A menudo desconocida y oculta tras siglos de historia, existe una alternativa a la ruta oficial del Camino de Santiago que atraviesa el corazón de Rioja Alavesa. Un itinerario que antaño transitaron reyes y nobles y que aún hoy continúa siendo un recorrido repleto de encantos entre el verde y el dorado de las llanuras alavesas y uno de los 18 senderos que la Ruta del Vino de Rioja Alavesa promueve en el territorio.
Desde paseos familiares hasta trayectos dirigidos a un público general e incluso algunos destinados a los más expertos, se trata de una forma única de descubrir los maravillosos paisajes de viñedos infinitos de la comarca, sus gentes y su gastronomía.
Desde Francia hasta Roncesvalles atravesando los Pirineos y de allí a Logroño, Burgos y León, Astorga, Sarria y Arzúa para finalizar en Santiago de Compostela. El denominado Camino Francés es, indudablemente, la ruta jacobea más conocida y frecuentada. Lo que pocos saben es que existe, dentro de esta, un recorrido alternativo, un sendero oculto entre la historia, los susurros de antiguas leyendas y un manto de color esperanza que hoy forman decenas de miles de hectáreas de viñedos.
Rioja Alavesa es una tierra de contrastes, un extraordinario entorno cambiante, donde cada estación presenta nuevos paisajes y que tiene la vid y el olivo como protagonistas indiscutibles. Una comarca para bebérsela con el mejor vino y descubrirla a pie a través de las numerosas rutas de senderismo que la Ruta del Vino de Rioja Alavesa propone con el objetivo de sacar el máximo partido de una visita a esta región.
Entre ellas, se encuentra un desdoble del Camino de Santiago que, en el siglo XIV, popularizó el joven príncipe navarro Carlos, quien terminaría reinando en Navarra como Carlos III El Noble. Concebido como un trayecto alternativo al oficial que, probablemente, tenga su origen en las inestabilidades políticas del territorio o la voluntad de los aristócratas de evitar a las masas de peregrinos de inferior clase. A pesar de haber perdido el protagonismo de hace dos siglos, continúa siendo hoy un interesante camino verde y dorado entre los valles guipuzcoanos y las llanuras alavesas, que constituye un eje común en el que la diversidad, lejos de dividir, enriquece al caminante.
Otras rutas y senderos
En un lugar de parajes infinitos como es Rioja Alavesa, son igualmente numerosas las opciones de descubrirlo. La Ruta del Vino de Rioja Alavesa ofrece hasta 18 senderos y rutas para conocer de una forma diferente los encantos de la comarca. Caminos diversos que entrañan bosques, lagunas, dólmenes, cuevas, ríos, ermitas, villas medievales, aves, cimas y un elemento tan singular como espectacular: un paisaje cambiante salpicado de viñas y olivos.
Desde paseos familiares que atraviesan espacios de esparcimiento hasta recorridos dirigidos a un público general, cuyo trayecto no requiere un excesivo esfuerzo, e incluso algunos destinados a los excursionistas más expertos por su dureza o distancia. Encontramos rutas como las de Samaniego, Leza o Navaridas, la Ruta del Dolmen, la Senda Verde de Bercijana o el Camino Natural del Ebro, entre muchas otras. Solo queda escoger el itinerario deseado, optar por una ropa cómoda, calzarse las botas y disfrutar de una gente auténtica y una exquisita gastronomía.
Más información en: https://turismo.euskadi.eus/rioja-alavesa/
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