Siempre es un placer volver a Estella-Lizarra, ciudad culta y hermosa. Tierra de acogida, es vía de paso de peregrinos en su particular ruta jacobea, con un importante emplazamiento cuyo legado hoy todavía podemos contemplar en todo su esplendor. En Estella-Lizarra te topas en una ciudad con un patrimonio monumental de lujo, pero hoy quiero destacar otros dos valores a tener también muy presentes: su privilegiada naturaleza y su exquisita gastronomía.
Alguien me dijo una vez sin reparos: “los navarros son unos gourmets y comer es un pasatiempo nacional”. Cierto, cualquiera que conozca Estella-Lizarra y sus pueblos de los alrededores sabrá de ello. Aquí se ama la buena mesa, salta a la vista solo con ver la calidad de los ingredientes que entran en su cocina, la buena mano que tienen en la elaboración de los platos y el toque repetido de tradición e innovación en que se inspiran.
Efectivamente, estamos en tierra de buen comer… y de buen beber. Por un lado está su gran mercado: cada jueves se celebra en la plaza de San Juan y Santiago uno con productos locales. Es, pues, cita obligada donde adquirir pimientos del piquillo, espárragos, alcachofas, pochas (alubias blancas), calbotes (alubias rojas), quesos de Urbasa… Porque no nos olvidemos, en Estella-Lizarra la gastronomía está profundamente ligada a los productos de la tierra.
Y todo puede probarse gracias a la gran cantidad de bares y restaurantes, donde la oferta es muy amplia y variada. Todos son auténticos templos gastronómicos donde probar, por ejemplo, menús ricos en menestras navarras, pistos de verduras, los exquisitos espárragos de Navarra, con su correspondiente denominacion de origen, ideales como entrantes o acompañamiento.
Entre las carnes son muy populares el asado de cochinillo, el consumo de carne de vaca, cordero y caza. Una auténtica locura gastronómica, creáme.
¿Y de postre? Existen varias especialidades que se elaboran en las pastelerías como la rocas del Puy (bombones de chocolate y avellanas) o alpargatas, un dulce de hojaldre y crema de almendras. Dicen en Estella-Lizarra que se preparó por primera vez para conmemorar la visita del rey Alfonso XII a la localidad. Postre Real, sin duda.
Pero también es tierra de buen vino. En realidad el enoturismo se ha convertiodo en uno de los grandes atractivos de la región. Aquí se producen un vino excelente, entre los que destacan en Vino D.O.Navarra, el Vino D.O. Pago de Arízano, el Vino D.O. Pago de Otazu y el Vino D.O. Prado de Irache. Hay que aprovecharse y, de paso, acercarse a las bodegas pues muchas ofrecen visitas guiadas, catas y propuestas excelentes de alojamiento.
ESCAPADA A LA NATURALEZA
Nos encontramos en Navara y disfrutar del aire libre y de la naturaleza es algo que está a nuestro alcance. Navarra nos ofrece una diferencia de paisajes inusitados. Pero la naturaleza es frágil y a menudo debe soportar nuestra presión, por esto numerosos espacios están siendo declarados parrques nacionales o naturales. Se trata, claro, de proteger sus valores.
Desde Estella-Lizarra, si tienes la oportunidad, no te pierdas el fantástioco entorno formado por el Parque Natural de Urbasa y Andia.
Un auténtico espectáculo, un paraíso de hayas, salpicado de senderos, curvas kársticas y miradores donde contemplar la belleza del entorno. Una auténtica maravilla de la naturaleza que ofrece espacios mágicos como el Nacedero de Urederra.
A un tiro de piedra de la misma localidad está también la vía verde del ferrocarril vasco navarro. Aquí se revive la huella del tren que, entre los años 1929 y 1967, unió Estella Lizarra con Bergara, pasando por Vitoria-Gasteiz; hoy se han recuperado unos pocos kilómetros. Es un camino llano, ideal para caminar con nuestra familia.
Gastronomía/naturaleza; naturaleza/gastronomía… Unidos, además, a un rico patrimonio monumental. Es Estella-Lizarra la escapada perfecta para tener muy en cuenta ahora en otoño y el próximo invierno. Me lo agradecerán…
via Oriol Pugés https://ift.tt/2Itksp1
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