jueves, 30 de enero de 2014

Viajes. Ruta entre abadías y castillos cátaros

Suaves colinas, campos de viñas y de girasoles, ríos cristalinos y pequeñas villas al pie de solemnes fortalezas dibujan el paisaje del Aude, el departamento francés que se extiende por la cara norte de los Pirineos. La zona toma su nombre del río Aude que la atraviesa. Sus aguas y afluentes han hecho de este lugar una tierra fértil y, como tal, habitada desde la prehistoria, aunque fue su esplendor medieval lo que la dejó sembrada de castillos y abadías. Erigidos la mayoría entre los siglos XI y XIV, son el eje principal de este viaje que toma como punto de partida Carcasona, la capital departamental. La Cité o villa amurallada de Carcasona es uno de los mayores atractivos del recorrido. Ubicada a las afueras de la ciudad moderna, su aspecto se debe a la reconstrucción que llevó a cabo el arquitecto Viollet-le Duc (1814-1879), del que este año se conmemora el bicentenario de su nacimiento con varias exposiciones en la ciudad. La Puerta de Narbona es el principal acceso a la Cité de Carcasona. Tras ella se despliegan encantadoras callejuelas que reproducen fielmente la fisonomía que tenía la ciudadela en la Edad Media. Casi todas ascienden hasta la catedral gótica de St-Nazaire y el castillo Comtal (siglo XII). No se puede abandonar la ciudad sin antes disfrutar de las vistas que ofrece el Paseo de las Lizas, el sendero que discurre entre el anillo doble de murallas y cuya longitud es de tres kilómetros. El Aude, además de ser una zona bendecida por la naturaleza y de considerable patrimonio, es una muestra de la joie de vivre, ese arte del buen vivir en el que Francia ha sentado cátedra. Ejemplo de ello es la siguiente etapa, Castelnaudary (41 km al oeste), otro puerto destacado del Canal du Midi y, junto a Carcasona y Toulouse, una de las patrias del cassoulet, el guiso estrella de la gastronomía regional. La Montaña Negra



via http://ift.tt/1fkn57R

No hay comentarios:

Publicar un comentario