Carlos Alvarado Quesada es presidente de Costa Rica desde mayo de 2018. En este país centroamericano de cinco millones de habitantes, que alberga el 6% de la biodiversidad del planeta, la cuarta parte del territorio está protegida. En 2019, Costa Rica recibió el premio Campeones de la Tierra, el máximo galardón ambiental de Naciones Unidas, por su papel en la protección de la naturaleza y sus esfuerzos para promover la descarbonización de la economía y combatir el cambio climático. Como director de ‘National Geographic España’ pude hablar en Nueva York con el presidente costarricense cuando fue a recoger el premio en nombre de su país durante la Cumbre sobre la Acción Climática en septiembre de 2019. La entrevista ha tenido continuidad posteriormente a través del correo electrónico.
National Geographic: ¿Qué significa para usted y para su país el premio de Naciones Unidas?
Carlos Alvarado: En primer lugar, me genera mucho orgullo y mucha felicidad, porque es para todo el país. No para una persona, o una administración o una iniciativa, sino para el esfuerzo de todo un país. Eso tiene una enseñanza, que es la consistencia en el tiempo. Lo que hoy Costa Rica está logrando en materia de ambiente es fruto del trabajo anterior de muchas personas.
Hace 70 años se tomó la decisión de avanzar en la línea de las energías limpias y renovables, sobre todo la hidroeléctrica, luego la geotérmica y después la eólica. Hace 50 años se tomó la decisión de avanzar con un modelo de parques nacionales, luego en los 80 con áreas de conservación, y posteriormente con sistemas de pagos a servicios ambientales para la protección de bosques de zona privada. Todo eso hace que hoy, décadas después, podamos tener casi el 99% de energías limpias y renovables y una cobertura forestal del 52% de nuestro territorio. Lo que hagamos hoy va a tener una incidencia decisiva dentro de 20 o 30 años. El premio a Costa Rica demuestra que decisiones valientes que se tomaron tiempo atrás no solo han permitido el crecimiento económico sino también la sostenibilidad.
¿Cómo han logrado alcanzar un 52% de cobertura forestal?
En el siglo pasado, desde la década del 50 hasta 1980, hubo un fuerte proceso de deforestación. El país pasó de más del 70% de cobertura forestal a un 20%. Por la ganadería y por la extensión de cultivos. Eso estaba acabando con nuestros ecosistemas y se apostó por la reforestación. En aquel momento se dijo que era imposible, que iba a destruir el desarrollo económico de una economía agrícola, pero se apostó por la conservación como una forma no solo de proteger el ambiente sino de desarrollar la economía con el ecoturismo. Se crearon los primeros parques nacionales, se generaron corredores biológicos, se hicieron áreas protegidas y, luego, áreas de amortiguamiento: con un impuesto a los combustibles fósiles se le paga a los propietarios de tierras privadas por servicios ambientales. Hay un incentivo para que conserven su bosque.
¿Considera que la crisis climática es uno de los mayores retos que afronta nuestra generación?
Sí. En mi discurso de toma de posesión, lo dije tal cual: es el reto más grande de nuestra generación. Hay muchas cosas que hay que hacer. Tenemos que luchar contra la pobreza. Tenemos que expandir la inclusión de todo tipo. Tenemos que reducir las brechas de género y luchar contra cualquier tipo de discriminación. Tenemos que hacer todo eso, pero que logremos resolver la crisis climática es lo que permite prolongar la humanidad, que sigamos en la lucha. La crisis climática tiene la condición de que, de no resolverse, puede convertirse en el fin del juego. Y por eso esta generación tiene una enorme responsabilidad. Es la generación de la historia de la humanidad que decide si esto sigue otros 50.000 años o se para. Es un momento de inflexión en la historia de la humanidad. Hay que resolverlo colectivamente.
¿Y es optimista? ¿Cree que llegaremos al 2050 habiendo logrado dar los pasos adecuados?
Sí, soy optimista. Pero soy optimista por tener los pies en la tierra, porque veo a mi país y digo: ¡Sí, sí se puede, se ha hecho! Lo que nosotros venimos a hacer es a demostrar que es posible.
Costa Rica es un país pequeño, con cinco millones de habitantes. ¿Cree que su caso puede ser una referencia para otros países?
