Es innegable que el turismo sostenible está cada vez más en boca de todos. Sin embargo, la mayoría de viajeros no es todavía muy consciente de que sus desplazamientos y estancias en diferentes destinos dejan una huella ecológica que a veces es muy difícil de borrar. Cada día aparecen noticias en la prensa sobre iniciativas turísticas enfocadas a reducir residuos, a consumir menos recursos o minar el impacto de las actividades turísticas sobre el medio ambiente.
Una de las que últimamente más ha llamado la atención a nivel mundial es Travalyst, la propuesta liderada por el príncipe Harry de Inglaterra destinada a mejorar la conservación y protección del medio ambiente. Está claro que tener a una celebridad que conciencie sobre el turismo sostenible es importante (como lo hace Leonardo di Caprio desde hace años), aunque todavía queda mucho camino por recorrer y en nuestra opinión deben ser las empresas turísticas y los propios viajeros los que den el paso a través de pequeños grandes gestos para ayudar al planeta.
Turismo sostenible, pequeños grandes gestos para ayudar al planeta
El Duque de Sussex hacía un alegato muy interesante sobre el turismo sostenible afirmando que «viajar tiene el incalculable poder de abrir la mente de las personas a diferentes culturas y nuevas experiencias y permite desarrollar una profunda apreciación de lo que nuestro mundo tiene para ofrecer. A medida que el turismo crece imparable, es de vital importancia acelerar la adopción de prácticas sostenibles en todo el mundo, que además permitan equilibrar este crecimiento con las necesidades del medio ambiente y la población local. Reunir a empresas, consumidores y comunidades es nuestra mejor oportunidad para proteger los destinos turísticos y ecosistemas para las generaciones futuras».
El problema parte muchas veces de que estas afirmaciones se quedan habitualmente en agua de borrajas o simplemente no se predica con el ejemplo. El propio nieto de la reina Isabel II fue muy criticado este mismo verano por viajar a Ibiza y la Costa Azul en jet privado, lo cual contradice los principios que proclama con su nuevo proyecto.
Buenas prácticas para reducir la huella ecológica e incentivar el turismo sostenible
WWF, que es la mayor organización conservacionista independiente en el mundo, define huella ecológica como «la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, representada por la superficie necesaria para producir los recursos y absorber los impactos de dicha actividad. Esta superficie suma la tierra productiva (o biocapacidad) necesaria para los cultivos, el pastoreo y el suelo urbanizado, zonas pesqueras y bosques el área de bosque requerida para absorber las emisiones de CO2 de carbono que los océanos no pueden absorber».
Queda mucho camino por recorrer a la hora de reducir la huella ecológica de nuestros viajes, pero con una serie de recomendaciones los viajeros podemos marcar la diferencia:
- Hacer un uso adecuado del agua, reduciendo el consumo innecesario de este bien escaso. Prácticamente en todos los hoteles y alojamientos hacen hincapié en este aspecto. No derrochemos el agua, ni cambiemos las toallas o sábanas cada noche.
- Ahorremos energía, ya sea utilizando aparatos de bajo consumo o apagando luces y aparatos eléctricos que no se estemos usando. Ya hay muchas empresas turísticas que sólo emplean energías renovables o incluso se autoabastecen. ¿Cuántas veces te has ido del hotel y has dejado el aire acondicionado a la calefacción puesta para estar a gustito a la vuelta?
- Conserva o protege los bosques, los animales y las plantas. Hay muchas actividades turísticas que tienen lugar en bosques, déjalos igual o mejor que los encontraste. No sólo se trata de no dejar residuos, sino que puedes ir recogiendo la basura que te encuentres en los senderos para luego separarla y echarla en los contenedores correspondientes. Evitemos que nuestras actividades dañen o interfieran con la naturaleza. Con los animales lo mismo, no permitamos ni participemos en la venta, tráfico, cautiverio ni exhibición de animales y plantas.
- Se activo en la prevención y eliminación de elementos contaminantes. Para eso es fundamental cambiar nuestros hábitos de consumo, por ejemplo, respecto a la utilización de plásticos. 8 millones de toneladas de plástico llegan cada año a los mares y océanos. El 70% queda en el fondo marino, el 15% en la columna de agua y el 15% en la superficie, así que lo que vemos es sólo la punta del iceberg. Otro problema serio son las collillas de los cigarrillos. Se calcula que de los 6 billones de cigarrillos que se fuman en todo el mundo cada año, 4,5 terminan depositados en la naturaleza.
- Respetemos al máximo las áreas protegidas y evitemos prácticas que las pongan en peligro. Si estás visitando un parque natural o un área marina protegida evita salirte de los senderos y rutas marcadas, dejar residuos y realiza actividades sostenibles para que se preserven durante muchos años.
- Siempre que puedas utiliza el transporte público y evita los vehículos más contaminantes. La última corriente es el flyskam, o sentir vergüenza de volar en avión por la contaminación que provoca. Se calcula que cada día hay unos 120.000 vuelos en los que viajan 12 millones de personas en todo el planeta, lo que supone el 8% de las emisiones contaminantes del planeta. Dentro del sector turístico, los vuelos generan el 20% de la contaminación mundial.
Turismo ecológico, pero también responsable con la diversidad de culturas y desarrollo de la economía local
Otro tema fundamental cuando hablamos de turismo sostenible es que los propios viajeros no saben muy bien qué significa. Ya hemos hablado del respeto hacia el medio ambiente (una corriente que está muy en boga en todo el mundo), sin embargo, el concepto de turismo sostenible va mucho más allá.
