchados y otras anomalías superficiales. Esta tecnología ha demostrado ser útil en detectar grietas en el hormigón, en comparación con las técnicas tradicionales de detección de bordes.

Durante el estudio, las imágenes de los drones combinadas con modelos CNN para automatizar la detección de defectos en puentes permitió detectar grietas y manchas de agua con una precisión superior al 90 %. Esta tecnología incluso puede, gracias a los datos recopilados por los vehículos aéreos no tripulados, detectar las grietas en tiempo real.

No obstante, a pesar de los grandes avances, la combinación de drones con IA para la inspección de edificios de gran altura todavía sigue poco explorada. La mayoría de las investigaciones actuales se centra en puentes, pavimentos y la monitorización general del estado estructural, en lugar de las fachadas verticales.

El sistema propuesto por el estudio está basado en drones no tripulados equipados con cámaras 4K de ultraalta resolución, sensores LiDAR para mapeo de profundidad y sistemas de navegación GPS. Los vehículos aéreos siguen rutas de vuelo preprogramadas que cubren la fachada tanto vertical como horizontalmente, garantizando una cobertura completa de la superficie al mismo tiempo que se minimiza la redundancia de imágenes.



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jueves, 4 de diciembre de 2025

Viajes. China saca a la luz un robot que puede caminar como un ser humano

El primer robot humanoide de la historia se remonta a 1939, un año marcado por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La compañía Westinghouse Electric Company, especializada en productos y servicios para centrales nucleares, presentó en la Feria Mundial de Nueva York a Elektro. Esta máquina, con una altura aproximada de 2 metros y 120 kilogramos de peso, dejó a los asistentes boquiabiertos: podía caminar, hablar hasta 700 palabras, fumar cigarrillos, inflar globos y mover tanto sus brazos como cabeza.

Han pasado más de 85 años desde la presentación de Elektro. Actualmente, es propiedad del Museo Conmemorativo de Mansfield (Ohio), y el destino de su compañero Sparko, un roboperro que podía ladrar, sentarse y rogar a los humanos, es desconocido. El mero conocimiento de su existencia y característica sirve para ver cuánto ha evolucionado la robótica en estas más de ocho décadas.

Si bien todavía no caminan libremente por las calles ni son un miembro más de la familia, los robots humanoides modernos pueden realizar tareas gracias a la inteligencia artificial que Elektro no sería capaz de hacer en la vida. Entre sus mejoras están la ejecución de movimientos complejos, como pasos de baile avanzados y de artes marciales. Sin embargo, al desplazarse todavía se nota que son robots, por mucha cara de «humanos» que tengan. Excepto el XPENG IRON.

XPENG planea producirlo en masa para finales de 2026

Presentado al público hace un año, en noviembre de 2024, durante un evento de la compañía, el XPENG IRON es un robot humanoide que destaca sobre la competencia por moverse como si fuera un ser humano. De hecho, para demostrar que no era una persona disfrazada, lo abrieron para que los asistentes pudieran ver su interior.

Otra de las razones por las que el IRON ha llamado tanto la atención es porque la compañía tras su desarrollo, XPENG, está especializada en la fabricación de vehículos eléctricos y tecnologías de inteligencia artificial para conducción autónoma. Algunos de sus productos más populares son los SUV G6 y G9, así como el sedán P7; coches de ajustada relación calidad-precio y buenas prestaciones.

Desde su anuncio oficial, XPENG ha mostrado versiones mejoradas de su robot humanoide, incluyendo una que llaman ‘Next-Gen IRON’. La máquina tiene una estructura con columna vertebral humanoide, «músculos biónicos» y piel exterior flexible. El conjunto no solo le da una apariencia física más realista, sino también unos movimientos muy similares a los humanos.

Solo sus manos tienen 22 grados de libertad, permitiéndole manipular objetos con una precisión sorprendente. El robot está impulsado por la inteligencia artificial de la compañía, con chips propietarios llamados ‘Turing AI’ que le permiten procesar grandes modelos de IA para visión, lenguaje y acción. Incorpora una batería de estado sólido que, además de reducir el peso de la máquina, mejora la densidad energética para una mayor seguridad y autonomía.

XPENG afirma que su IRON ya está siendo usado en algunas líneas de producción de la empresa para tareas de ensamblaje y otras industriales. El objetivo de la firma es que el robot humanoide llegue a estar presente en entornos más diversos, como tiendas, oficinas y espacios comerciales. Más allá de manipular objetivos, la intención es que realice trabajos de atención y asistencia al público.