Sí. Cada uno tiene que hacer su propio camino, pero el que nosotros hayamos andado ya parte del nuestro dice que sí se puede. Somos un país de renta media; otros países con más recursos lo pueden emprender y de una forma rentable. Creo también que hay ejemplos de países que, aun siendo coproductores de petróleo, entienden que el futuro no está ahí, y están generando inversiones para construir ese otro futuro.
¿Qué lecciones debemos aprender de la pandemia del coronavirus relacionadas con el futuro del planeta?
Que no debemos dar nuestro planeta por sentado. El mundo tal y como lo conocemos está cambiando a velocidades cada vez más aceleradas. Actuar ya es imprescindible para que nosotros, y nuestros hijos y nietos, podamos tener un hogar seguro y saludable en el cual vivir. Es una responsabilidad intergeneracional y con la historia de la humanidad misma.
La pandemia tomó por sorpresa al mundo entero, y encendió las alarmas del último chance que tenemos para reducir los impactos del riesgo inminente que representa el cambio climático para la supervivencia de la humanidad, dadas las consecuencias que este tiene sobre la vida de las personas, los ecosistemas y los sistemas productivos.
Nos estamos quedando sin tiempo para actuar, y nuestra generación no puede seguir postergando las acciones urgentes en la lucha contra el cambio climático; si no hacemos nada, seremos responsables del mundo que le estamos dejando a las generaciones que vienen detrás.
En la región centroamericana ya hemos sido testigos de los efectos de la crisis climática. Recientemente, a finales del año anterior, en medio de la lucha contra la pandemia, vivimos los embates de los huracanes Iota y Eta, que golpearon fuertemente las costas de nuestros países vecinos.
¿Cree que, tras la pandemia, el mundo puede estar mejor preparado para luchar contra los efectos del cambio climático y aplicar las medidas necesarias para proteger nuestro planeta?
El reto que tenemos los países en desarrollo que día a día enfrentamos en nuestros territorios y comunidades los efectos de la crisis climática, es unir las voluntades de los países desarrollados, y crear un frente común que permita la movilización de recursos orientada a la cooperación para apoyar las acciones que buscan contrarrestar sus efectos sobre el desarrollo humano, y de esta manera reducir la desigualdad e incidir en el crecimiento económico.
¿Qué espera de la colaboración internacional en este ámbito?
Lo que esperamos es la solidaridad máxima y la respuesta global del multilateralismo. La movilización de recursos de los países desarrollados a los países en desarrollo es clave, ya sea mediante fondos no reembolsables, o por canjes de deuda por naturaleza, canjes de deuda por descarbonización o por resiliencia y adaptación al cambio climático. Estos apoyos son fundamentales para países como Costa Rica, que tienen un histórico liderazgo en materia de protección ambiental, y que enfrenta el reto de un reducido margen fiscal y poco espacio para el endeudamiento.
En una reciente conversación que sostuve con el presidente electo de Estados Unidos, Joseph Biden, le alerté de las dos amenazas que enfrenta la región: las devastadoras consecuencias económicas y fiscales producto de la pandemia y el cambio climático, que intensifican los fenómenos migratorios en Centroamérica. Le propuse un multilateralismo solidario y efectivo para lograr una reconstrucción económica verde y resiliente, y en ese espacio Estados Unidos jugará un papel importante. Puede contar con Costa Rica para acometer esta urgente tarea.
En la línea del multilateralismo y la solidaridad entre naciones, el año anterior lanzamos la iniciativa costarricense “Fondo para Aliviar la Economía COVID-19”, que permitiría generar un fondo con el 0,7% del Producto Interno Bruto (PIB) canalizado a través de uno o varios bancos multilaterales de desarrollo, que busca el financiamiento extraordinario para países en desarrollo, incluidos los de ingresos bajos y medios, para que puedan acceder a créditos con mejores condiciones para responder a la crisis y mantenerlos encaminados para el cumplimiento de la Agenda 2030 y los ODS.
El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, participó en julio de 2018 en un encuentro sobre el proyecto Paacume, un programa de abastecimiento de agua para Guanacaste administrado por el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara) de Costa Rica.
¿Cómo ha afectado la pandemia del coronavirus a los planes de Costa Rica en materia medioambiental?
