Os propongo un viaje que no olvidaréis jamás en la vida. Comienza en Buenos Aires, la capital de Argentina, que bien merece unos dias de visita.
Tras haber disfrutado de ella hay que tomar un avión hacia la lejana ciudad de Ushuaia , capital de la Tierra del Fuego, y que comparte con la chilena Port Williams el honor de ser la urbe más austral del mundo.
La puerta de la América austral, o quizá del fin del Mundo, se aparece así en la pequeña ventanilla del aeroplano al aterrizar en el pequeño aeropuerto internacional de Ushuaia, sin ninguna duda el más meridional del Planeta.
El objetivo de este viaje es embarcar en un navío de la compañía chilena Australis y participar en uno de sus extraordinarios y míticos cruceros de expedición que, navegando desde Ushuaia hasta la ciudad chilena de Punta Arenas, recorren la ruta que siguió por estas latitudes el científico Charles Darwin a bordo del legendario Beagle.
La pequeña ciudad de Ushuaia cuenta con una población aproximada de 43.000 habitantes y está protegida por unas imponentes montañas que la empujan, de alguna manera, al mar. Vale la pena detenerse en ella para recorrerla y visitar algunos de sus lugares más emblemáticos, como por ejemplo la avenida Maipu, auténtica columna vertebral de la localidad y los museos del Fin del Mundo y el Yámana. En el primero se conserva una curiosa colección de historia natural, con aves disecadas, objetos relacionados con la población aborigen (como un ejemplar del primer diccionario yámana-inglés). El museo de los yámana ofrece una excelente visión del modo de vida que tenían los pobladores originarios de este rincón de América, y en él se explica cómo era posible que este pueblo patagón sobreviviera a un clima tan duro, especialmente si consideramos que apenas usaban ropa que los protegiera.
CRUZANDO EL CABO DE HORNOS
El check-in al crucero se realizó el día siguiente a la llegada a Ushuaia, entre las 10:00 y las 16:00 horas, en las oficinas que tiene la naviera en el citado puerto. Al llegar allí, el Vía Australis apareció majestuoso en las aguas frías del canal de Beagle. El que sería durante las siguientes jornadas un espacio de aventuras es un crucero diseñado especialmente para navegar por estas difíciles y frías aguas australes. Con una capacidad para un máximo de 136 pasajeros, construida en 2005, y con una manga de 71 metros, la nave dispone de dos salones para las reuniones y briefings antes de cada salida. Cuenta además con un amplio comedor, y en la cubierta superior una terraza desde donde disfrutar de las magníficas vistas y paisajes que ofrece la geografía más sudamericana.
El embarque comenzó a las 17:30 horas, y al poco tiempo la nave ya partía hacia el extremo más sur de América. A través del mítico canal de Beagle y del es- trecho de Magallanes, el objetivo propuesto era atravesar la Patagonia y la Tierra del Fuego desde Ushuaia hacia territorio chileno, y luego buscar, en dirección norte, la ciudad chilena de Punta Arenas.
Durante la primera noche, se realizó una breve parada en la población chilena de Puerto Williams para cumplimentar los trámites de entrada en las aguas jurisdiccionales de ese país. A lo largo del canal Murray y la bahía Nassau la navegación nocturna resultó muy tranquila. A primera hora de la mañana la cosa comenzó a moverse un poco, pues la nave se acercó al mar de Drake, donde se sitúan los límites del Parque Nacional del Cabo de Hornos.
A pesar del cielo plomizo y de la amenaza constante de lluvia hubo posibilidad de realizar el primer desembarco de la expedición, y qué mejor lugar que el cabo de Hornos.
En la actualidad, se encuentra en la isla chilena de Hornos, en el archipiélago de Tierra del Fuego.
Después de subir al faro y dar un breve paseo, se hizo una pequeña excursión al extremo sur de la isla de Hornos. En este enclave el viento sopla con fuerza, pero el encuentro con el monumento al Albatros, dedicado a todos aquellos navegantes y marinos que han perdido sus vidas intentando cruzar el cabo de Hornos, sin duda favorece la reconcilización con la naturaleza y la humanidad.
