Lo cierto es que uno se da cuenta inmediatamente de que los rasgos típicos del talante alemán, como el amor por la precisión y el orden, no desaparecen en absoluto cuando se abandona Munich para dirigirse un poco más al norte. Tan sólo al cambiar el panorama natural, los estereotipos empiezan a ser inadecuados. Viajando por este sugestivo paisaje llamado Baviera, a todos, quien más quien menos, nos invade fuertes impulsos salvajes y osadas fantasias. Alemania, se sabe, es el país de los paisajes de cuento, con sus montañas nevadas y sus casitas de madera salpicando un decorado espectacular.
Voy pensando en todo esto mientras contemplo los alrededores de la ciudad a la que estoy a punto de llegar: Regensburg (Ratisbona). En la Edad Media, la época de su mayor auge, Regensburg fue la población más importante del sur de Alemania.
Se encuentra en el punto más septentrional del Danubio y tuvo la inmensa suerte de que la Segunda Guerra Mundial apenas causó daños a la ciudad. Hoy su espectacular estado de conservación encandila a cualquiera. De hecho, sus extraordinarias calidades arquitectónicas y urbanísticas le valieron que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2006.
La vista más impactante de la ciudad se obtiene desde Steinerne Brücke (Puente de Piedra). Es del siglo XII y, con sus 335 metros de longitud, es una obra maestra de la ingeniería de la Edad Media. Preside la entrada al puente una espectacular puerta con una torre del reloj flanqueada por dos grandes edificios, antaño almacenes de sal, un producto al que Regensburg basó su prosperidad.
Cuando se cruza el puente, las vistas son igualmente soberbias: a ambas orillas del Danubio se han construido bellas mansiones sobre cuyos tejados asoman las torres gemelas de la catedral de San Pedro. Gótica, la catedral es del siglo XIII y es el monumento más imponente de Baviera.
En la parte sur del casco antiguo se levanta otro de los símbolos de la ciudad: Schloss Thurn und Taxis, la que fuera residencia de la familia de príncipes que en el siglo XVI fue pionera de los servicios postales por toda Europa y que gracias a ello amasó una gran fortuna. Puede visitarse: en su interior vale la pena contemplar la amplia colección de carruajes.
Otros muchos encantos nos regala esta ciudad. Pero lo mejor es descubrirlos pausadamente, a pie… Eso sí, no abandone la ciudad sin haber probado el Wels, un carnoso pescado del Danubio, y, claro, sus salchichas. Pruébelos en Wurstküche, cerca del Puente de Piedra.
CÓMO LLEGAR
Regensburg se encuentra a una hora de tren de los aeropuertos de Munich y Nuremberg. Munich se encuentra a 120 kilómetros de distancia y Nuremberg a 100.
QUÉ VER
Esta pequeña ciudad, apenas 150.000 habitantes, es perfecta para descubrirla a pie, sin prisas. Toda la ciudad es un Museo al aire libre pero hay cinco puntos destacados:
Puente de Piedra. Obra maestra de su época, alza desde hace nueve siglos sus arcos sobre el río Danubio.
Porta Praetoria. Construida por el emperador Marco Aurelio, fue antiguamente la entrada norte de la fortificación romana Castra regina, núcleo originario de la ciudad.
Catedral de San Pedro. Es la obra maestra del estilo gótico francés de Baviera.
Castillo Thurn und Taxis. La fortuna y el destino de la familia Thurn und Taxis marca de forma significativa la ciudad. Los príncipes de Thurn und Taxis inventaron el sistema postal de Europa en el siglo XV y convirtieron lo que era un monasterio en su residencia.
Estatua de Don Juan de Austria. Bárbara Blomberg, hija de un artesano, supo levantar el ánimo del emperador depresivo Carlos Quinto. Le dio un hijo que llamó Juan. En 1571 este Don Juan de Austria, concebido en Ratisbona, ganó la batalla de Lepanto y así se hizo héroe de su siglo.
REGENSBURG 2014
La exposición provincial bávara y el día del catolicismo. Un hito muy importante cultural es la exposición provincial bávara “Luis el bávaro. Somos emperadores” desde el 16 de mayo hasta el 2 de Noviembre. El motivo de esta gran muestra retrospectiva es el 700 aniversario de la elección real de Luis de Baviera en el año 1314 y la mirada a una época en las que muchas novedades fundamentales en lo político, económico y cultural plantearon interrogantes al panorama mundial. En base a objetos originales valiosos, reconstrucciones costosas y apelando a tecnología museológica de última generación, el visitante a la exposición puede obtener una impresión enriquecida sobre el poderío del duque bávaro, rey alemán y emperador romano Luis, vivenciando los vaivenes históricos entre 1300 y 1350, momento en que Baviera pasó a ser la región clave de Europa.
“Construyendo puentes con Cristo” es el lema del 99º día del catolicismo, que se llevará a cabo desde el 28 de mayo al 10 de junio de 2014 en Ratisbona. Se espera recibir muchos miles de visitantes, quienes participarán en espectáculos, seminarios, ruedas de discusión, conciertos y santas misas, además de cambiar la imagen de la ciudad durante una semana. Y también el lema “construir puentes” es una reminiscencia del más característico testigo del tiempo de Ratisbona, el puente de piedra, habiéndolo elegido no por casualidad, ya que con él como tema central, el Día del catolicismo 2014 buscará el intercambio con otras culturas y religiones.
Disfrutar, participar, vivenciar… un año pleno de momentos estelares
Como uno de los cinco festivales musicales y tradicionales más renombrados del mundo en cuanto a ejecución musical e instrumentos musicales de estilo histórico, se llevan a cabo en Pentecostés los Días de la música antigua. En esa oportunidad se ejecuta música desde la Edad Media hasta del período romántico, con los más diversos artistas de numerosos países. Como impresionantes espacios de conciertos se utilizan, por ejemplo, salas históricas.
Desde el 10 al 13 de julio el casco histórico se engalana de música de jazz, cuando el Fin de semana del Jazz ofrece conciertos gratuitos de diversos artistas en las plazas más vistosas y en los patios interiores del casco histórico.
Un momento absolutamente estelar lo brinda el Festival del castillo Thurn y Taxis del 18 al 27 de julio. Estrellas de todo el mundo llegan a la ciudad del Danubio, para presentarse en el patio interior del imponente castillo.
Quien quiera vivir de cerca la tradición bávara, no debe dejar pasar una visita al Dult de Ratisbona. La fiesta popular –que se lleva a cabo durante dos semanas en Mayo y dos semanas en Agosto– con sus dos carpas cerveceras.
MÁS INFORMACIÓN
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