Además, de luchar por reducir la huella ecológica de nuestras vacaciones, el turismo sostenible implica ser responsable con la diversidad de culturas y sobre todo con el desarrollo de la economía local. Esa frase manida de que «viajar abre la mente de las personas» se tiene que hacer realidad, especialmente cuando visitas lugares con distintas culturas y costumbres. Aquí van algunas recomendaciones al respecto.
- Cuida y respeta los monumentos y edificios históricos. Hay algunos que cada día son visitados por miles de personas, por eso es necesario limitar el acceso diario para ayudar a sus preservación. Hay casos como el de las Cuevas de Altamira en el que visitas una recreación de las mismas para evitar que se pierdan para siempre. Es importante respetar las normas que tiene cada uno de los monumentos. Piensa que no se rigen por caprichos, sino para que las futuras generaciones puedan disfrutar también de estos lugares únicos.
- Tú eres el de fuera, así que respeta la cultura y tradiciones de los sitios a los que viajes. Esto suele ser más sencillo si antes de viajar a un destino te informas sobre las costumbres del lugar que vas a visitar, de este modo, no ofenderás a los locales y, sobre todo, podrás comprenderles mejor e interactuar con ellos. Puede haber muchas expresiones o formas de comportamiento socialmente aceptados por nosotros que sean ofensivos o irrespetuosos con los locales. Trata de evitarlo en la medida de lo posible, pues tú eres el que se tiene que adaptar.
- No vale todo por una foto, no trates a los locales como si fueran un espectáculo o un número de circo. Antes de hacerles una foto pídeles permiso. No te dejes llevar por lo que hacen otros turistas, si no que interactua con la gente local para comprender su cultura y tradiciones.
- Paga un precio justo y no abusivo por tus compras. En muchas culturas está extendida la cultura del regateo. Hazlo siempre con una sonrisa en la boca y teniendo en mente el precio máximo que quieres pagar por un producto. Tampoco te pases regateando al céntimo, piensa que lo que para ti puede ser muy poco, para el vendedor es una cantidad importante.
- Compra productos locales y sé responsable. Se aprende mucho de la cultura de un país en los mercados y tiendas locales. Como ya hemos dicho con el regateo, sé respetuoso y empático con los comerciantes, seguro que te llevas muchas sorpresas agradables. Siempre que sea posible compra en este tipo de establecimientos o come en restaurantes locales, eso siempre ayuda a que la economía del destino repercuta en su propia gente. Si además, adquieres tus souvenirs en tiendas donde los productos no hayan sido producidos con explotación laboral mucho mejor.
Turismo responsable, el caso de Accor
Como hemos dicho antes, son las empresas turísticas y los propios viajeros los que deben dar el paso a través de pequeños grandes gestos para ayudar al planeta. Lógicamente, ese gesto tiene mucha más repercusión si es una empresa multinacional la que lo lleva a cabo. Por eso, nos gustaría destacar el caso de la cadena Accor Hotels que ya llevan 25 años trabajando en políticas de turismo responsable y han sido pioneros en medir su huella medioambiental.
Accor lleva mucho tiempo poniendo en práctica esa filosofía de que los pequeños grandes cambios pueden marcar la diferencia en materia ambiental y lo han llevado a cabo progresivamente en sus más de 4.600 hoteles repartidos en 100 países. De hecho, su lema afirma que «cada hotel es un planeta en si mismo» y para predicar con el ejemplo han creado un programa al que han llamado Planet21 con el que intentan concienciar a sus empleados y clientes. Vais a ver que muchas de las acciones de este plan ya las hemos mencionado más arriba en las buenas prácticas sobre turismo sostenible, así que vamos a repasar las más interesantes:
- El ahorro de energía, lavandería o agua al no cambiar la toalla cada día va destinado a la reforestación para reducir su huella ecológica. Desde que han implantado este programa se han plantado 7 millones de árboles en 28 países, logrando repoblar zonas completas. En España, en concreto, se han repoblado zonas con más de 12.000 ejemplares en Villacañas (Toledo) y en Valencia.
- Ante el desperdicio de alimentos de los clientes en buffets se han desarrollado planes de cálculo, reutilización, donación, productos de proximidad y otras medidas. Hay que tener en cuenta que cada año aproximadamente se desperdicia un 1/3 de toda la comida producida en el mundo, lo que se traduce en 3.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
- En los Accor Hotels se han creado cerca de 500 huertos urbanos en toda Europa, de los cuales 43 están funcionando en España.
- ¡Guerra al plástico! Fuera pajitas, cucharillas de plásticos, bastoncillos sólo a demanda o de cartón, bambú o cristal, desaparición de botes de gel por dispensadores… ya hemos visto que 8 millones de toneladas de plástico llegan cada año a los mares y océanos así que este tema es cosa de todos.
- Inversión en proyectos solidarios de colaboración con ONG o asociaciones locales bajo la fundación Accor Solidarity.
- Colocación de cargadores para coches eléctricos en algunos de sus establecimientos.
- Eventos para concienciar a sus empleados y clientes sobre el turismo sostenible. Cursos, eventos, juegos o talleres para que, por ejemplo, los niños tengan conciencia del despilfarro de alimentos, talleres de cocina con productos de proximidad, invitar a los clientes a visitar las cocinas para que vean como funciona todo lo que normalmente no se ve. Otro ejemplo es la APP “too good to go”, de descarga gratuita y que permite a distintos establecimientos restaurantes, hoteles, supermercados, tiendas de comida preparada vender el exceso de comida que les sobra al final del día. Accor Hotels también se han sumado a esta iniciativa.
Como ves falta mucho por hacer y todos hemos cometido errores en materia de turismo sostenible (nosotros los primeros). Toca ponerse la pilas y empezar a cambiar nuestros hábitos con esos pequeños grandes gestos para ayudar al planeta. ¿Vas a quedarte de brazos cruzados?
via Pau https://ift.tt/34QH11p
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