La compañía ha ideado el IRON como una plataforma que se puede moldear, estilizar y personalizar. En el proceso de desarrollo, ha considerado ofrecer distintos tipos de cuerpos, algunos más delgados y otros más robustos, así como piel sintética que recubre todo el cuerpo y formas de género más definidas. Como explicó el director ejecutivo He Xiaopeng:

Puedes elegir un IRON un poco más grueso o… un IRON más delgado… personalizarlo… según tus preferencias

Aun con todo lo que ofrece, XPENG quiere que el IRON no solo sea funcional, sino también accesible. Debido a su diseño, resulta más “cálido e íntimo” que otros robots humanoides más convencionales, que dan la sensación de ser mucho más mecánicos y fríos. Sin duda, sería un gran aliciente para que las personas tarden menos en aceptarlos en los entornos cotidianos.

Si todo va bien con la hoja de ruta, el siguiente paso de XPENG es producir en masa el IRON a finales de 2026, priorizando su uso comercial en tiendas, oficinas, áreas de recepción o como guías, en lugar de en los hogares. Muchos expertos son escépticos en cuanto a la viabilidad del proyecto, ya que una cosa es que el robot sea capaz de moverse en entornos controlados de manera relativamente fiable, y otra a que lo haga en entornos reales, desordenados e impredecibles.

Rodney Brooks, fundador de iRobot, avisó a los entusiastas e inversores de los robots humanoides que lo mejor que podían hacer es “no acercarse a menos de tres metros de uno”. Y no es una visión catastrofista o exagerada: estamos hablando de máquinas de metal muy pesadas y con la altura de un ser humano real, que acumulan una gran cantidad de energía cinética al caminar. Por ello, los accidentes graves son una posibilidad a tener en cuenta y que hay que evitar.



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miércoles, 3 de diciembre de 2025

Viajes. Desarrollan un robot que lucha contra el cambio climático

El Gran Arrecife de Coral es tan gigantesco que para repararlo hay que trabajar como si fuera una gran industria, con mucha precisión. Durante años, científicos e ingenieros han criado miles de corales jóvenes y han ideado herramientas para colocarlos en el mar, colaborando, además, con las comunidades locales. 

Ahora, el gran cambio llega con un nuevo aliado: robots marinos guiados por inteligencia artificial. Hablamos de una tecnología que es lo suficientemente avanzada como para ayudar a desplegar corales a una escala que sería imposible solo con personas.

La tecnología que quiere recuperar el Gran Arrecife de Coral

Este avance tiene un nombre, Sistema de Guiado para el Despliegue, y unas siglas, DGS. Su trabajo consiste en repartir por el arrecife pequeños dispositivos cerámicos, que llevan dentro corales jóvenes. Estos se colocan justo en los sitios donde tienen más posibilidades de crear.

No se busca tanto reemplazar a personas, sino ayudarles a llegar mucho más lejos. Lo que antes necesitaba de barcos especiales, buceadores y muchas horas de trabajo, ahora puede hacerse con un sistema automático que decide en tiempo real dónde y cuándo soltar cada dispositivo.

Ruta creada por el sistema DGS para desplegar corales

Uno de los ingenieros del proyecto, Ben Moshirian, ha explicado, en el comunicado publicado en la página web del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, que "el sistema no es tanto una sola tecnología sino muchas, reunidas en un flujo de trabajo que mejora el rendimiento de nuestros esfuerzos de siembra de coral. El objetivo es garantizar que los dispositivos de siembra de coral se implementen de forma precisa y segura en ubicaciones preestablecidas".

El reto de colocar los dispositivos exactamente donde hacen falta en un arrecife enorme es ideal para el DGS. Este sistema usa modelos basados en años de datos para elegir las mejores zonas y analiza factores como corrientes, temperatura o la estabilidad del fondo marino. Después, cuando está en el agua, sus cámaras y algoritmos deciden el momento ideal para soltar cada dispositivo. Funciona casi como un piloto automático, pero dedicado a restaurar el arrecife. Eso sí, que el sistema sea autónomo no significa que no sean necesarias personas.

Al contrario. Este DGS guarda la ubicación exacta de cada punto donde se sueltan los corales, de modo que los científicos pueden volver cuando quieran y comprobar cómo están creciendo. Además, permite tener margen de decisión, pudiendo los miembros del equipo colocar los dispositivos manualmente.