La pandemia del COVID-19, más que afectar al avance de nuestras metas, nos ha reafirmado en la necesidad de trabajar para que Costa Rica logre una recuperación económica sostenible. Nos ha enseñado que los gobiernos debemos repriorizar acciones, que vengan en línea con una recuperación económica verde y azul. Esta pandemia ha develado los vínculos reales entre salud, ambiente y bienestar, y que es posible tomar decisiones y hacer política pública centrada en el bienestar de las personas.
¿Cuáles han sido los principales logros de su país durante el último año en materia medioambiental?
Transversalizar nuestro modelo de descarbonización en nuestro sistema de políticas públicas ha sido uno de los grandes logros hasta el momento en nuestra administración. Que cada vez más elementos de descarbonización se incorporen en elementos de planificación ha sido parte del trabajo de los cimientos para llegar a ser un país emisiones netas cero en el 2050. La ruta para lograr estos objetivos es nuestro Plan Nacional de Descarbonización, que fue presentado en el año 2018 y fue el primero en su tipo desde la firma del Acuerdo de París.
El financiamiento de la primera etapa de la crisis humanitaria de la pandemia a partir de los impuestos de los combustibles fósiles y del no descenso de sus precios, sino de su mantenimiento, para tener espacio de recursos y direccionarlos hacia una fase de primera respuesta de urgencia y necesidad de la población más vulnerable también fue fundamental.
Implementamos un apoyo a las poblaciones más vulnerables, como grupos de mujeres rurales, con el programa “Más Mujeres Más Natura”, que permitió que las propietarias de fincas conservaran el bosque durante esta primera oleada de la crisis y recibieran una transferencia a través del sistema de protección social y los programas de Agricultura y Ganadería Pro-Clima. Estos esfuerzos, que se generaron en conjunto con ONGs para que los productores rurales siguieran implementando técnicas de producción sostenibles y resilientes al clima, fueron clave, lo que también contribuyó a seguir esquemas de protección social con visión de empleos verdes.
Gracias a los compromisos asumidos por el Plan Nacional de Descarbonización, logramos tener acceso a recursos frescos a través de un préstamo basado en políticas públicas, que representó un importante apoyo presupuestario para atender la crisis causada por la pandemia.
También avanzamos en la infraestructura de recarga eléctrica, que es un paso importante para la electrificación de nuestro sector transporte con miras hacia la descarbonización.
¿Cuáles son los retos principales que se ha fijado Costa Rica en materia medioambiental?
Nuestra hoja de ruta es el Plan Nacional de Descarbonización 2018-2050. Con este plan nos hemos trazado el camino para una Costa Rica competitiva, moderna y eficiente, con el cual esperamos tener, de cara al año 2050, una nueva generación que será beneficiada de vivir y crecer en un país sostenible, sano y solidario.
La adecuada implementación del Plan Nacional de Descarbonización le aportaría a Costa Rica más de 41.000 millones de dólares en beneficios netos, aun después de pagar los costos de las inversiones necesarias para tener un transporte moderno y electrificado, mejores prácticas agrícolas y ganaderas y la restauración y protección de ecosistemas clave.
Este es el hallazgo central del estudio “Costos y beneficios de la descarbonización de la economía de Costa Rica", realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación RAND, la Universidad de Costa Rica y la Dirección de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Energía presentado el pasado mes de noviembre del 2020.
Los retos que enfrentamos se deben contextualizar en momentos en que el país tiene un reducido margen fiscal:
- La descarbonización del sector transporte, no solo a nivel de cambio de tecnologías hacia la electrificación, sino también en el esquema de movilidad, para hacerlo más sostenible y multimodal.
- La electrificación del sector industrial (electrificación de calderas); aunque es poco, es importante a nivel de generación de emisiones.
- Tener y mantener costos competitivos de electricidad.
- Seguir impulsando la transformación de la producción en el sector agropecuario, hacia prácticas de agricultura de precisión y agricultura climáticamente inteligente, e implementar esquemas de transición laboral justa.
- Ampliar el área de protección de los ecosistemas de nuestros océanos y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza.
Costa Rica acaba de recibir 54,1 millones de dólares del Fondo Verde del Clima por sus resultados en la lucha contra la crisis climática. ¿Qué significa este reconocimiento para su país y su gobierno?
