Reorientó el edificio sobre la cuadrícula del Eixample barcelonés para que tuviera más horas de luz y una eficiente ventilación natural; para los jardines, eligió plantas con flores que sobrevivieran todas las estaciones para que los pacientes se alegraran con su color y aroma en cualquier momento del año; dividió el hospital en pabellones aislados para evitar contagios, los unió con dos kilómetros de pasadizos subterráneos y los revistió con baldosas decoradas con motivos naturales. Este año se cumple el centenario de la muerte del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, el artífice del espectacular recinto modernista del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Sostenía que la estructura de un edificio y su ornamentación mejoraban la salud y el ánimo de las personas. Había estudiado física y matemáticas, sabía de botánica y heráldica, era experto en tipografías y encuadernación por oficio familiar, y puso todo su talento en este hospital de caridad, que funcionó de 1930 a 2009 y que ahora se visita como monumento. Lo llaman «el hospital más bello del mundo», y así de superlativo lo percibieron los suscriptores de National Geographic en una exclusiva ruta el pasado 2 de diciembre. Los detalles narrados de la vida de Domènech i Montaner ayudaron a interpretar la particular amalgama de arquitectura y artes decorativas de este genio del modernismo.
Este artículo pertenece al número de Febrero de 2023 de la revista National Geographic.
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