La tercera jornada de expedición nos sorprendió con un fantástico día soleado. Por la mañana se navegó por el brazo noroeste del canal de Beagle para ingresar y desembarcar en el fiordo Pía. Se hizo con las Zodiac en zigzag para esquivar los bloques de hielo hasta el punto exacto de desembarco, para luego realizar una excursión hasta un mirador desde donde se puede observar el glaciar homónimo, cuya lengua más importante se extiende desde lo alto del cordón montañoso hasta el mar.
El fiordo es de una belleza increíble, con el mar rodeado de bloques de hielo. Gracias a los rayos del sol, adopta un tono azul que sobrecoge. Las vistas son más que espectaculares; nos encontramos apenas a unos 300 metros de la lengua del glaciar, con un silencio sobrecogedor que solamente se rompe con los crujidos del hielo o cuando los bloque helados se parten y caen al mar. Allí vivimos uno de esos momentos especiales, difíciles de repetir.
La tripulación del Vía Ausralis nos invitó a tomar una copa de whisky con los hielos milenarios del glaciar. Un instante a todas luces maravilloso.
Por la tarde, tocó regresar a la nave principal y seguir la navegación hasta alcanzar el fiordo Garibaldi. Aquí parte del pasaje volvió a desembarcar para practicar una breve caminata a través de la selva fría patagónica, subiendo hasta la base de una cascada
de origen glacial. Desde este punto se puede apreciar el imponente paisaje. Para aquellos que permanecieron a bordo, el capitán del Vía Australis puso proa hacia el glaciar Garibaldi con el fin de
obtener la panorámica desde las cubiertas exteriores. Y ya por la noche, la navegación, con el pasaje de nuevo al completo, continuó la aven- tura. El Vía Australis puso proa hacia el norte.
PINGÜINOS Y CORMORANES
La navegación durante el cuarto día fue por el canal Cockburn hasta fondear en Chico. Desde las Zodiac la expedición se dirigió al fiordo Alakalufe, donde nos sorprendieron unas hermosas cascadas y los glaciares Piloto y Nena. Al igual que con otros glaciares hasta entonces vistos, llamó la atención el intenso azul que exhibía el glaciar Piloto, lo cual –aseguran los expertos– denota su estructura y antigüedad.
Gracias a las explicaciones de los guías que nos acompañaron en la expedición, fuimos aprendiendo numerosos aspectos relacionados con la geolo-
gía, la formación de los glaciares y su influencia en la abrupta geografía de los canales fueguinos.
Por la tarde de esa cuarta jornada el destino era el Parque Nacional Alberto de Agostini, donde los glaciares descienden desde el centro de la cordi-
llera Darwin. Algunos incluso llegan hasta el mar. Por supuesto, la curiosidad obliga a llevar a cabo un pequeño desembarco con los botes, para luego
realizar una suave caminata por el frío bosque hú- medo patagónico del parque nacional hasta llegar a las mismas puertas del glaciar Águila. El glaciar
Águila finaliza en una laguna generada por el deshielo del mismo, donde se funde la imagen del glaciar con su reflejo, una sobrecogedora escena al amparo de las imponentes montañas de la cordillera.
La espectacularidad de la naturaleza es de nuevo sublime. Cabizbajos y totalmente impresionados ante la espectacular experiencia, retornamos a la nave.
Por la noche se continuó la navegación por el estrecho de Magallanes. Y a primera hora del día siguiente, el quinto y último del crucero, llegamos a la isla Magdalena. Este lugar fue durante muchos años parada obligada para el abastecimiento de los primeros descubridores y navegantes. En la actualidad, la isla tiene denominación y protección como Monumento Natural. El objetivo de la defensa de esta área silvestre se centra, sobre todo, en la inmensa colonia de pingüinos de Magallanes, además del gran número de cormoranes y gaviotas que residen en ella.
Desembarcamos en Magdalena con las primeras luces del alba, y mientras iniciamos el camino el sol empezó a acompañarnos. Fue otro momento mágico del viaje. Miles y miles de pingüinos también parecían excitados. Algunos de ellos comenzaron a moverse, mientras otros se colocaron de cara al sol, o de espal- das, intentando absorber todo el calor posible.