Costa Rica se convirtió en el primer país centroamericano en recibir fondos no reembolsables de parte del Fondo Verde para el Clima, por sus exitosos resultados en materia climática, al haber reducido las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la deforestación en el período 2014-2015. Gracias a este logro de país, la Junta Directiva del Fondo Verde del Clima aprobó 54,1 millones de dólares en fondos no reembolsables que dará a Costa Rica bajo la modalidad de “pago por resultados”.
Este pago es muy importante porque reconoce el esfuerzo de la sociedad costarricense -en especial de los propietarios de bosques, ya sean de naturaleza pública o privada- por conservar y aumentar dichas áreas boscosas. También es un reconocimiento a las políticas públicas que ha puesto en práctica el país y que se han derivado en programas tales como el de Parques Nacionales y Áreas Silvestres Protegidas y el de Pago por Servicios Ambientales.
Es un impulso al Plan de Descarbonización, reconociendo el ejemplo del esfuerzo de Costa Rica, que demuestra que mediante acciones basadas en la naturaleza se puede seguir creciendo económicamente, sin menoscabo de los recursos naturales.
Costa Rica firmó el pasado mes de diciembre un acuerdo que le permitirá recibir 60 millones de dólares durante los próximos cinco años en reconocimiento a la protección forestal y a la reducción de emisiones que realizan miles de familias, comunidades y entidades públicas propietarias de terrenos con bosques. Los fondos vienen del Acuerdo de Pago por Reducciones de Emisiones con el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques, conocido como ERPA (Emission Reduction Purchase Agreement, por sus siglas en inglés), entre el gobierno de Costa Rica y el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF), que es administrado por el Banco Mundial.
¿En qué medida cree que la toma de conciencia de los medios sobre el cambio climático o la crisis climática puede ayudar? Y se lo pregunto también como persona con formación en comunicación.
Creo, como estudioso de la comunicación, que este puede que sea uno de los momentos más importantes para el periodismo, que ha tomado un valor fundamental, sobre todo frente a las redes sociales.
El periodismo nació porque los ciudadanos de las sociedades más democráticas y que empezaban a industrializarse necesitan elementos para decidir en la esfera pública. Por eso la base democrática del periodismo. Hoy, los ciudadanos tienen que seguir decidiendo, pero en un contexto donde hay cada vez más desinformación. Entonces, el rol central del periodismo como garante de veracidad y como fuente para el ciudadano para tomar decisiones, eso es más importante que nunca. Hoy, los mandamientos del periodismo -balance, objetividad, veracidad, ética- son para ser cumplidos. No solo para ser enseñados. Porque cumplir eso significa cumplirle a la democracia, cumplirle a la sociedad.
La profesión del periodismo se ha vuelto más interesante, más necesaria, y lo difícil es cómo hacer hoy sostenible el negocio. Ese es el tema, cómo valorizar la buena información que hace a un ciudadano tomar buenas decisiones.
¿Qué buenas noticias espera para este año 2021?
El 2020 lo cerramos como uno de los primeros países en iniciar la aplicación de la vacuna contra el COVID19, y en este 2021 esperamos terminar esta tarea con toda la población.
Apuntamos a que se adopte el nuevo marco post 2020 sobre protección de la biodiversidad con la meta del 30x30 (30% del territorio global terrestre y 30% del territorio marino bajo esquemas de protección, en el año 2030). Esto, en el marco de la COP15 del Convenio sobre Diversidad Biológica, iniciativa que impulsa Costa Rica junto a Francia y otros países a través de la Coalición de Alta Ambición (HAC por sus siglas en inglés).
Esperamos también la adopción en la COP26 de Cambio Climático de un paquete de soluciones claves para el proceso de implementación del Acuerdo de París, especialmente en el artículo 6 sobre mercados de carbono y en el artículo 13 sobre el esquema de reporte de transparencia. Además de la captación de recursos económicos para la adaptación y el establecimiento de una nueva meta global para el financiamiento climático.
Por otro lado, tenemos la meta de que más empresas se unan a la transformación y descarbonización, asumiendo el compromiso de Race to Zero.
Una versión reduccida de esta entrevista fue publicada en la edición impresa de National Geographic España de febrero 2021.
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