Ya ni las aves acuáticas se acercan al pequeño charco de agua que ha quedado de lo que antes era la laguna permanente más grande de Doñana, la laguna de Santa Olalla. A finales de agosto de 2022, ha terminado por secarse. No es un hecho novedoso, pues es la tercera vez que ocurre desde que la Estación Biológica de Doñana – CSIC comenzase a registrar datos en los años 70, pero sí da muestra tanto de la fragilidad del entorno como de la importancia de las políticas medioambientales correctas para no perder lugares de alto valor ecológico como este.
El sistema de aguas de Doñana es uno de los hábitats más importantes de la península Ibérica. La enorme biodiversidad que alberga se complementa con la gran cantidad de aves que, en su ruta migratoria hacia África, hacen un alto en el camino. Su sistema de lagunas, de las que solo unas pocas se mantienen con agua todo el verano, ofrecen refugio a las primeras aves limícolas que migran al sur tras criar en el norte de Europa. Además, en verano los arrozales también ofrecen un importante refugio. Al menos así era hasta ahora. En palabras de Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC “las cosas han cambiado. A Doñana ya no le quedan lagunas permanentes mientras que la superficie de arrozal plantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua”.
Una larga sequía
La sequía sufrida en 2022 es la guinda del pastel del desastre. “Hace ya años que no llueve de manera normal. Doñana lleva diez años consecutivos con niveles de precipitación inferiores a la media”, apunta Revilla. Las zonas húmedas y las especies que dependen de ellas son las más afectadas y se ven obligadas a desplazarse hacia zonas más húmedas.
Como apuntan desde el CSIC, "La laguna de Santa Olalla es la única que se mantenía con agua permanente de un rosario de grandes lagunas (las lagunas peridunares) que se forman a sotavento del impresionante cordón de dunas que separa la marisma del Océano Atlántico. Su origen está en las descargas de agua del acuífero de Doñana en esta zona, el cual genera una explosión de vida. Estos y otros valores naturales han hecho que Doñana tenga la consideración de Parque Nacional y Reserva de la Biosfera. Sin embargo, la continua explotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva y de las extracciones para consumo humano, también en los años tan secos como este, hace que no solo las lagunas temporales hayan desaparecido de Doñana, sino que también las permanentes estén amenazadas".
Un acuífero sobreexplotado
A muchos la noticia no les ha pillado de sorpresa. Múltiples asociaciones venían alertando en los últimos años del peligro que suponían ciertas políticas de explotación de los acuíferos que alimentaban Doñana. Un ejemplo de ello lo muestran desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas: "Las lagunas peridunares se sabe que están afectadas principalmente por las captaciones de agua de la localidad de Matalascañas, que en verano aumenta su consumo de agua exponencialmente con la llegada de decenas de miles de turistas y que hace que la población pase de unos pocos miles de habitantes a unas cien mil personas. El efecto del consumo de agua por los turistas es tan intenso que los piezómetros -los sondeos que miden la profundidad a la que se encuentra el nivel de agua del acuífero-, detectan las diferencias entre los días de diario y los fines de semana, cuando el consumo es mucho mayor".
“Esta es la tercera vez que la laguna de Santa Olalla se seca completamente desde que tenemos registros. Ocurrió también en 1983 y en 1995, en ambos casos coincidiendo también con períodos de sequía intensa”, explica Revilla. “Sabemos, por las veces que ha ocurrido con anterioridad, que no solo es la sequía la causa de que las lagunas permanentes de Doñana hayan desaparecido. La sobreexplotación del acuífero de Doñana es también responsable”. Un acuífero está sobreexplotado cuando de él se extrae más agua de la que recarga cuando llueve, algo que lleva muchos años ocurriendo en Doñana.
Ante esta grave situación en la que se encuentra la laguna de Santa Olalla, el director de la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha pedido a las autoridades competentes que se aceleren las medidas para eliminar las captaciones de aguas subterráneas de Matalascañas, y que, mientras tanto, se impongan restricciones al uso del agua en la urbanización, al menos en años en los que las lagunas se encuentran en situaciones tan extremas como este. “No puede ser que mientras se sigue regando el césped en Matalascañas, las lagunas de Doñana se sequen completamente”, concluye.
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