Parte del equipo tecnológico que conforma el sistema DGS

El valor real de esta tecnología está en todo el conocimiento que incorpora. Cada decisión automática se basa en modelos creados por expertos del programa RRAP, que está pensado para salvar el Gran Arrecife de Coral a través de nuevas tecnologías, ciencias avanzadas y la colaboración de las comunidades locales.

Estamos, por tanto, ante un trabajo conjunto de varias instituciones, con datos recogidos durante cinco años. Lo mejor de todo es que este Sistema de Guiado para el Despliegue continuará mejorando con el paso del tiempo. Cuantos más corales se desplieguen y más datos se recojan, más aprenderá el sistema y más preciso será.

El objetivo del proyecto es que cualquier persona o institución pueda utilizar esta herramienta y no solo los grandes buques de investigación. El sistema está pensado para funcionar también en embarcaciones pequeñas, lo que permite que las comunidades locales o grupos indígenas puedan participar en la restauración del arrecife sin necesitar de caros equipos.

Ayudando al océano a recuperar lo que ha perdido

Y las pruebas ya han comenzado. Los investigadores están comprobando cómo funciona el DGS en barcos de cinco metros cerca de la costa y en pequeñas lanchas usadas en el arrecife exterior. No solo están evaluando si la IA guía bien los despliegues, sino también el espacio que ocupa el sistema, si es fácil de manejar o si lo puede usar gente sin experiencia.

En el futuro, se podría llegar a plantear una fase en la que el sistema pueda instalarse en barcos autónomos, que sean capaces de trabajar solos durante mucho tiempo. Aun así, el doctor Moshirian recuerda: "Esta tecnología no consiste en que las máquinas reemplacen a los humanos. Se trata de que los humanos trabajen con máquinas para que nuestra ciencia tenga un impacto a una escala que antes era difícil de lograr".

El DGS es uno de los avances más importantes del programa RRAP, que está financiado por el gobierno de Australia y por la Fundación del Gran Arrecife de Coral y que está desarrollado por varias universidades y por centros de investigación como el Instituto Australiano de Ciencias Marinas o la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth. Ahora, el proyecto entra en una nueva fase de pruebas reales en el mar, dentro del Programa de Despliegues Piloto.

El arrecife está muy presionado por el calentamiento global y los episodios de blanqueamiento, con lo que nuevas e ingeniosas soluciones siempre son bienvenidas. Unir ciencia y robótica ya no es una idea futurista, sino toda una necesidad. No se busca controlar el océano, sino ayudar a que recupere parte de lo que ha perdido.



via Roberto Cantero https://ift.tt/ePtcnr9

Viajes. Encuentran una avispa fósil gigante en El Soplao, atrapada hace 105 millones de años

Un equipo internacional de científicos ha encontrado un insecto que habitó los bosques del Cretácico: Cretevania orgonomecorum, una nueva especie de avispa fósil, ha sido descrita a partir de un fragmento de ámbar hallado en el yacimiento de El Soplao, en Cantabria. Esta joya paleontológica, fechada en el Albiense medio (hace unos 105 millones de años), destaca no solo por su excelente conservación, sino también por su sorprendente tamaño y su singular morfología.

El descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Palaeoentomology, representa un hito en el estudio del linaje extinto de las evaniodeas, un grupo de avispas parasíticas. Con una envergadura comparable a especies encontradas en regiones tan remotas como Myanmar o China, C. orgonomecorum amplía el mapa global de este antiguo género y proporciona claves evolutivas cruciales. Su estructura antenal y la venación de las alas, rasgos clave en su diagnóstico, obligan además a replantear la clasificación interna del género Cretevania.

"Arca de Noé" del Cretácico

El ámbar de El Soplao ha vuelto a llamar la atención en la paleontología mundial. Este yacimiento, localizado en la comarca de Rábago-Celis, se ha consolidado como un auténtico santuario del pasado, con más de 1.500 inclusiones fósiles identificadas y al menos 30 especies descritas hasta la fecha. La resina fosilizada, producida por coníferas hace más de cien millones de años, capturó fragmentos de vida de un ecosistema que oscilaba entre lo terrestre y lo marino, en una mezcla singular de ambientes que favoreció una conservación excepcional.

Esta dualidad ecológica permitió atrapar, en la transparencia del ámbar, no solo avispas, sino también mosquitos, arañas y restos vegetales. La posibilidad de estudiar organismos en tres dimensiones y con estructuras internas intactas hace de El Soplao una especie de "Arca de Noé" del Cretácico temprano. Y más aún: un portal directo a una era en la que los dinosaurios dominaban los continentes y las primeras plantas con flores comenzaban a esbozar el futuro del paisaje terrestre.

Una avispa singular

Desde una perspectiva evolutiva, lo que hace especial a Cretevania orgonomecorum es su combinación de rasgos únicos y su conservación impecable. El fósil ha permitido a los investigadores no solo describir una nueva especie, sino también aportar caracteres diagnósticos que servirán para delimitar otras especies futuras dentro del género

Es un caso ejemplar de cómo un único hallazgo puede reordenar piezas clave de un puzle mucho mayor: el de la historia de la vida en la Península Ibérica durante el Cretácico.

Aunque esta nueva especie ha acaparado los focos, no es la única evidencia de avispas primitivas en El Soplao. En años anteriores se documentaron ejemplares igual de fascinantes: como Megalava truncata, un raro macho de la familia Megalyridae, o Archaeromma, una diminuta avispa de apenas unos milímetros perteneciente a Mymarommatidae. Cada uno de estos hallazgos ha ido configurando un atlas más preciso de las comunidades de insectos que compartían hábitat con los dinosaurios en la antigua costa ibérica.

El valor científico del ámbar cántabro reside también en su capacidad para conectar continentes. Especies similares del género Cretevania han sido halladas en Asia, lo que sugiere vínculos biogeográficos y rutas de dispersión insospechadas entre regiones tan alejadas. Este tipo de correlaciones entre fósiles no solo ilustran la distribución antigua de los insectos, sino que también ayudan a reconstruir los movimientos de las placas tectónicas y la evolución de los ecosistemas cretácicos.

En definitiva, Cretevania orgonomecorum no es solo una avispa fósil atrapada en resina. Es una mensajera que, tras millones de años, nos ofrece una visión precisa y deslumbrante de un mundo perdido. 



via Sergio Parra https://ift.tt/2CYS8l1

domingo, 30 de noviembre de 2025

Viajes. ¿Eres adolescente a los 32 años? Hay una parte de tu cuerpo que sí

Desde que nacemos, nuestro cerebro no deja de transformarse. No es un simple motor que se desgasta con el tiempo, sino una orquesta que reorganiza sus notas, que reconfigura su partitura a medida que avanzamos por las estaciones de la vida.  Ahora, un equipo internacional de neurocientíficos ha logrado cartografiar, con precisión inédita, los cambios en la topología de las conexiones cerebrales a lo largo del tiempo, identificando cinco grandes fases de reestructuración cerebral, con puntos de inflexión clave en torno a los 9, 32, 66 y 83 años. Los hallazgos han sido publicados en la revista Nature Communications y prometen redefinir nuestra comprensión del desarrollo y envejecimiento cerebral.

El equipo, liderado por el investigador Joshua Faskowitz (Universidad de Indiana), analizó más de 4.200 imágenes de resonancia magnética de difusión de personas entre 0 y 90 años. Utilizaron algoritmos de aprendizaje automático (UMAP) y herramientas de teoría de grafos para observar no solo cómo cambia cada conexión del cerebro, sino cómo se reorganiza su estructura global a lo largo de la vida. Esta estrategia multivariante permitió captar no solo las curvas suaves del desarrollo, sino también sus giros inesperados: momentos de transición profunda en la arquitectura cerebral.

Los escalones de la vida

En términos neurobiológicos, la vida no avanza en línea recta, sino en escalones. El primero de ellos se sitúa en torno a los 9 años: es el final de una etapa de crecimiento explosivo de materia gris y blanca

El segundo hito, a los 32, marca el fin de un largo proceso de refinamiento de las redes cerebrales iniciado en la infancia, un periodo en el que la conectividad se vuelve cada vez más eficiente y especializada. 

Luego llega la estabilización (de los 32 a los 66), antes de que el cableado cerebral comience a mostrar signos de reorganización asociados al envejecimiento. A partir de los 83 años, esta red muestra una caída más significativa en eficiencia global y en la comunicación entre regiones cerebrales distantes.

Las cinco etapas

En estos cinco paisajes temporales, el cerebro no solo cambia en su forma de conectar, sino también en cómo se organizan los “centros de mando” (hubs) y las rutas de transferencia de información. La eficiencia global (una medida de cuán fácilmente puede viajar la información) alcanza su punto máximo cerca de los 30 años, lo que coincide con estudios previos sobre el pico de madurez de la sustancia blanca. 

Sin embargo, esta cúspide no implica que el cerebro anterior fuera inmaduro, ni que después comience un declive. Más bien, lo que cambia es el modo en que se redistribuye el trabajo interno del sistema nervioso.

Madurar y envejecer

Uno de los aspectos más reveladores del estudio es que desmonta ciertas ideas simplistas sobre lo que significa “madurar” o “envejecer” cerebralmente. ¿Se puede decir que el cerebro sigue siendo adolescente hasta los 32 años? 

No exactamente. Lo que ocurre, según los investigadores, es que ciertos patrones característicos de reorganización (como la optimización de rutas y la especialización de módulos) se extienden más allá de la adolescencia tradicional. Es decir, la eficiencia cerebral, más que la inmadurez, es lo que sigue desarrollándose hasta esa edad.

Tampoco sería correcto afirmar que el cerebro “entra en declive” a los 66 años. Lo que se observa es un cambio de tendencia en cómo se distribuyen las conexiones, asociado a procesos naturales del envejecimiento. No hay un derrumbe, sino una reconfiguración paulatina que probablemente tiene relación con factores de salud vascular, metabólica y genética. El verdadero punto de pérdida significativa de conectividad aparece, según el estudio, en la franja de los 83 años. Incluso entonces, no implica necesariamente deterioro cognitivo: muchas personas continúan con plena lucidez y funciones mentales en esta etapa.

Implicaciones

Este mapa topológico del cerebro humano no solo traza una cronología de la conectividad, sino que también ofrece una nueva herramienta para estudiar trastornos neurológicos y psiquiátricos. Si se conocen con precisión las etapas críticas de reorganización cerebral, podrían identificarse ventanas sensibles en las que intervenciones terapéuticas serían más eficaces. Por ejemplo, los periodos en los que el cerebro es más plástico podrían coincidir con los momentos de mayor riesgo para ciertos trastornos del neurodesarrollo o de aparición de demencias.

Además, el enfoque metodológico del estudio abre una vía innovadora para abordar la neurociencia desde una perspectiva de sistemas complejos. Al proyectar datos de alta dimensión sobre espacios geométricos más simples (una técnica conocida como manifold learning), se logra visualizar y cuantificar de manera elegante lo que antes era solo accesible a través de inferencias dispersas

UMAP, la herramienta utilizada, se ha convertido en un estándar en el análisis de datos cerebrales por su capacidad para conservar tanto relaciones locales como patrones globales.

El estudio, sin embargo, no está exento de limitaciones. Los propios autores reconocen que al trabajar con un diseño transversal (no longitudinal), no pueden seguir la evolución individual de un mismo cerebro a lo largo del tiempo. Además, las decisiones técnicas sobre segmentación y comparación entre bases de datos podrían haber influido en los puntos de inflexión detectados. Por otro lado, el sesgo de supervivencia saludable en las personas mayores incluidas en el estudio puede haber suavizado las diferencias en las etapas finales. Aun así, esta investigación establece un marco temporal objetivo sobre la arquitectura cerebral que podría servir como referencia para nuevas exploraciones clínicas y cognitivas. 



via Sergio Parra https://ift.tt/idm7rnY

sábado, 29 de noviembre de 2025

Viajes. Así es el tren submarino más grande del mundo

China está empezando a perfilar un gigantesco proyecto, que podría no solo ampliar su red ferroviaria, sino que cambiaría la manera en que dos regiones industriales se relacionan, transformando su paradigma actual del comercio. Para conocer esta historia, tenemos que irnos hasta el estrecho de Bohai, donde ingenieros avanzan en el diseño de un túnel que conectará dos poblaciones.

Las afortunadas serán Dalian y Yantai, dos ciudades portuarias separadas, en la actualidad, por un interminable viaje de seis horas. Si la idea acaba haciéndose realidad, esa larga ruta podría acabar siendo un plácido viaje de alrededor de 40 minutos.

El excepcional reto del túnel del estrecho de Bohai

Comencemos por el inicio del proyecto. Los primeros estudios indican que serían necesarios crear tres tubos paralelos: dos para trenes de alta velocidad y uno central para los servicios de mantenimiento y evacuación. Esta configuración, habitual en infraestructuras subterráneas, permitiría unir este trayecto con las redes del norte y del este de China. Las velocidades podrían llegar a los 250 km/h.

Las cifras que se manejan en estos momentos son realmente escandalosas. Estamos hablando de un presupuesto aproximado de 26.000 millones de euros y unos posibles ingresos anuales de 2,5 millones de euros cuando se haya estrenado y esté en pleno funcionamiento.

Este túnel no solo agilizará el transporte de mercancías, sino que permitirá ganar tiempo, fiabilidad y mejorar el flujo logístico. Y para los viajeros, como comprenderás, la mejora es más que evidente, cambiando horas por minutos. Si hablamos de la industria, tendríamos que hablar de la puntualidad. 

Quitar de en medio el rodeo por la costa reduciría incertidumbres, algo esencial en un país con cadenas de suministro muy ajustadas, barcos reservados con meses de antelación y almacenes que operan casi sin margen de maniobra. Al conseguir un enlace directo entre dos sistemas ferroviarios, no solo es más fácil pasar de un lado a otro, sino que también el conjunto se vuelve más eficiente.

La línea roja indica el camino que recorrerá el tren en su paso por el estrecho de Bohai

Eso sí, idear un túnel bajo un estrecho tan transitado es un reto excepcional, repleto de problemas técnicos a resolver. El subsuelo del estrecho de Bohai combina sedimentos, roca dura y zonas fracturadas, lo que obliga a reforzar la futura estructura. Además, los movimientos sísmicos habituales en la zona hacen que esta deba absorber vibraciones sin comprometer su integridad.

Uno de los grandes pilares del proyecto es la seguridad. El tubo central, que mencionábamos anteriormente, serviría como pasillo de rescate y como punto de acceso para llevar a cabo tareas de mantenimiento. Se prevé la instalación de sistemas de ventilación avanzados, así como sistemas de drenaje y despresurización o sensores de fuego.

En estos momentos, el proyecto continúa en fase de estudio, con evaluciones ambientales y análisis de todo tipo. Los plazos que se manejan están entre los diez y quince años de ejecución, evidentemente condicionados por las regulaciones, la disponibilidad de la maquinaria y los obstáculos del terreno. 

La financiación estaría a cargo de fondos estatales, así como de aportaciones de las distintas regiones y, también, de la deuda emitida a través de una herramienta financiera específica. Esta última es una maniobra habitual en las obras de esta magnitud.

Dado que aún estamos hablando de un proyecto en papel, solo podemos hablar de supuestos. En el caso de que acabase convirtiéndose en realidad, este túnel del estrecho de Bohai superaría en longitud al famoso Eurotúnel que une Reino Unido y Francia, con 38 kilómetros bajo el mar, o el túnel Seikan, que une las islas de Honshu y Hokkaido y que tiene 54 kilómetros de longitud.

123 kilómetros para unir las economías de dos regiones de China

¿Y qué hay de los riesgos asociados al proyecto? Estas obras, además de incurrir en sobrecostes y retrasos, también deben plantearse la protección del ecosistema marino. Debido a la gran cantidad de acero y cemento que utilizan, es fundamental controlar su impacto climático, que también será definido por la cantidad de tráfico que logren atraer y por si, de verdad, reducen los viajes por carretera o el mar.

Para conocer si el calendario previsto es realista, hay que estar atento a cuatro importantes señales: los nuevos datos que se publican acerca de las características del subsuelo, cómo queda el plan de seguridad, los plazos de contratación de la energía y las tuneladoras y, por último, cómo se reparte la financiación que describíamos en párrafos anteriores.

Como podrás entender, una obra tan colosal necesita que todas esas piezas encajen a la perfección. Si esto sucede, China podrá construir no solo el túnel submarino más largo del planeta, 123 kilómetros de extensión, sino una vía de escape para el sector logístico del país.

Estaríamos ante un túnel que no solo acortaría distancias entre dos regiones de uno de los países más extensos del planeta, sino que permitiría establecer un nuevo paradigma en la manera en que se fabrica y exporta en ese rincón de China. No lo verás, pero la obra que conectaría el mar de Bohai con el mar Amarillo busca no solo manipular el tiempo, sino cambiar el orden económico del país asiático. 



via Roberto Cantero https://ift.tt/TFcb1ga

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Viajes. Humanos y golden retrievers: más parecidos emocionalmente de lo que imaginas

Desde los albores de la domesticación, el perro ha sido más que un simple compañero: ha sido un experimento biológico en tiempo real. Durante miles de años, los seres humanos no solo seleccionaron rasgos físicos o habilidades funcionales en estos animales, sino que moldearon, sin saberlo, su arquitectura emocional. 

Y en ese largo proceso de coevolución, algo inesperado ocurrió: los caminos genéticos del perro y del humano comenzaron a entrelazarse, no solo en lo externo, sino en lo más profundo de su comportamiento y sensibilidad.

Una nueva investigación liderada por Eleanor Raffan y publicada en PNAS ha revelado que al menos 12 genes relacionados con rasgos de personalidad en perros golden retrievers tienen paralelos funcionales en humanos, y están asociados con factores como la ansiedad, la sociabilidad, la agresión y la inteligencia

Esto no es solo una curiosidad científica: es una evidencia de que la evolución del comportamiento no es patrimonio exclusivo de nuestra especie, y que compartimos códigos de respuesta emocional que atraviesan el umbral de las especies.

1.300 perros

El estudio combinó análisis genómicos con datos de comportamiento obtenidos mediante un extenso cuestionario aplicado a más de 1.300 golden retrievers, todos en la etapa adulta de su desarrollo (entre tres y siete años). El objetivo era mapear la variabilidad genética de ciertos rasgos conductuales (desde la facilidad para el adiestramiento hasta el miedo a lo desconocido) y luego compararla con los datos de estudios de asociación genómica amplia (GWAS) en humanos

El resultado fue una convergencia sorprendente: regiones del genoma canino que explican la variabilidad conductual también parecen influir en trastornos y capacidades cognitivas humanas.

Uno de los genes más llamativos, PTPN1, se asocia en los perros con la agresividad hacia sus congéneres, mientras que en humanos se ha vinculado tanto con funciones cognitivas como con trastornos depresivos. Otro gen, relacionado con el miedo a otros perros, guarda paralelismos con tendencias humanas a revivir momentos vergonzosos o experimentar ansiedad anticipatoria. Así, comportamientos que antes podían interpretarse como simples peculiaridades caninas, cobran una dimensión mucho más profunda y empática.

“Si tu golden se esconde cada vez que alguien llama al timbre, quizá se deba a que, como tú, está predispuesto genéticamente a ser más sensible”, explica Anna Morros-Nuevo, coautora del estudio. 

Otro hallazgo interesante es la relación entre la adiestrabilidad y el gen ROMO1, que también aparece en humanos como un marcador de inteligencia emocional. Este descubrimiento sugiere que la eficacia del adiestramiento podría estar determinada no solo por la técnica o la constancia, sino por la sensibilidad emocional del animal. Los métodos clásicos de recompensa quizá deban evolucionar hacia modelos más empáticos, que integren el componente emocional como parte clave del aprendizaje.

Esta perspectiva, más que humanizar a nuestras mascotas, invita a reconocer que compartimos con ellas una raíz emocional que puede manifestarse de forma paralela. Y también sugiere que lo que antes interpretábamos como mal comportamiento, podría ser la expresión de un estado emocional genuino y angustiante.

Implicaciones

Este tipo de aproximaciones representa un cambio de paradigma: pasar de estudiar enfermedades mentales humanas en aislamiento a entenderlas como parte de un continuo biológico compartido.

La implicación es doble: comprender mejor a nuestros compañeros de cuatro patas y, al mismo tiempo, abrir nuevas rutas para entender y tratar ciertos trastornos humanos. Así pues, estas similitudes hacen de los perros (en especial de razas como el golden retriever) modelos naturales útiles para estudiar afecciones psiquiátricas relacionadas con la ansiedad o la hiperreactividad emocional.

Además, si ciertos comportamientos indeseados en los perros tienen una base genética compartida con desórdenes humanos, como la ansiedad, cabría incluso considerar tratamientos similares. Por ejemplo, los mismos fármacos ansiolíticos usados en medicina humana podrían (con el debido control veterinario) servir para ayudar a canes con reacciones exageradas al entorno.

Así, la próxima vez que tu golden te mire con esos ojos que parecen entenderlo todo, quizá sea porque, en el fondo, lo entiende. Y tú también a él.



via Sergio Parra https://ift.tt/n5yHfA8