viernes, 1 de noviembre de 2024

Viajes. ¿Una nueva domesticación? Así está cambiando el carácter de los perros con la vida moderna

La relación entre los perros y los humanos se remonta a hace miles de años y ha sido, posiblemente, la mayor historia de cooperación entre especies que haya existido. Nuestros antepasados proporcionaron a los de los perros comida segura a cambio de su ayuda en la caza y, con el tiempo, les llegaron a confiar el cuidado de sus rebaños, que en otra época habrían sido presas fáciles.

Esta relación modeló el carácter de los perros de un modo primordial, que se mantuvo inmutable durante milenios. Y así, durante gran parte de la historia de la humanidad, los perros han asumido básicamente dos papeles: cazadores y guardianes. Esto requería perpetuar una serie de rasgos de comportamiento, como el impulso de presa – es decir, el instinto cazador – o la actitud defensiva hacia los extraños.

Pero ahora este rol está cambiando y, con él, también cambian las expectativas de lo que la gente espera de un perro. Rasgos de comportamiento que antiguamente eran deseables han dejado de serlo e incluso son vistos como un problema. La gente que quiere una mascota ya no busca un perro que ladre ante cualquier extraño, que tenga una actitud defensiva o que ataque a los animales que no conoce.

Una tercera ola de domesticación

Brian Hare, profesor de antropología evolutiva en la Universidad de Duke, y Vanessa Woods, gerente del programa Duke Puppy Kindergarten, exploran este tema en su libro Puppy Kindergarten: The New Science of Raising a Great Dog (“Guardería de perros: La nueva ciencia de criar a un gran perro”). En él, exponen cómo los perros modernos están mostrando adaptaciones biológicas y cognitivas que les permiten encajar mejor en el mundo contemporáneo.

Los autores hablan de tres olas de domesticación. La primera correspondería al tiempo en el que los lobos salvajes empezaron a convertirse en perros: en aquel momento, los humanos los seleccionaban en base a su docilidad y sus habilidades para el rastreo y la caza, ya que estas eran necesarias para su papel de apoyo a los cazadores y de cuidado de los rebaños.

La segunda ola se situaría después de la Revolución Industrial y corresponde al momento en el que los perros empezaron a tener el papel de mascotas. Entonces el énfasis dejó de estar en sus habilidades y pasó a centrarse en su aspecto, ya que inicialmente solo los ricos podían permitirse tener mascotas y estas se convirtieron en un símbolo de estatus. Así nacieron muchas de las razas que hoy conocemos.

Ahora, Hare y Woods defienden que estamos ante una “tercera ola de domesticación”, ya que los perros están respondiendo a las nuevas exigencias de la vida moderna desarrollando características estrechamente relacionadas con la inteligencia social: en su rol de mascotas se espera que se comporten de una forma muy distinta a como han sido durante la mayoría de su historia, cuando su papel era proteger el ganado o las casas de sus dueños.

Su nuevo papel prioriza la relación amigable con las personas y con otros animales. En cierto modo es un regreso a los orígenes, cuando lo que más se valoraba en los perros eran aspectos de su carácter. La diferencia es que ahora no están enfocados al utilitarismo, sino a la vida en sociedad, y además afrontan nuevos retos derivados de los cambios en el estilo de vida de las personas.

Un cambio de paradigma

En lo que se refiere a nuestra relación con los perros, lo que más nos diferencia de las generaciones pasadas es la cantidad de actividades que realizamos con ellos. Esto implica desarrollar una serie de habilidades cognitivas enfocadas a la inteligencia emocional y social. Ahora, por ejemplo, se valora mucho que sean sociables con otros perros y también con otras mascotas, como gatos o conejos.

Este cambio afecta incluso al lenguaje, ya que un perro que reaccione agresivamente hacia otros se denomina “reactivo”, cuando en otros tiempos este comportamiento era considerado normal e incluso deseable, por su papel de guardián. En cambio ahora es un problema de corregir, no solo porque limita la capacidad de realizar actividades con sus cuidadores, sino también porque puede poner en riesgo a las mascotas de otras personas en espacios compartidos, como el veterinario o el transporte público.

Otro cambio importante que se ha producido en nuestra relación con los perros afecta especialmente a aquellos entrenados como animales de servicio, como perros guía, de rescate o de terapia. Para estos trabajos deben aprender y memorizar instrucciones y patrones de conducta muy complejos. El ejemplo más claro son los perros guía, que deben aprenderse diversas rutas, asociarlas a una instrucción (“a la farmacia”) y estar atentos a señales que para ellos no deberían significar nada, como los semáforos o los pasos de peatones.

Finalmente, los autores destacan el cambio que supone para nuestros compañeros la progresiva tendencia hacia la vida urbana en las últimas décadas. Durante la mayor parte de nuestra historia compartida, los perros han tenido un acceso notable a espacios abiertos, ya sea porque sus dueños vivían en el campo o porque eran animales de trabajo. Generalmente, la gente que vivía en las ciudades era o lo bastante rica como para que siempre hubiera alguien en casa - ya fuese la mujer que no trabajaba o el servicio doméstico - o demasiado pobre para poder permitirse tener perro.

Ahora, en cambio, muchas mascotas deben pasar largas horas en casa mientras sus cuidadores trabajan y en esta situación se espera que no ladren ni causen destrozos. Incluso cuando salen, al vivir en la ciudad, hay espacios en los que deben ir con correa. Y, si bien cada vez son más las empresas que permiten a sus trabajadores llevar el perro a la oficina, este debe aprender a comportarse en un ambiente de trabajo.

Hare y Woods sostienen que estamos viviendo una época de “selección por comportamiento” que en pocos años moldeará el carácter de los perros en general, haciéndolos animales más amigables con los extraños y refinando su inteligencia social. Y no solo como mascotas: la demanda creciente de terapias asistidas con animales hará que cada vez sean mejores en este papel que combina aspectos del perro-mascota y el perro de trabajo. La idea de que el perro es el mejor amigo del hombre nunca había estado tan vigente como ahora.



via Abel G.M. https://ift.tt/MQohdxl