Con sus gargantas y sus valles profundos, esconde sobrecogedoras vistas que te recomendamos disfrutar al amanecer o con la puesta de sol. Recorremos el curso del río para disfrutar de los mejores paisajes…
Les Orgues de Bort
BORT LES ORGUES
Este famoso paraje natural, a 789 metros de altitud, ofrece extraordinarias vistas de la ciudad de Bort-les-Orgues, el valle del Dordoña y los montes de Auvernia.
Recorre el sendero hasta el mirador y las mesas de orientación. Tomarás conciencia de la inmensidad de estos grandiosos paisajes.
Mirador de Gratte-Bruyère
Suspendido a 200 metros sobre la confluencia entre el Dordoña y el Sumène, las vistas sobre el curso de agua que serpentea entre los bosques te dejarán sin aliento. Un pequeño y tranquilo paraíso natural
Un pequeño desvío del Maronne, afluente del Dordoña, rodea los vestigios de las torres de Merle. El circuito a pie de 11 kilómetros permite contemplar esta ciudad medieval desde todos los ángulos.
Sube a bordo de una gabarra, embarcación tradicional para transporte de mercancías, y admira las vistas de los muelles y la capilla de los Penitentes en Beaulieu-sur-Dordogne.
A 130 metros sobre el Dordoña, estos jardines esconden algunas maravillas. Imagina 150.000 bojes podados formando sinuosos caminos, encinas de formas extravagantes, cipreses adornando las terrazas… Además de las composiciones diseñadas con el estilo de la escuela Le Nôtre, los jardines ofrecen un espacio de juegos a la antigua y un laberinto para deleite de los más pequeños.
Se trata de uno de los lugares más grandiosos sobre la ribera del Dordoña, también declarado como uno de «los pueblos más hermosos de Francia». Beynac-et-Cazenac está situado a los pies de un acantilado de 150 metros coronado por una impresionante fortaleza. Desde arriba se disfruta de unas vistas de vértigo del valle y sus castillos.
A pocos kilómetros, no te pierdas la visita del castillo de Milandes, donde vivió sus últimos días Joséphine Baker. Desde allí, tendrás otro punto de vista del valle.
Pueblo conocido por su famoso «cingle»: un meandro del Dordoña que podemos admirar desde lo alto del mirador de Rocamadou. Contempla sin prisas este extraordinario paraje natural ¡el espectáculo es grandioso!
Encaramado en una colina que domina el valle del Dordoña, el castillo de Monbazillac bien merece hacer un alto en la ruta de los vinos de Bergerac. Desde el camino que lleva hasta él disfrutarás de las mejores vistas del castillo y desde las terrazas gozarás con la vista del mar de viñas.
Este emblemático elemento arquitectónico de Saint-Emilion es el epicentro de las celebraciones de la Jurade (la cofradía de los Vinos de Saint-Emilion). Desde el torreón, la ciudad medieval y sus viñedos, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se despliegan ante nosotros en agradecimiento a los 118 escalones que hay que subir.
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