jueves, 19 de junio de 2025

Viajes. Un científico rompe los esquemas de la NASA y propone una ruta exprés a Marte

Durante décadas, la humanidad ha mirado a Marte con la promesa latente de que, algún día, se convertiría en nuestro próximo hogar planetario. Sin embargo, la distancia que nos separa del planeta rojo —aproximadamente 225 millones de kilómetros— ha sido también la barrera más difícil de superar

Según la NASA, un viaje seguro hasta allí debe tomar entre seis y nueve meses, debido principalmente a la elevada exposición a la radiación que sufriría la tripulación en trayectos más breves. Pero una nueva propuesta firmada por el físico Jack Kingdon, de la Universidad de California, podría cambiar esa narrativa.

Kingdon sostiene que podemos alcanzar Marte en apenas 90 días utilizando tecnología que ya está al alcance, sin necesidad de esperar a desarrollos aún en fase experimental como los motores nucleares o los impulsores VASIMR

Su investigación, publicada en la prestigiosa revista Scientific Reports, utiliza el conocido "problema de Lambert" para calcular trayectorias que permiten a una nave, como el Starship de SpaceX, cubrir la distancia en un plazo radicalmente más corto.

no una, sino Dos naves

El corazón de su propuesta reside en un diseño logístico minucioso: dos naves tripuladas y cuatro de carga que se repostarían en la órbita terrestre baja antes de iniciar la travesía. Las naves tripuladas necesitarían 15 recargas, lo que implicaría 45 lanzamientos del Starship Superheavy para cumplir con los requisitos de la misión. Este despliegue logístico, aunque ambicioso, está dentro de lo que SpaceX podría alcanzar en semanas, si se cumple su objetivo de lograr mil lanzamientos anuales.

El plan incluye el uso de tecnologías de in situ resource utilization (ISRU), como reactores Sabatier y electrólisis de agua marciana para generar combustible en el propio planeta. Con 1.500 toneladas de propelente generado localmente, las naves estarían listas para emprender el regreso, culminando así un ciclo que, según Kingdon, puede realizarse sin los riesgos acumulativos que traen consigo los viajes prolongados.

Esta aproximación no solo disminuye los riesgos físicos como la pérdida ósea o la posibilidad de desarrollar cáncer —riesgos que aumentan proporcionalmente con el tiempo en el espacio, sino que también reduce el impacto psicológico y logístico sobre la tripulación. Si Kingdon tiene razón, el paradigma de los viajes a Marte podría experimentar un cambio radical, al hacer viable una misión rápida con tecnologías ya disponibles o en desarrollo inmediato.

Críticas a la propuesta

De acuerdo al plan de Kingdon, la viabilidad del viaje no depende de una hipotética mejora futura, sino de la optimización extrema de los medios actuales. Una de las claves, por ejemplo, es aprovechar los momentos exactos en los que las órbitas de Marte y la Tierra permiten la máxima eficiencia de la trayectoria, una práctica ya conocida pero ahora empujada al límite.

Desde luego, su propuesta no está exenta de controversia. Hasta ahora, la NASA ha considerado imprescindible el uso de nuevas formas de propulsión para acortar estos trayectos, como demuestra su interés en motores nucleares térmicos o eléctricos, opciones que aún se enfrentan a obstáculos regulatorios, de desarrollo y de implementación. Según documentos internos de la agencia, los sistemas nucleares son considerados los únicos con el potencial de permitir viajes tripulados de corta duración.

Mientras algunos expertos aplauden el enfoque pragmático del estudio, otros se muestran escépticos ante la logística que implica semejante operativo, así como las exigencias extremas para los equipos de lanzamiento. No obstante, esta no es la primera vez que una idea ambiciosa desafía el statu quo solo para convertirse, años después, en estándar operativo.

Quizás lo más revelador del estudio de Kingdon no sea tanto la cifra de 90 días, sino su mensaje implícito: no siempre es necesario esperar a que llegue el futuro. A veces, basta con mirar con otros ojos lo que ya tenemos a nuestro alcance. Así, mientras la comunidad científica debate sobre los riesgos y la factibilidad del plan, lo cierto es que esta nueva mirada podría acelerar, por fin, nuestro primer gran salto interplanetario.



via Sergio Parra https://ift.tt/9IKqXZ5

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