El recorrido por la isla nos llevó hasta el faro, desde cuyo mirador se puede contemplar la enormidad de la increíble colonia de pingüinos que alberga esta isla. El sendero por el que transitamos estaba delimitado por una cuerda, para que el viajero no se saliera del camino, porque aquí la prioridad absoluta la tienen los pingüinos. Si ellos, en sus paseos, deciden cruzar el sendero, nosotros, los humanos, debemos cederles el paso. A pesar que nuestra estancia en la isla duró más de tres horas, se nos hizo corta. Aunque había que partir. La nave nos esperaba en nuestro camino hacia Punta Arenas, el fin del crucero. Llegamos allí al mediodía.
Después tuvo lugar el desembarco, la despedida de la Patagonia y el regresso a casa, vía Santiago de Chile y, de nuevo, Buenos Aires. Momentos para la reflexión
y para recordar un escrito de Charles Darwin sobre la Patagonia: “Al revivir imágenes del pasado —escri- bió— encuentro que con frecuencia se cruzan ante mis ojos las planicies patagónicas, empero las mismas son juzgadas por todos como las más miserables e inútiles. Se caracterizan sólo por cuanto poseen en negativo: sin habitantes, sin agua ni árboles, sin montañas, sólo poseen plantas enanas. ¿Por qué entonces —y el caso no es peculiar sólo para mí— tienden esas tierras áridas a tomar posesión de mi mente? ¿Por qué la más plana, más verde y fértil pampa, que es útil al ser humano, no produce igual impresión? Apenas me lo explico, pero en parte debe ser por el horizonte que aquellas dan a la imaginación”.
Gracias por tu curiosidad Charles Darwin.
Texto y fotos de Andres Magai
CÓMO IR
Aerolíneas Argentinas vuela desde Madrid todos los días de la semana al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini de Buenos Aires,. Desde Barcelona lo hace los lunes, martes, jueves, viernes y sábado.
De Buenos Aires a Ushuaia, esta misma compañía tiene múltiples conexiones a lo largo del día. Ya en Chile, de Punta Arenas a Buenos Aires, vía Santiago de Chile, la compañía SKY Airline dispone de un buen número de combinaciones.
QUÉ SABER
Documentación: Es necesario llevar pasaporte, con un mínimo de 6 meses de vigor. Para los ciudadanos españoles no es necesario visado.
Idioma: El español es el idioma oficial, aunque también resulta bastante habitual comunicarse en inglés.
Cuándo ir: La temporada de cruceros comienza en septiembre y se prolonga hasta el mes de abril.
DÓNDE DORMIR
Dependiendo de la llegada del vuelo a Buenos Aires, se puede pernoctar en la capital del tango o bien seguir vuelo hasta Ushuaia. Lo mismo ocurre en Santiago de Chile; en función de las conexiones se puede hacer una noche en la capital chilena.
En Ushuaia, el Hotel Las Lengas (www.laslengashotel.com.ar) se halla en la parte alta de la ciudad y desde sus terrazas se divisan unas espectaculares vistas del canal de Beagle. Las habitaciones resultan confortables y el restaurante destaca por su amplia carta.
DÓNDE COMER
La amplia variedad gastronómica de Argentina y Chile es muy difícil de resumir, sin embargo aquí recomendamos algunos de los lugares que des- puntan por la calidad de sus productos y el trato afable de su personal. En Buenos Aires, Siga la Vaca (www.sigalavaca.com), una cadena de restaurantes especializados en asados y carnes, y caracterizado por lo que llaman sistema de “Tenedor libre” o todo incluido.
En Ushuaia, el Bodegón Fueguino (www.tierradehumos.com/bodegon) es un restaurante centenario y considerado de visita obligada. Su carta se basa en comidas caseras típicas de Tierra del Fuego. La “picada” es su plato más conocido y consta de berenjenas, brochetas de cordero, centolla y ciruelas envueltas en bacon.
Durante los días que dura el crucero Australis, las comidas se realizan dentro del barco. Son muy variadas y de una calidad destacable. Los almuerzos son de bufé y las cenas de menú, con diferentes opciones a elegir.
MÁS INFORMACIÓN
www.australis.com
www.patagonia.gov.ar
www.aerolineas.com.ar
www.skyairline.cl
via Espíritu Viajero Administración http://espirituviajero.com/el-mejor-crucero-austral-del-mundo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario