Empecemos por el principio y con la lección más importante de todas. ¡Sí, se puede hacer senderismo con niños pequeños! La alternativa es quedarse en casa y eso alguien al que le gusta viajar y caminar por la montaña no lo puede concebir.
La llegada de un hijo al mundo te cambia la vida por completo en muchos aspectos, pero no por ello tienes que quedarte en casa. Para subirte la moral vamos a darte buenos consejos para hacer senderismo con niños pequeños y bebés.
Trucos para hacer senderismo con niños pequeños
Cuando los niños son tan pequeños lo único que quieren es estar con sus padres y el lugar les da un poco lo mismo. Los niños pequeños y los bebés tienen unas rutinas muy marcadas en cuanto a horarios de sueño, comidas, baños y juegos. Olvídate de las rutas maratonianas y las locuras que hacías antes de ser padre o madre.
Diseña tus itinerarios y rutas andando pensando en las necesidades del bebé. Si come, duerme, juega y se baña a sus horas, el viaje será extraordinario para los papás y los niños pequeños.
La mochila portabebés, tu primer accesorio
Cuando los niños son menores de 12 años y todavía no saben caminar o están dando sus primeros pasos, la mochila portabebés será nuestro primer gran aliado. Desde ese balcón privilegiado tendrá sus primeras experiencias en la naturaleza así que es importante elegirla bien.
Dependiendo de la edad y el peso el portabebés será distinto, así que échale un vistazo a páginas como, por ejemplo, comparar.net, donde tienes muchos precios y modelos.
La gran ventaja de las mochilas portabébés es que el peque puede ir un ratito con mamá y otro con papá y de este modo ir toda la familia al mismo paso descubriendo las maravillas de las rutas de montaña y bosques.
La naturaleza les apasiona a los niños
Nuestros hijos se han criado en ciudad y en un entorno donde la tecnología juega un papel importante. Sin embargo, nos hemos dado cuenta que la naturaleza les apasiona.
Cosas tan simples como tirar piedras a un río, bañarse en un lago o observar a los animales (aunque sean pequeños insectos) o tocar con la manita las hojas de un árbol les fascina.
Por este motivo, la mayoría de nuestros viajes cuenten con una parte donde se tenga contacto directo con la naturaleza. Siempre viene bien respirar aire puro y despejar la mente. Para ellos es un aprendizaje continuo y para ti una satisfacción.
No hace falta llevarse la casa a cuestas
En nuestras primera caminatas nos llevamos el baúl de la Piquer a cuestas. Piensas que a la hora de hacer la mochila te van a hacer falta muchísimas cosas, pero realmente luego nunca las utilizas. Está bien ser previsor, pero sin pasarse.
Ropa de abrigo (o de baño si es en verano), productos de higiene (pañales, toallitas, cremas), algo de comida y como mucho, alguno de sus juguetes favoritos.
No está de más comprobar varias veces la mochila para revisar que sí llevamos los básicos imprescindibles y no los «por si acaso».
Tranquilos que no van a pasar hambre
La alimentación de los bebés es otro de los grandes miedos de los papás que van a viajar o salir a caminar por primera vez con sus hijos pequeños.
Si el bebé es lactante no hay ningún problema, pero si el peque ya ha dejado esa etapa tampoco suele haber inconvenientes. Antes de hacer la ruta calcula las horas que vas a estar caminando por la montaña y pilla comida en consecuencia que no necesite ser manipulada o cocinada.
Recuerda que durante la ruta cada kilo de más en la mochila pesa el doble.
Rutas divertidas e interesantes desde el primer paso
Todos recordamos con mucho cariño nuestras primeras caminatas de pequeños. Sendas y bosques donde todo era nuevo y divertido junto a nuestros padres.
Nuestra actitud para que sea un recuerdo memorable es muy importante. Las primeras veces busquemos rutas sencillas y no nos marquemos objetivos fijos, sino que tenemos que adaptarnos a las necesidades de los niños.
Si al final no llegamos a ese lago, cascada o cumbre no importa… en este caso más que nunca lo importante es el camino y lo que nos vayamos topando en él.
Para ellos es como vivir una aventura desde el primer paso y realmente les da igual lo que haya al final del sendero. Hay pequeños trucos o juegos que nunca fallan como inventarse una historia o leyenda, jugar al clásico «veo, veo» o tratar de escuchar los sonidos del agua, los pájaros o el viento.
Cuanto más mayores sean los niños será más fáciles mantenerlos en vilo, aunque cuando son bebés todo es tan nuevo y estimulante que se pasan todo el camino conectados al mundo que les rodea.
Ah y no olvides ir haciendo pequeñas paradas para descansar, beber, comer y jugar… así todo irá sobre ruedas.
Paciencia, paciencia, paciencia
Aunque sea la última, quizás es la más importante. Y no sólo la aplicamos a la montaña, sino a todos nuestros viajes con niños.
Está muy bien eso de salir de casa con todo planificado al milímetro, pero los niños son completamente impredecibles. Hay situaciones en las que el cansancio, la curiosidad o simplemente el aburrimiento harán que tus hijos se salgan por la tangente.
En casa o en nuestra zona de confort tenemos más capacidad de reacción porque conocemos el terreno, pero en la montaña nos toca ser muy pacientes con ellos e improvisar soluciones. Si tienes paciencia y mantienes la calma es mucho más fácil reconducir la situación y que todo salga a pedir de boca.
¿Te han gustado nuestros consejos para hacer senderismo con niños pequeños y bebés? ¿Compartes alguno más con nosotros? Esperamos tus ideas o dudas en los comentarios.
También puedes echarle un vistazo a las 12 cosas que hemos aprendido viajando con bebés.
La entrada Consejos para hacer senderismo con niños pequeños y bebés apareció primero en El Pachinko.via Pau García Solbes https://ift.tt/3j6DqFb
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