Para cualquiera que sienta ansiedad cada vez que estos días oiga el ruido de un estornudo, esta nueva investigación le ofrecerá poco consuelo.
Lydia Bourouiba, científica experta en dinámica de fluidos del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussetts), ha investigado durante años con ayuda de iluminación y fotografías obtenidas con cámaras ultrarrápidas hasta qué punto los esputos y gotitas que expulsamos de nuestros orificios nasales y bucales son capaces de propagar todo tipo de patógenos, entre ellos el nuevo coronavirus. La secuencia 2.000 fotogramas por segundo de su grabación muestran una neblina compuesta por una mezcolanza de moco y saliva que capaz de salir expulsada a una velocidad de más de 160 kilómetros por hora y superar los 8 metros de distancia. Y eso no es todo, una vez parada la proyección, una turbulenta nube de gotitas puede permanecer suspendida durante varios minutos, dependiendo del tamaño de estas partículas.
This sneeze filmed at 2,000 frames per second shows that it's a hot, moist turbulent gas cloud containing air and mucosalivary droplets that travel as far as 7-8 meters (26 ft). -Implications for #SARSCoV2 transmission dynamics. From @JAMANetwork doi:10.1001/jama.2020.4756 pic.twitter.com/wWpOBPU4Ro
— David Zamora (@DavidZamoraMD) March 26, 2020
Gotas grandes y pequeñas
Entender exactamente cómo viajan y se dispersan esas microgotitas que expulsamos cada vez que estornudamos es fundamental para contener enfermedades respiratorias infecciosas como la COVID-19. La propagación de estos patógenos todavía es un misterio, por lo que la investigación de Bourouiba arroja nuevos datos al debate científico en curso sobre cómo se desplaza el nuevo coronavirus a través del aire. Sus conclusiones sugieren que esa transferencia aérea puede ser más probable de lo que se pensaba anteriormente.
La mayoría de las autoridades sanitarias, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. recomienda que mantengamos una distancia social de al menos dos metros, una medida que probablemente no sea suficiente, pues, según Bourouiba, no tiene en cuenta la dinámica de fluidos. Los datos recabados por su investigación concluyen que en realidad el patógeno puede viajar hasta cuatro veces esa distancia. Si Bien el estornudo no es uno de los síntomas comunes de COVID-19, una persona asintomática con alergias estacionales o un estornudo aleatorio aún podría transmitir el germen.
"Eso tiene implicaciones a la hora de saber cuántas personas pueden agruparse en un determinado espacio"- afirma la experta-. "Sobre cómo manejar el trabajo en equipo y las reuniones, especialmente en lugares donde el aire no se renueva".
Cuando un virus que infecta el sistema respiratorio abandona el cuerpo humano, este permanece dentro de las gotas de saliva y moco. Durante décadas, los científicos los clasificaron como gotas grandes, de más de cinco a 10 micras, o gotas pequeñas, llamadas aerosoles.
Las pequeñas gotas que contienen virus pueden durar minutos atrapados dentro de la nube cálida y húmeda que se forma después de un estornudo.
El tamaño importa
Cuanto más grande es la gota, más probabilidades hay de que caiga rápidamente al suelo o sobre objetos cercanos después de ser expulsada. Si alguien toca estas gotas y luego se frota la cara, puede contraer el virus, por lo que es importante que nos lavemos las manos con frecuencia. Sin embargo, las gotas más pequeñas son menos predecibles. Pueden viajar distancias mayores, aunque en las condiciones adecuadas, se evaporarán rápidamente.
Agencias como los CDC y la Organización Mundial de la Salud clasifican las enfermedades como predominantemente propagadas por partículas grandes o partículas pequeñas; Se cree que la COVID-19 se propaga principalmente a través de partículas respiratorias grandes.
Al estornudar podemos expulsar gotas de distintos tamaños que pueden llegar hasta los 8 metros de distancia
Pero la investigación de Bourouiba sugiere que esa dicotomía puede ser arbitraria. Su estudio indica que un estornudo puede expulsar gotas de varios tamaños que pueden expulsarse entre los 7 y 8 metros de distancia. El tiempo que estas microgotas permanezcan en el aire antes de evaporarse dependerá de varias condiciones, incluidas la humedad y la temperatura. Los aerosoles generalmente se secan más rápidamente, pero las pequeñas gotas que contienen virus pueden durar minutos atrapados dentro de la nube cálida y húmeda que se forma después de un estornudo.
Y los expertos aún no saben exactamente qué dosis de material infectado se necesita para enfermar a alguien. "Todavía no tenemos una dosis infecciosa, ¿a cuántas partículas tendría que estar expuesto para infectarme? Es difícil de decir - afirma Joshua Santarpia, del Centro Médico de la Universidad de Nebraska- . Diversos estudios sobre el virus de la gripe demuestran que no todas las rutas de transmisión tienen la misma probabilidad de provocar uan infección, y que las gotas más grandes transportan una mayor dosis del virus, lo que aumenta la probabilidad de infección.
"Todavía no se sabe si COVID-19 se propaga por aerosoles" -afirma Ben Cowling, epidemiólogo de la Universidad de Hong Kong. En un estudio publicado a principios de este mes en Nature Medicine, Cowling y su equipo de investigación descubrieron que la gripe puede propagarse a través de aerosoles, y sospecha que el nuevo coronavirus también puede propagarse por el aire a distancias cortas.
"La gripe es similar en muchos sentidos es similar", afirma Donald Milton, un experto en transmisión por aerosoles de la Universidad de Maryland. "Llevamos cien años estudiando la gripe y todavía no hay acuerdo sobre cómo se transmite porque es difícil precisarlo".
Cúbrete cuando tosas
Gran parte de lo que sabemos sobre cómo se propaga por el aire este coronavirus se basa en muestras recogidas en habitaciones de personas infectadas con COVID-19. Pero la realización de este tipo de estudios conlleva ciertas dificultades.
"Es bastante difícil recolectar virus del aire porque la recolección de partículas finas a través de un filtro tiende a secarlas", dice Milton. "Todo lo que puedes decir es que hay ARN allí, y no está claro que todavía sea infeccioso".
Los expertos en materia de salud creen que es poco probable que las actividades que causan una respiración acelerada, como correr o andar en bicicleta, aumenten las posibilidades de transmisión, pero un estudio publicado recientemente en el New England Journal of Medicine encontró que hablar en voz alta puede expulsar las gotas respiratorias hasta un metro de distancia.
Según los estudios científicos, hablar en voz alta puede expulsar las gotas respiratorias hasta un metro de distancia.
Las mascarillas pueden ayudar a reducir la propagación, pero son más efectivas cuando las usan las personas que portan el virus, y deben usarse adecuadamente para proteger a los demás. Actualmente, según la OMS; no hay pruebas de que su uso evite que las personas sanas contraigan infecciones respiratoria. Sin embargo, las personas que no muestran síntomas de COVID-19 aún podrían transmitir la enfermedad, por lo que se recomienda su uso en público.
A raíz de las conclusiones de la investigación Bourouiba sobre la distancia que alcanzan las gotitas respiratorias, lo que mejor podemos hacer es asegurarnos de cubrirnos la nariz y la boca cuando tosamos o estornudemos.
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