En julio de 2022, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UNIC) declaró a la mariposa monarca como una especie en peligro de extinción. De entre todos los lepidópteros que habitan nuestro planeta, la mariposa monarca es uno de los más admirados y estudiados, no solo por el característico color naranja de sus alas y la belleza de los trazos negros que la identifican, sino también por las impresionantes migraciones que realizan cada año. De ahí que su inclusión en la lista roja de la UNIC hiciera saltar todas las alarmas y que actualmente se estén llevando a cabo múltiples iniciativas para garantizar su conservación.
Las grandes migraciones de la monarca
Las mariposas monarca (Danaus plexippus) se encuentran en muchos países del mundo, entre ellos España, Portugal, Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda, sin embargo, las más conocidas son las que viven en América del Norte. Cuando las temperaturas descienden y los días empiezan a acortarse, las mariposas de esta subespecie (D. plexippus plexippus) se trasladan de Estados Unidos y Canadá a zonas más cálidas del planeta, en las que pasan el invierno.
La generación "matusalén" de mariposas monarca puede vivir hasta nueve meses.
EL 5% de la población norteamericana de mariposas monarca vive al oeste de las Montañas Rocosas e hiberna en la costa de California. El 95% restante vive al este de la cordillera y en otoño migra hasta los bosques de oyamel del centro de México, donde pasa los meses más fríos. Durante este viaje, las mariposas monarca se reúnen en grandes grupos y siguen las rutas de miles de kilómetros trazadas por generaciones anteriores hasta llegar a los lugares de invernada. Meses después, cuando la primavera eclosiona, las monarca realizan el mismo trayecto de vuelta, regresando a Estados Unidos y Canadá, donde se reproducen.
La generación de mariposas monarca que nacen entre finales de verano y principios de otoño es conocida como generación "matusalén", ya que dichas mariposas pueden vivir hasta nueve meses y realizan el ciclo completo de migración, es decir, el viaje de ida y vuelta. En cambio, las otras generaciones viven únicamente 24 días.
Una especie en peligro de extinción
Según datos de la UNIC, la principal autoridad mundial sobre el estado de la biodiversidad, esta especie de mariposas ha disminuido entre un 23% y un 72% en los últimos 10 años. Entre 1914 y el 2021, la población occidental de mariposas monarca (las que viven al oeste de las Montañas Rocosas) descendió un 99,9%. Por otro lado, entre 1996 y 2014, la población oriental de mariposas monarca (las que viven al este de las Montañas Rocosas), se redujo un 84%.
Desde que se monitoriza la migración de estos insectos, el mayor registro poblacional se dio en 1996, cuando las monarca ocuparon 18,7 hectáreas de las áreas de hibernación. En 2014, en cambio, solo se extendieron a lo largo de una hectárea.
Los insecticidas, el cambio climático y la reducción del algodoncillo ha perjudicado a las monarca.
Los factores que están llevando a las mariposas monarca al borde de la extinción son muy diversos. Por un lado está la destrucción de los hábitats boscosos en los que pasan el invierno. Por otro, el uso de insecticidas en territorios y campos de cultivo que las mariposas atraviesan durante su migración, unos productos químicos que afectan a todos los insectos, no únicamente a las plagas que podrían ser perjudiciales para la cosecha. También les ha afectado la reducción del algodoncillo, la planta en la que las mariposas depositan sus larvas y de la que se alimentan, tanto por el uso de insecticidas como por haber sido retiradas de muchas zonas, al ser consideradas maleza agrícola.
A todo esto se le suma el cambio climático y el aumento de fenómenos meteorológicos dramáticos, como la sequía o los huracanes, que perjudican a las mariposas monarca tanto en sus hábitats como durante la migración.
Iniciativas para preservar la mariposa monarca
En vista de la alarmante situación en la que se encuentra la mariposa monarca, durante los últimos años se han llevado a cabo varias iniciativas para evitar su extinción. En 2008, por ejemplo, la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, situada en el centro de México, garantizando la protección de las 57.259 hectáreas de superficie de bosques de oyamel en as que se resguardan las mariposas monarca durante el invierno. Cada año, estos santuarios no solo reciben a las mariposas sino también a los cientos de visitantes que acuden a la reserva a contemplar el fascinante espectáculo de la migración de las monarca.
Por otro lado, en Estados Unidos y Canadá se ha fomentado la siembra de corredores de agodoncillo autóctono
para ayudar a que las mariposas prosperen durante la temporada de reproducción, creando hábitats beneficiosos para estos insectos.
Más allá de las acciones de los gobiernos y de los equipos científicos que continuan estudiando y rastreando las poblaciones de mariposas monarca, gestos tan sencillos como plantar flores en en la terraza, cerca de una ventana o en el balcón, pueden ayudar no solo a las mariposas sino también a otros polinizadores, como las abejas o los abejorros. De esta manera, también las pequeñas acciones pueden ayudar a garantizar la conservación de los seres que habitan la Tierra.
via Aitana Palomar S. https://ift.tt/a2Unevr
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